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La brutal miseria de ser niño en Sudáfrica, el país más rico del continente
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HAY CINCO MILLONES DE MENORES INFECTADOS POR EL VIRUS DEL SIDA

La brutal miseria de ser niño en Sudáfrica, el país más rico del continente

Un informe realizado por Unicef sobre la situación de los niños en Sudáfrica denuncia una vez más la enorme diferencia que existe entre lo posible y

Foto: La brutal miseria de ser niño en Sudáfrica, el país más rico del continente
La brutal miseria de ser niño en Sudáfrica, el país más rico del continente

Un informe realizado por Unicef sobre la situación de los niños en Sudáfrica denuncia una vez más la enorme diferencia que existe entre lo posible y lo real en este laboratorio de la economía africana. Los datos del estudio, que aún no se ha hecho público, son demoledores. En el país más rico del continente (524.000 millones de dólares de PIB frente a los, por ejemplo, 28, 22, 15 y 5 millones de sus cuatro estados vecinos, Botsuana, Mozambique, Namibia y Zimbabue) se baten records negativos: es el país del mundo que más muertes tiene por tuberculosis y sida (28% de los casos globales y, de ellos, un 25% en menores de edad). Es más, ser niño en el país más rico de África es estar condenado a vivir probablemente en la más absoluta miseria. Así lo denuncia el Times Live, periódico sudafricano que filtró recientemente el informe bajo un elocuente titular: ‘Misery’.

La sucesión de datos hablan por sí solos. Ahí van algunos de los más sorprendentes: “11,5 de los 19 millones de niños del país viven en la pobreza. De ellos, 10 millones dependen para su manutención de una ayuda gubernamental de 27 euros al mes”;  “cuatro de cada diez niños viven en hogares donde no hay nadie empleado, cifra que sube a siete de cada diez en la franja de pobreza extrema”; “hay cinco millones de niños con Sida. Se calcula que cada año nacen entre 250.000 y 300.000 niños con esa enfermedad heredada de sus madres”; “hay cuatro millones de huérfanos, de los que se calcula que al menos dos millones lo son por las muertes provocadas por el sida”.

Toda esta sucesión de números, que Unicef tacha de alarmantes para exigir “un plan gubernamental para acabar con esta situación”, chocan frontalmente con la realidad de un país con infraestructuras y números más cercanos al primer mundo que al vagón de cola. “Nunca he encontrado tanta miseria como la que vi en los guetos sudafricanos”, declaró el fallecido periodista y escritor polaco Ryszard Kapuscinski, uno de los mayores expertos que ha habido sobre la realidad social africana. Aquella frase a principios de la democracia, en la década de los 90, está hoy tan vigente como entonces pese a un crecimiento macroeconómico constante, que el Banco Mundial ha estimado en un 2,7% para 2012 y entre un 3 y un 4% para 2013 y 2014.

Programas de 60 niños para miles de afectados 

En la calle los casos están a la vista de todos. Realmente, sólo hay que visitar las townships (barriadas) de las ciudades del país para poner cara a esos números. En la bellísima y cuidada Ciudad del Cabo, Médicos sin Fronteras tiene programas con ONG locales para conseguir que algunos niños elegidos participen en programas deportivos, que obligan a seguir los tratamientos de antirretrovirales en niños. “El Circo de niños con sida es un programa que pretende que 50 niños acudan varias veces por semana a hacer ejercicio y preparar una función que recauda fondos para luchar contra la pandemia”, explican sus responsables.

El problema es que el programa es para 60 niños y sólo en la barriada de Khayelitsha hay miles de menores infectados. “En muchos casos, el bocadillo que les damos es lo único que comen esa día”, comenta Tamryn, una de las monitoras.

En la barriada de Soweto, una ciudad incrustada en Johannesburgo en la que viven más de cuatro millones de personas, pasear por algunas zonas es como cambiar de planeta (también hay diferentes clases sociales dentro de las townships). En la barriada de Elias Motsoaledi, un grupo de niños desarrapados juega en las calles. Hay dos chiquillos muy pequeños que se divierten manoseando unas botellas de plástico de leche. No hay ninguna persona mayor que les cuide. En realidad, en esta zona viven de enseñar a los turistas la miseria brutal de sus vidas. “Poner niños siempre ayuda”, reconoce el conductor que nos ha llevado hasta allí. Es la parte más terrible de la realidad sudafricana, la del círculo de miseria con el que nacen muchos niños hasta la muerte. “Está en las autoridades cambiar esta situación. Hay que hacer un mejor manejo de los fondos públicos”, dice Unicef. Dinero en la caja hay, al menos, para intentar paliar en parte esta brutal realidad.

Un informe realizado por Unicef sobre la situación de los niños en Sudáfrica denuncia una vez más la enorme diferencia que existe entre lo posible y lo real en este laboratorio de la economía africana. Los datos del estudio, que aún no se ha hecho público, son demoledores. En el país más rico del continente (524.000 millones de dólares de PIB frente a los, por ejemplo, 28, 22, 15 y 5 millones de sus cuatro estados vecinos, Botsuana, Mozambique, Namibia y Zimbabue) se baten records negativos: es el país del mundo que más muertes tiene por tuberculosis y sida (28% de los casos globales y, de ellos, un 25% en menores de edad). Es más, ser niño en el país más rico de África es estar condenado a vivir probablemente en la más absoluta miseria. Así lo denuncia el Times Live, periódico sudafricano que filtró recientemente el informe bajo un elocuente titular: ‘Misery’.

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