De padre a hijo: los Baltar y otros cargos heredados de PP y PSOE

Lo de que un hijo suceda a un padre en la cúspide del poder no es algo privativo solo de aquellos países exóticos y dictatoriales donde el liderazgo político se puede considerar como un privilegio de familia. La sucesión de Baltar padre en Baltar junior al frente de la Diputación de Orense tras 22 años ininterrumpidos en el cargo vuelve a poner de relieve el poder que aglutinan determinadas sagas en la política municipal. No son los únicos. Los Baltar, los Fabra, los Barceló o los Pajín-Iraola, entre otros, son algunos ejemplos de la permanencia a prueba de bombas de determinados apellidos políticos en la vara de mando del poder.

José Luis Baltar, quien en su día se apodó a sí mismo como un “cacique bueno” y que ha sido hasta ahora el último ‘barón’ provincial del llamado ‘sector de la boina’, ha puesto fin a su dilatadísima carrera política ocho meses después de las últimas elecciones municipales y tras haber pasado a su hijo, hace dos años, el primer testigo político al frente de la presidencia del PP de Orense.

La sucesión familiar se reeditará en los próximos días al frente de la Diputación después de que José Manuel Baltar junior haya dejado ya su cargo como vicepresidente del parlamento gallego y haya recogido la credencial que le permitía incorporarse a la Diputación orensana. Nadie en la cúpula autonómica del partido ha puesto pero alguno. Como ya figuraba como segundo suplente en la lista de diputados provinciales, la sucesión familiar solo requería de la renuncia del primer suplente, el alcalde de Nogueira de Ramuín, Cesar Parente, que tampoco ha puesto obstáculos a los deseos y aspiraciones de Baltar padre.

Sus 22 años al frente de la Diputación de Ourense han dejado múltiples acusaciones de “caciquismo” y de “redes clientelares” como que, antes del congreso de su sucesión en el PP de Orense, firmó contratos con personas que fueron, después, compromisarios en el cónclave en el cual cedió el bastón de mando de las filas 'populares' a su hijo. Un hombre que ahora ve culminada buena parte de sus aspiraciones políticas, tal y como él mismo ha reconocido estos días. “Voy a presidir la Diputación de Ourense. Cuando mentalmente tengo eso clarísimo, cualquier otra cosa que se pueda decir no me repercute mentalmente, ni en mi estado de ánimo, ni en las decisiones que tenga que tomar en el futuro”.

Valencia, tierra de clanes

Si se habla de endogamia, una de las regiones que se lleva la palma es la Comunidad Valenciana, en donde han fructificado verdaderos clanes políticos como el de los Fabra, los Barceló o los Pajín. Familias, estas últimas, que por la derecha y por la izquierda se han repartido el poder en Benidorm durante décadas.

Miguel Barceló es, a sus 87 años, el patriarca de la familia, retirado ya de la primera línea de la política tras 22 años como senador del Partido Popular. Antes fue, su apellido le delata, uno de los empresarios turísticos que más contribuyó al desarrollo económico del sector hotelero en la ciudad de Benidorm. Se despidió de la Cámara Alta hace cuatro años y, desde entonces, su escaño lo ha pasado a ocupar directamente, también en herencia, su nieto, Agustín Almodóvar, de 34 años y, actual portavoz de la comisión de Industria, Energía y Turismo. “Mi abuelo es el padre político de mucha gente, no sólo de Eduardo Zaplana”, señalaba el propio Almodóvar en el 2008 al sustituirle en el Senado. “Ojalá yo a su edad tenga la misma pasión por la política que él tiene en estos momentos”.

La vinculación de Miguel Barceló con Eduardo Zaplana no puede ser más directa. Una de sus hijas está casada con el ex alcalde de Benidorm, ex presidente de la Comunidad Valenciana y ex ministro de Trabajo, mientras que la otra, Ángela Barceló, la madre de Agustín Almodóvar, ha sido primera teniente de alcalde y concejal de Cultura y Grandes Eventos de Benidorm, además de diputada autonómica. Y a todos ellos aún hay que sumar otro más en la familia, Francisco Murcia Barceló, que ha sido diputado del Congreso en la IX Legislatura.

A este clan se contrapone, por el otro lado del espectro político, el de los Pajín-Iraola, que han controlado durante años el PSPV-PSOE de Alicante. El clan lo encabeza José María Pajín, ya jubilado, ha sido asesor de la Subdelegación del Gobierno de Alicante y antes, concejal de la corporación alicantina entre 1999 y 2003. Fue incluso candidato a alcalde en las elecciones de 1995. Su mujer, Maite Iraola, le tomó el relevo como concejal y acabó eclipsando incluso a su propia hija, Leire Pajín, cuando se sumó en 1009 al tránsfuga José Bañuls para arrebatar la alcaldía del municipio al Partido Popular.

Pero pocas dinastías políticas han sabido perdurar tanto en el tiempo y heredar de padres a hijos como la de los Fabra en Castellón, cuyo principal emblema es el siempre polémico Carlos Fabra. El presidente de la Diputación de Castellón es otro de esos casos en los que se da por sobreentendido que ese puesto le corresponde por naturaleza, tradición y abolengo. Su padre, su abuelo, su tatarabuelo y su tío-abuelo fueron presidentes de la Diputación y alcaldes. Una familia casada con el poder. Desde Victorino Fabra Gil, que ocupó la presidencia de la Diputación entre 1874 y 1892, hasta su padre, Carlos, quien desempeñó esa responsabilidad en la etapa predemocrática. La heredera del clan se llama Andrea Fabra, diputada por Castellón en el Congreso de los Diputados y, anteriormente, senadora por designación autonómica.