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“Muy pocas empresas españolas están aplicando la inteligencia competitiva”
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EL EXPERTO ALESSANDRO COMAI AVISA A LAS COMPAÑÍAS QUE DEBEN TENER ANTENAS EN OTROS PAÍSES

“Muy pocas empresas españolas están aplicando la inteligencia competitiva”

La expropiación de YPF ha desatado todo tipo de especulaciones sobre el papel que ha jugado la inteligencia española, tanto nacional como de Repsol, en la

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“Muy pocas empresas españolas están aplicando la inteligencia competitiva”

La expropiación de YPF ha desatado todo tipo de especulaciones sobre el papel que ha jugado la inteligencia española, tanto nacional como de Repsol, en la previsión del conflicto con Argentina, así como en la estrategia de resolución de la crisis. La inteligencia económica y competitiva es una de las asignaturas pendientes de las compañías españolas, pero también un territorio todavía poco explorado por nuestros servicios secretos, en comparación con otras potencias europeas como Francia.

“Muy pocas empresas españolas están aplicando la inteligencia competitiva, tal vez porque el tejido está compuesto fundamentalmente por pymes, con recursos limitados, que se sienten satisfechas con la información o análisis que les proveen sus observatorios y asociaciones sectoriales”, explica a en conversación con El Confidencial Alessandro Comai, director y fundador de Miniera, empresa especializada en inteligencia competitiva y vigilancia tecnológica, y uno de los expertos más destacados en la materia que operan en nuestro país.

Comai, profesor de la Universidad Pompeu Fabra, participó el jueves en una sesión del Aula de Liderazgo Público, organizada por Mas Consulting Group y la Universidad Pontificia de Comillas, dedicada a la inteligencia económica. Bajo la dirección de la periodista Virginia Ródenas, estas jornadas tendrán continuidad en otoño en forma de un posgrado universitario en el que también participarán oficiales del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional.

Este experto ha analizado en los últimos años en torno a 150 empresas, detectando un uso escaso de la inteligencia. “Un número reducido hacía operaciones orientadas al mercado, y solo un número muy pequeño hacía verdaderamente inteligencia competitiva de una forma sistemática”, señala. No obstante, matiza que España cuenta con una fortaleza en comparación con el resto de países de Europa: “Hay un entorno rico de asociaciones y centros tecnológicos que trabajan con sistemas de vigilancia e inteligencia. Encontramos observatorios en muchos sectores como el del mueble, la madera, las energías renovables, o el textil”.

A pesar de ello, echa en falta una mayor inversión de las grandes empresas: “Si la empresa es internacional debe tener antenas orientadas a captar los cambios de los países donde opera”. Es el caso de Repsol en Argentina, donde la expropiación ha puesto de relevancia la necesidad de contar con una buena información. En este sentido, resulta relevante que el director general de la petrolera en Argentina, Antonio Gomis, vendiera todas sus acciones, valoradas en 207.987 euros, en noviembre de 2011, justo cuando el representante del Gobierno de Cristina Fernández se opuso en el consejo de administración al pago del dividendo.

Contrainteligencia entre gobiernos y empresas

“Si tienes la antena, puedes interpretar la información de forma que sea provechosa para tu empresa. Se trata de tener la capacidad de recolectar información de manera sistemática y de crear una historia”, explica Comai, quien subraya el papel de la contrainteligencia para evitar fugas de datos confidenciales, así como el engaño o deception: “Empresas, gobiernos y organizaciones entran en un juego sofisticado de mensajes con el objetivo de que la contraparte tenga la percepción equivocada de lo que está ocurriendo”. De ello se ha jactado precisamente el Ejecutivo argentino, lanzando globos sonda sobre la nacionalización de YPF, mientras Repsol mantenía la esperanza de una solución dialogada con el gabinete de Fernández de Kirchner.

Para Comai, este tipo de inteligencia aporta un apoyo decisivo para resolver una crisis de estas características, pero también para evitar errores antes de que sucedan y alinear la estrategia de la compañía. Ése análisis incluye el uso de alianzas, como la búsqueda de apoyo de Repsol entre los fondos de EEUU que participan en su capital, o las gestiones del Gobierno español ante la Administración Obama, Bruselas o países de América Latina como México y Colombia.

Los servicios secretos se vuelcan en la economía

Y es que, en tiempo de restricciones presupuestarias y necesidad de proteger los intereses económicos nacionales, Comai apuesta por la cooperación entre servicios de inteligencia estatales y de la empresa privada, de modo que se puedan crear sistemas de inteligencia colaborativos. “La unión hace la fuerza”, recuerda, puesto que en este ámbito también existen duplicidades entre las diferentes comunidades autónomas.

De acuerdo con este experto, la inversión en inteligencia comprende desde los 50.000 euros que puede gastar una empresa mediana en un profesional dedicado a ello a tiempo completo, a los millones de dólares dedicados por el sector aeroespacial. “En sectores muy competitivos, tecnológicos, con inversiones enormes necesitan un conocimiento muy profundo”, sostiene. Mientras, los servicios nacionales, que ya no ocultan su renovado interés por la inteligencia económica, “pueden ser más eficientes, traducir su trabajo en exportaciones, inversiones directas o en la identificación de las áreas tecnológicas por las que debe apostar el país”.

La expropiación de YPF ha desatado todo tipo de especulaciones sobre el papel que ha jugado la inteligencia española, tanto nacional como de Repsol, en la previsión del conflicto con Argentina, así como en la estrategia de resolución de la crisis. La inteligencia económica y competitiva es una de las asignaturas pendientes de las compañías españolas, pero también un territorio todavía poco explorado por nuestros servicios secretos, en comparación con otras potencias europeas como Francia.