Es noticia
PP y PSOE recrudecen su batalla ideológica por el aborto, la Iglesia y la Guerra Civil
  1. España
LA ECONOMÍA QUEDA RELEGADA EN EL DEBATE

PP y PSOE recrudecen su batalla ideológica por el aborto, la Iglesia y la Guerra Civil

Pese a la gravedad de la situación, la crisis económica está perdiendo terreno en la agenda pública a favor de otras materias de alto voltaje ideológico.

Foto: PP y PSOE recrudecen su batalla ideológica por el aborto, la Iglesia y la Guerra Civil
PP y PSOE recrudecen su batalla ideológica por el aborto, la Iglesia y la Guerra Civil

Pese a la gravedad de la situación, la crisis económica está perdiendo terreno en la agenda pública a favor de otras materias de alto voltaje ideológico. El aborto, la memoria histórica, el 11-M o el concordato con el Vaticano han regresado con fuerza al campo de batalla político, protagonizando la confrontación entre PSOE y PP. La celebración del Día Internacional de la Mujer y el aniversario de los atentados terroristas de 2004 no han hecho sino incrementar esta crispación en torno a asuntos ya debatidos con insistencia en los últimos años.

“Este 8 de marzo nos enfrentamos a una batalla ideológica de los Gobiernos del PP contra los derechos de las mujeres”, reza el manifiesto del PSOE con motivo del 8 de marzo, donde se concreta esta pugna por “el anuncio de la eliminación del derecho de las mujeres a decidir sobre su salud sexual y reproductiva, y en el ataque frontal que supone el real decreto ley de medidas para la reforma del mercado laboral”. Las  palabras de Alberto Ruiz Gallardón en el Congreso, denunciando una “violencia de género estructural contra la mujer embarazada”, acabaron de desatar ayer la indignación de la izquierda.

En el rifirrafe parlamentario, la diputada socialista Ángeles Álvarez replicó que la reforma del aborto persigue aplacar a sectores fundamentalistas mediante “la imposición al Estado de Derecho de una moral religiosa que tiene a sus espaldas la sistemática oposición a los derechos de las mujeres”. La controversia por la interrupción voluntaria del embarazo lleva décadas presente, marcando una línea divisoria entre izquierda y derecha. Una vez superados ciertos titubeos, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, con Bibiana Aído al frente de Igualdad, se decidió a aprobar una ley de plazos que contó con una firme oposición del PP y del ámbito religioso, con manifestaciones incluidas.

José María Aznar, María Dolores de Cospedal y Esperanza Aguirre fueron algunos de los dirigentes populares que marcharon en la calle contra la reforma. Ahora, son los socialistas y el resto de fuerzas de izquierda quienes se escandalizan con el proyecto de Gallardón: la etiqueta #violenciaestructural se convirtió en la principal tendencia de la red social Twitter. En respuesta a lo que  consideran un retroceso de 30 años, el PSOE pidió en el Congreso la revisión del concordato con el Vaticano.

En busca de un “laicismo positivo” que no fue prioridad cuando Zapatero ocupaba la Moncloa, reclamó que las confesiones religiosas paguen impuestos en igualdad de condiciones; una ley que garantice la “neutralidad religiosa” en espacios y actos públicos; así como acabar con los certificados de dominio que expide la Iglesia Católica.

Candado a la Oficina de Víctimas de la Guerra Civil

Tras más de siete años en el Gobierno, la modificación de los acuerdos con la Santa Sede se convirtió en febrero en una de las promesas más aplaudidas de Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato a la secretaría general del PSOE. Y la ofensiva legislativa de Gallardón ha supuesto el desencadenante perfecto para su debate en el Parlamento, aunque resultara evidente la mayoría absoluta del PP no permitiría su aprobación. Pero la batalla entre socialistas y populares por el aborto y la Iglesia se ha extendido a otros ámbitos como la memoria histórica.

El Gobierno se ha apresurado a cerrar la Oficina de Víctimas de la Guerra Civil, por lo que Ramón Jáuregui ha pedido la comparecencia, como no, del ministro de Justicia, quien parece haber abandonado su perfil más centrista para servir de ariete del Ejecutivo de Mariano Rajoy. El exministro de Presidencia registró además una iniciativa que exige mantener las subvenciones  a las asociaciones dedicadas a la memoria histórica, así como recuperar la citada oficina con el objeto de coordinar la localización y exhumación de fosas.

Polémica para el 11-M

En este marco de reafirmación de identidades ideológicas y morales de PSOE y PP se va a celebrar el recuerdo por los atentados del 11-M. Por un lado, los sindicatos han elegido esta fecha para manifestarse en contra de la reforma laboral del Gobierno, apoyados por el partido que lidera Rubalcaba. Y, por otro, el nuevo fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, ha dado alas a las teorías que cuestionan la verdad judicial sobre el suceso ordenando que se investiguen unos hallazgos de chatarra procedente de uno de los vagones.

Dado que la ansiada mejora económica sigue sin llegar, este tipo de enfrentamientos entre socialistas y populares puede desviar en parte la atención de la gestión de unos y otros, aunque no está claro que obtengan réditos en forma de votos o confianza. A priori, los ciudadanos centristas y menos partidistas tienden a huir de asuntos tan sumamente ideologizados, por lo que a Rajoy no le convendría apartarse de la economía para mantener el apoyo que recibió el 20-N. Por su parte, Rubalcaba debe volver a reunir a los votantes de izquierda que abandonaron al PSOE, aunque cabe recordar que sufrió una notable hemorragia de votos por el centro.

Pese a la gravedad de la situación, la crisis económica está perdiendo terreno en la agenda pública a favor de otras materias de alto voltaje ideológico. El aborto, la memoria histórica, el 11-M o el concordato con el Vaticano han regresado con fuerza al campo de batalla político, protagonizando la confrontación entre PSOE y PP. La celebración del Día Internacional de la Mujer y el aniversario de los atentados terroristas de 2004 no han hecho sino incrementar esta crispación en torno a asuntos ya debatidos con insistencia en los últimos años.

Iglesia