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Baena Bocanegra, abogado de Juan Guerra, ‘Arny’, Malaya, Campanario…
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EL DEFENSOR DE GARZÓN, UN CLÁSICO

Baena Bocanegra, abogado de Juan Guerra, ‘Arny’, Malaya, Campanario…

Si hubiera que elegir a un abogado penalista al que los jueces mirasen con santo temor cuando entra en la sala ése sería Francisco Baena Bocanegra,

Foto: Baena Bocanegra, abogado de Juan Guerra, ‘Arny’, Malaya, Campanario…
Baena Bocanegra, abogado de Juan Guerra, ‘Arny’, Malaya, Campanario…

Si hubiera que elegir a un abogado penalista al que los jueces mirasen con santo temor cuando entra en la sala ése sería Francisco Baena Bocanegra, el letrado que ahora defiende al juez Baltasar Garzón de un presunto delito de prevaricación por ordenar escuchas presuntamente indiscriminadas a los implicados en el caso Gürtel.

Baena Bocanegra, de 67 años de edad, es hijo de un prestigioso juez y reconocido penalista también, y aunque nació en Coín, su imagen de letrado es ya una parte indeleble de la ciudad de Sevilla, de los lugares de tertulia, de las corridas de la Real Maestranza, del Ateneo y, por supuesto, de la Audiencia Provincial. Y es aquí precisamente donde Francisco Baena Bocanegra ha demostrado una vez más su oficio. Si alguien hay en la Audiencia de Sevilla que concite la mirada del mundo político es la juez Mercedes Alaya. Pues bien, esta mujer, terror judicial del Gobierno de la Junta y de todo cuanto se mueve con olor a corrupción, tuvo que reconocer que Baena Bocanegra tenía razón cuando, oficiando como letrado de Antonio Rivas, ex delegado provincial de Empleo y acusado en el caso Mercasevilla, recurrió en base a que los argumentos de Alaya eran débiles.

Marcado por los teléfonos

El letrado Baena Bocanegra se ha propuesto ahora demostrar que la orden del juez Garzón sobre la escuchas telefónicas del caso Gürtel no incurrían en un presunto delito de prevaricación. Y para quienes conozcan a este brillante penalista, la referencia al teléfono no es nueva. De hecho, Francisco Baena fue abogado defensor de María José Campanario en el juicio del caso Karlos, en el que se acusaba a la suegra de Jesulín de un presunto cobro indebido de prestaciones de la Seguridad Social. En aquel juicio también salieron a colación los teléfonos y las grabaciones a los acusados. Tanto que Francisco Baena llegó a llamar al caso “la instrucción de don teléfono”, y se esforzó sobremanera por impedir que las escuchas fueran la base de la instrucción y por tanto influyeran en la decisión del tribunal.

Acostumbrado a lidiar en las mejores plazas, Francisco Baena no tiene preferencias por colores político. Este letrado ha defendido al alcalde de Huelva, Pedro Rodríguez (PP), en un caso de presunta corrupción urbanística, al ex consejero socialista Jaime Montaner; ha intervenido en casos como el de Juan Guerra, Ollero, Malaya, el polémico y morboso “Caso Arny”, y una relación interminable de asuntos extraordinariamente mediáticos que, sin embargo, en nada le han marcado con el amarillismo y la frivolidad que suelen rodear estos espectáculos judiciales. Tanto es así, que podríamos pensar que Baena Bocanegra es capaz de pasear la toga por el Patio de Monipodio sin mancharse.

Un americano en el Ateneo

Antes bien, Francisco Baena compagina su condición de penalista al más puro estilo americano con la de miembro del Ateneo de Sevilla, toda una referencia de seriedad, y no por ello evita darle rienda suelta a su inclinación por la tauromaquia trufada de literatura protagonizando pregones de la Fiesta Nacional.

Azote del poder, crítico con la Administración cuando se trata de denunciar la falta de recursos de las dependencias judiciales, si la historia de la abogacía se escribe tomando como base las estrellas que han poblado un firmamento tan complejo como el de la Justicia, no habrá capítulo de corrupción en el que no figure en algún legajo u oficio el nombre de Francisco Baena. Y si la suerte acompaña, hasta es posible que cuando la Justicia se tire de verdad a la arena sin más miramiento que la búsqueda de la verdad, le dedique el primer toro de la tarde a quien desde la barrera de la Maestranza ha sabido compaginar la toga con el traje albero de la primavera sevillana.

Si hubiera que elegir a un abogado penalista al que los jueces mirasen con santo temor cuando entra en la sala ése sería Francisco Baena Bocanegra, el letrado que ahora defiende al juez Baltasar Garzón de un presunto delito de prevaricación por ordenar escuchas presuntamente indiscriminadas a los implicados en el caso Gürtel.

Caso Malaya