Los socialistas ensayarán en Barcelona su “reconciliación con los votantes”

Reconvertirse o morir. Ésa es la máxima de los socialistas. Barcelona fue la plaza socialista más importante de España durante más de dos décadas. Tras las últimas municipales, el convergente Xavier Trias se la arrebató a Jordi Hereu. Y su recuperación es ahora el principal objetivo que tiene el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) y, por extensión el socialismo español. Por eso, la capital catalana se va a convertir a partir de este domingo en un campo de pruebas para la nueva estrategia socialista, que sólo tiene un objetivo: ”Volver a tener una mayoría social, la confianza de los ciudadanos”. Así lo dijo el revalidado líder del PSC en Barcelona, el senador Carles Martí, que se presentó a la reelección pero que sólo obtuvo el 74% de los votos de los delegados asistentes, lo que evidencia el descontento de las bases.

Hereu, sin embargo, se llevó el 86% para ser presidente hasta el próximo congreso. El viernes, justo antes de iniciarse el congreso, anunció su renuncia a liderar el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona, lo que le evitó, a la postre, un castigo monumental. Pero los militantes, aunque le han vuelto a votar como presidente de la federación (un cargo honorífico y no ejecutivo), le reprochan dos cosas: primero, que no hubiese dimitido antes; y segundo, que no lo hubiese comunicado a la ejecutiva del partido, es decir, a su equipo, antes de filtrarlo a la prensa. Los militantes socialistas también eligieron a su sustituto en el consistorio, Jordi Martí, que a partir de ahora liderará la oposición municipal. Y, además, tiene las  manos libres para tejer acuerdos municipales con distintas fuerzas e incluso con CiU, que mantiene la alcaldía.

La nueva hoja de ruta del PSC tiene una idea base muy clara: ”Volvamos a comenzar. Es como si estuviésemos en el 79 y hubiésemos de conectar con una ciudadanía que necesita una fuerza progresista. Comencemos con una hoja en blanco y presentemos un proyecto que atraiga a todos los progresistas de Barcelona. Hemos de volver a conectar con la ciudadanía, porque si queremos volver a ganar las elecciones es preciso reconstruir el proyecto socialista de nuevo”, dijo Carles Martí ante los delegados del congreso.

Vuelta a los principios

¿Un paso atrás? Depende: citó que había que “partir de cero” y apostar por un socialismo de calle, de vuelta a los principios sociológicos que englobaron socialismo y socialdemocracia hace tres décadas. En ese proyecto, apuntó tres líneas estratégicas de renovación: hacer que Barcelona sea la locomotora de Cataluña; que el Ayuntamiento sea una locomotora económica y social y no un apéndice político de la Generalitat; y plantear una “ciudad en red, una ciudad polisémica” para atraer de nuevo a los ciudadanos hacia el proyecto urbano del PSC.

Un veterano militante del PSC señalaba ayer a El Confidencial que “lo que haremos a partir de ahora será política de verdad. Hasta ahora, sólo habíamos gobernado. Son dos cosas muy diferentes”. Así pues, la principal célula socialista de Cataluña ha puesto en marcha un nuevo proyecto que implica “recuperar las esencias del socialismo de los años 70 y 80, volver a conectar con la gente”.

Además, una enmienda aprobada ayer en el congreso destaca que se ha de elaborar un programa marco “que defina el proyecto socialista para la Barcelona que vendrá. Un programa marco que sea el referente ideológico de nuestra propuesta, que mire más allá de la próxima contienda electoral, que evite cambios súbitos por las coyunturas del momento”. O sea, un “programa marco sujeto a revisiones de actualización de sus contenidos para adaptarlo a las realidades sociales que vayan surgiendo”, pero ideológicamente inamovible, porque “la dinámica de elaborar una ponencia marco cada cuatro años genera una situación de incertidumbre por la falta de un marco ideológico estable”.

En otras palabras: es una revolución dentro de la estrategia socialista que se ha practicado en las últimas dos décadas, la vuelta a los principios ideológicos en detrimento de la responsabilidad institucional. Para darse cuenta de su esencia, el PSC tuvo que perder todas las instituciones que ha gobernado durante 32 años ininterrumpidos.