Amaiur quiere imponer su ley en el Grupo Mixto y se pelea con el PNV por una sala del Congreso

La inclusión de los siete diputados de Amaiur en el Grupo Mixto del Congreso de los Diputados sigue tensando las relaciones entre las minorías de la Cámara Baja sin que se haya encontrado, todavía, una fórmula que contente a todas las formaciones que comparten bancada y tiempos de intervención. El presidente del Congreso, Jesús Posada, les ha permitido participar a los ocho portavoces en los debates en los que intervenga Rajoy, pero la aplicación del reglamento seguirá siendo estricta en el resto de las sesiones parlamentarias, lo que limita a la mínima expresión la capacidad de las minorías para hacer preguntas, presentar iniciativas o participar en los debates.

Los siete diputados abertzales se están volcando por completo en el oficio parlamentario de la X Legislatura y su actitud no tiene nada que ver con la que, en su día, a medios de los ochenta, mostraron los parlamentarios de Herri Batasuna, cuya presencia en las Cortes era apenas testimonial. Los de Amaiur quieren hacer valer su peso y su número de diputados tanto dentro como fuera del Grupo Mixto. De hecho, uno de los últimos roces lo han tenido con el Partido Nacionalista Vasco a cuenta de una sala de reuniones del Congreso que los diputados jeltzales están utilizando para su trabajo y que los de Amaiur, con más diputados pero sin grupo, reclaman para sí. El problema, como en su día el asunto de los asientos en el gallinero de la bancada, se ha expuesto a la Mesa de la Cámara, que será la que tenga que dar una solución.

Piden los informes jurídicos a la Mesa

El problema de fondo, sin embargo, sigue latente y, como ya anunciaron, los diputados de Amaiur siguen adelante con su recurso al Tribunal Constitucional para protestar por la decisión de la Mesa de negarles la creación de un grupo parlamentario propio. Los diputados abertzales preparan su defensa y han solicitado a la Mesa que les remitan todos los informes jurídicos que tengan sobre la decisión que tomaron en su día para excluirles. El problema es que tal informe no existe, pues la Mesa, con los cinco votos del PP, votó en contra de los deseos de Amaiur con una simple nota jurídica que, ya entonces, PSOE y CIU consideraron contradictoria.

El Congreso rechazó en diciembre la treta de que Amaiur para formar grupo sin su diputado por Navarra. La nota jurídica aseguraba, en una de sus conclusiones, que había de tomarse en cuenta no los votos de los diputados en cada circunscripción, sino del conjunto de la formación política: “El número de votos necesarios para alcanzar el 15% debe referirse a las formaciones políticas que han presentado candidatos y no a los candidatos individualmente considerados”. Pero añadía a continuación que: “A su vez, puede entenderse referido a cada una de las circunscripciones en que se ha presentado candidaturas”.

Existen además precedentes históricos que podrían dar la razón a Amair en el Constitucional, aunque la respuesta del Alto Tribunal pueda demorarse años. En efecto, hasta ahora la interpretación del reglamento siempre había sido más bien laxa y flexible. Se aceptó algún caso idéntico al de Amaiur, como el de ERC en 2004, que se presentó en Valencia, no logró el 15% y no se le tuvo en cuenta o se ha permitido todo tipo de uniones de partidos.

La misma nota jurídica recordaba otro precedente de 1986 en el que la Mesa “contabilizó los votos obtenidos en todas las circunscripciones en las que la formación política PNV presentó candidatura, aunque no hubiera obtenido escaño en una de ellas”. Se hizo entonces la media en todas las circunscripciones para que el PNV tuviera grupo al llegar al 15%.

Las ocho formaciones que integran el mixto se han reunido recientemente con Posada, para plantearle la posibilidad de crear una agrupación de diputados dentro del propio grupo, de lo que también hay precedentes. De momento, lo único que han conseguido es que el presidente del Congreso sea magnánimo con los tiempos y les deje participar a todos en los debates en los que intervenga Mariano Rajoy. Pero el problema de fondo sigue latente y Amaiur no renuncia a imponer su ley dentro del mixto.