Urdangarín ofrecía regatas para niños ciegos a cambio de fondos para su fundación
Organizar regatas para niños ciegos con el fin de facilitar su integración social. Ése fue uno de los muchos reclamos utilizados por Iñaki Urdangarín y su socio Diego Torres
Organizar regatas para niños ciegos con el fin de facilitar su integración social. Ése fue uno de los muchos reclamos utilizados por Iñaki Urdangarín y su socio Diego Torres para recaudar fondos con destino a una fundación supuestamente altruista y solidaria, pero que servía en realidad de tapadera para desviar a paraísos fiscales una parte de los beneficios millonarios generados durante años por el Instituto Nóos y sus sociedades satélite.
Forzado en 2006 por su suegro, el rey Don Juan Carlos, a desvincularse de sus negocios, Urdangarín puso en marcha al año siguiente la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social para seguir captando fondos, esta vez tras la pantalla de una nueva entidad sin ánimo de lucro. Ahora no se trataba, como en el caso del Instituto Nóos, de ofrecer patrocinios deportivos y estudios de márketing, sino de vender filantropía a los departamentos de Responsabilidad Social Corporativa de las principales empresas. Y decenas de ellas, sobre todo tratándose del yerno del jefe del Estado, se apresuraron a comprar la mercancía.
La abundante documentación intervenida por la policía en el registro de la sede del Instituto Nóos revela los precisos planes del duque de Palma y su socio para seguir haciendo caja en organismos públicos y empresas privadas, ahora desde su fundación pretendidamente solidaria. Entre los miles de folios del sumario del caso Urdangarín aparecen unas notas manuscritas por el contable de la trama, Marcos Tejeiro, que desnudan la estrategia a seguir.
Donantes en especie
Lo primero que llama la atención al repasar esas notas es que Urdangarín y Torres no invirtieron un solo euro de su bolsillo para la puesta en marcha de la fundación. Bajo el epígrafe "Donaciones en especie", Tejeiro elabora para sus jefes una prolija lista de las aportaciones no dinerarias que iban a permitir el funcionamiento ordinario de la entidad. Desde los viajes del propio duque de Palma, su socio y otros empleados de la fundación (Iberia, Vueling, Air Europa, Spanair), a los hoteles donde se hospedaron (NH, AC, Meliá), pasando por el material de oficina e informático (HP, Epson) o los gastos de teléfono e internet (Telefónica, Ono, Jazztel).
A la hora de captar fondos para su fundación, Urdangarín y Torres hicieron un completo barrido empresarial e institucional. Bajo el epígrafe "Donantes", el contable de la trama escribe: "Administraciones Públicas: ayuntamientos, diputaciones, comunidades autónomas, Gobierno central. Semipúblicas: cámaras de comercio, patronales, federaciones, mutuas, Comité Olímpico Español. Bancos: BBVA, Santander, Banesto, Popular. Cajas: La Caixa, Caixa Cataluña, Caja Penedés, Caja Terrassa, Caja Sabadell, Caixa Laietana, Caixa Girona, Caixa Tarragona, Cajamadrid, Bancaja, CAM, Sa Nostra. Empresas: Catalana Occidente, Winterthur, Repsol, Iberdola, Abertis, Skoda, Inditex, Telefónica, Volvo, SGAE, KPMG, DKV, Cortefiel, Planeta, Samsung...".
255.000 euros en un año
La Fundación Deporte, Cultura e Integración Social recaudó, sólo en 2007, más de 255.000 euros. Entre los principales donantes de ese año figuran Telefónica (60.000 euros), la SGAE de Teddy Bautista (30.000), Repsol (25.000) o la Fundación Madrid 2016 (18.000 euros ese año y 72.000 en 2008), impulsada por Alberto Ruiz-Gallardón para promocionar la candidatura olímpica de la capital de España.
¿En qué invirtieron Urdangarín y Torres el dinero recaudado en 2007? "La Fundación ha desplegado una interesante labor fundamentalmente orientada a presentarse en sociedad y generar alianzas", se señala de forma genérica en la memoria de ese año, que añade que "se han desarrollado, en colaboración con entidades del tercer sector, diversas actividades de divulgación del deporte en beneficio de la integración social".
La memoria, sin embargo, no detalla cuáles fueron esas supuestas actividades. Tan sólo cita dos, y de forma muy vaga: "Un evento solidario dedicado al derecho a la educación para todos en el litoral de Valencia" y "una regata adaptada para discapacitados intelectuales y visuales cuyo objetivo fue la promoción de la igualdad social".
La Fundación Deporte, Cultura e Integración Social era a su vez propietaria de De Goes Center for Stakeholder Management, la sociedad tapadera creada por Urdangarín y Torres para desviar a paraísos fiscales una parte de los fondos captados por el Instituto Nóos. Fue así, según revela el sumario, como el dinero supuestamente recaudado para la ayuda a niños marginados y discapacitados acabó en Belice y otros paraísos fiscales, eludiendo el control de Hacienda.
Organizar regatas para niños ciegos con el fin de facilitar su integración social. Ése fue uno de los muchos reclamos utilizados por Iñaki Urdangarín y su socio Diego Torres para recaudar fondos con destino a una fundación supuestamente altruista y solidaria, pero que servía en realidad de tapadera para desviar a paraísos fiscales una parte de los beneficios millonarios generados durante años por el Instituto Nóos y sus sociedades satélite.