Arenas se sube a la ola de Rajoy para intentar aprovechar su última oportunidad

Sueña con una goleada (hasta 59 diputados); también le vale ganar por la mínima (55), pero necesita un triunfo -sí o sí- con mayoría absoluta. Es la última oportunidad de Javier Arenas para gobernar la Junta de Andalucía. Tras los tres fracasos anteriores, Arenas se vuelve a presentar con el aval de la victoria de Mariano Rajoy del pasado 20 de noviembre y animado por las encuestas que vaticinan un vuelco histórico en la comunidad andaluza tras 30 años de hegemonía del PSOE.

Arenas ha exhibido una campaña electoral de perfil bajo. Rechazó participar en el debate en Canal Sur del pasado 12 de marzo. El candidato del PP argumentó la condena de la Junta Electoral Central a la RTVA para rehusar un cara a cara con Griñán. El presidente de los populares andaluces tenía mucho más que perder que ganar en el encuentro. Los sondeos electorales posdebate le dieron la razón: esa batalla no le interesaba.

Si Arenas logra el triunfo, parte del éxito se lo deberá a su número 2, Antonio Sanz, secretario general del PP-A, figura clave para explicar el crecimiento de un partido hasta hace apenas un lustro sólo fuerte en los más importantes núcleos urbanos. Sanz, acaso el mejor guardián de las esencias arenianas, ha sido la voz, imagen y estrategia de toda la maquinaria del PP para difundir la presunta corrupción de altos cargos del PSOE con los ERE falsos. Dosificó la información con éxito para propinar el mayor daño electoral posible al Partido Socialista.

La entrada en prisión de Francisco Javier Guerrero disparó a juicio del PP el deseado asalto al Palacio de San Telmo. Arenas relacionó para su interés las corrupciones en los ayuntamientos de Marbella, Estepona y El Ejido. Para ello recordó que los escándalos en estos municipios supusieron la llegada al poder del PP con mayoría absoluta. “Cuando hoy se ven todos estos escándalos y momentos de dificultad, los andaluces dicen que mal, que mal, que venga el Partido Popular”, resaltó el presidente del PP en un mitin celebrado en Almería.

El presidente del PP siempre ha barajado varios Gobiernos en la sombra, con hasta tres nombres por puesto. Reducirá consejerías, incluirá independientes, tendrá en cuenta las cuotas territoriales y compensará a políticos que han trabajado en los años duros del chavismo. Es el caso de Esperanza Oña, alcaldesa de Fuengirola desde 1991 y portavoz del PP en el Parlamento andaluz, mujer confianza de Arenas, aunque en segunda línea de influencia sobre Arenas en comparación con Sanz. Oña, con más hambre de poder que el secretario general del PP, está lista para abandonar la política municipal y aceptar el encargo de Arenas para ser consejera o presidenta del Parlamento. Oña carece de feeling con Sanz, aunque Arenas  compensará a la alcaldesa con un cargo de postín en su hipotético Ejecutivo autonómico.

Javier Arenas ya probó el pasado mes de mayo el adelanto de la probable victoria del próximo domingo con el triunfo aplastante de Zoido. En el balcón de la calle San Fernando de Sevilla, la sede regional del PP, Arenas botó dos veces junto al flamante alcalde electo Juan Ignacio Zoido. Arenas quiere volver a repetir el salto con Zoido, Sanz y su equipo de confianza. Sería la victoria más deseada, complicada –hasta hace muy poco inverosímil– del PP. Si Arenas gana por mayoría relativa, volvería a contabilizar otro fracaso. El campeón no lo espera. Ni siquiera los más pesimistas de San Fernando.