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El nuevo jefe operativo de los Ejércitos, nieto del general que 'conspiró' contra Franco
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EL MONÁRQUICO JUAN BAUTISTA SÁNCHEZ

El nuevo jefe operativo de los Ejércitos, nieto del general que 'conspiró' contra Franco

Cuando el almirante Fernando García Sánchez tome hoy posesión de su cargo de Jefe de Estado Mayor de la Defensa, el primer Gobierno de Mariano Rajoy

Foto: El nuevo jefe operativo de los Ejércitos, nieto del general que 'conspiró' contra Franco
El nuevo jefe operativo de los Ejércitos, nieto del general que 'conspiró' contra Franco

Cuando el almirante Fernando García Sánchez tome hoy posesión de su cargo de Jefe de Estado Mayor de la Defensa, el primer Gobierno de Mariano Rajoy habrá dado el mando operativo conjunto de las Fuerzas Armadas a un oficial de la Armada de brillante historial (norma marianista de altos cargos) y también al miembro de una saga familiar de militares con una historia más que apasionante. El Jemad tenía un abuelo digno de la mejor memoria histórica y hasta de la novela: el teniente general Juan Bautista Sánchez, un oficial africanista que acabó sus días en 1957 como capitán general de Cataluña por un fallo cardíaco cuando iba a ser destituido por relacionarse con la causa monárquica.

García Sánchez, de Granada al igual que su olvidado abuelo, tiene un hermano que también destaca por su brillante carrera en las Fuerzas Armadas, en su caso en el Ejército de Tierra, y que lleva el nombre de pila del mismo iniciador de la saga: Juan Bautista. Como general de la Legión ha mandado la Brigada Multinacional Este de la Fuerza de Naciones Unidas en Líbano.

Los García Sánchez están en primera línea de la historia de España desde hace casi 100 años. Pero si la tercera generación son el ejemplo de las mejores carreras profesionales dentro de la milicia moderna, la del abuelo es digna de cualquier guión de película histórica porque atraviesa, y en vanguardia, todos los acontecimientos dramáticos que vivió nuestra nación desde las derrotas en Marruecos (Xauen, 1924) o el desembarco de Alhucemas hasta los primeros movimientos de oposición interna al franquismo de los años cincuenta.

Juan Bautista García Sánchez está presente en los libros de historia, pero más en los escritos después de la Transición (Franco y sus generales, de Gabriel Cardona) que en los publicados antes. Lo último que ha salido a la luz no puede ser más significativo: Conspiración en Capitanía. La extraña muerte del general Bautista Sánchez, del mismo Carmona, ex militar de la UMD.

Cuando el actual Jemad, que supera hoy con el nombramiento la jerarquía de su abuelo, tenía cuatro años el capitán general de Cataluña, Juan Bautista Sánchez, moría en un hotel de Puigcerdá a causa de una angina de pecho. Era el 30 de enero de 1957 y visitaba las guarniciones en la frontera pirenaica. Había caído en desgracia ante Franco y el ministro del Ejército, Agustín Muñoz Grandes, le tenía que quitar del cargo. Para el régimen fue un fallecimiento de lo más oportuno. Muñoz Grandes, militar falangista, cubrió de elogios a su compañero de armas, cuya memoria oficial luego pasó al olvido.

Por la capilla ardiente instalada en la Capitanía pasaron miles de personas y las muestras de condolencia, públicas y privadas, fueron las más masivas conocidas en la Barcelona de la época. El jefe de la Casa Real española (el Conde de Barcelona), desde el exilio, mando al barón de Viver, Darío Rumeu i Frixa, alcalde de la capital en tiempos de Alfonso XIII y miembro de su Consejo Privado, a dar en persona el pésame a la viuda. Franco envió un telegrama.

Del Rif a Le Perthus en la Guerra Civil

El teniente general Juan Bautista Sánchez era monárquico de toda la vida y en los años 50 se relacionaba abiertamente con los civiles y militares próximos a la causa, trataba con la incipiente oposición y evitaba emplear al Ejército en reprimir huelgas. Era un militar africanista que empezó a destacar en Xauen y en el desembarco de Alhucemas, donde resultó herido. Siempre en Marruecos, en julio de 1936, ya coronel, se sublevó el primero, antes que el general Mola. El 16 de julio se puso en marcha al frente del Tercer Tabor de Regulares y al día siguiente controlaba todo el Rif. Después estuvo en casi todos los frentes de la Guerra Civil con la V Brigada Navarra. Tomó Belchite, estuvo en la punta de lanza que partió en dos la España republicana; entró el primero, ya como general, en Barcelona con sus tropas y persiguió a los restos del Ejército adversario en retirada hasta la frontera en Le Perthus.

En la capital catalana encontró el mejor recibimiento que en ninguna otra de las ciudades en que se plantaba con sus fuerzas. "En ningún sitio nos han recibido con el entusiasmo y la cordialidad que en Barcelona", proclamó en la radio. Después de la guerra siguió alienado con los generales monárquicos (Kindelán le citó como posible ministro de un "Gobierno provisional de la Monarquía"), pero fue capitán general de Baleares y Aragón antes de tomar posesión del mismo cargo en Cataluña, en la misma Barcelona donde las crónicas de la época cuentan que fue despedido entre grandes muestras de condolencia por miles de catalanes.

Juan Bautista Sánchez, dos medallas militares individuales, perdió un hijo en la División Azul (Ignacio) y otro (Juan Bautista) mandó la División Acorazada Brunete y ocupó la capitanía general de Valencia. Entre sus numerosos descendientes, uno de sus nietos, el almirante Fernando García Sánchez, se convierte hoy en el jefe operativo conjunto de las Fuerzas Armadas que tiene la responsabilidad del asesoramiento militar directo del presidente del Gobierno de una Monarquía constitucional que su abuelo quizás soñó en los años 50.

Cuando el almirante Fernando García Sánchez tome hoy posesión de su cargo de Jefe de Estado Mayor de la Defensa, el primer Gobierno de Mariano Rajoy habrá dado el mando operativo conjunto de las Fuerzas Armadas a un oficial de la Armada de brillante historial (norma marianista de altos cargos) y también al miembro de una saga familiar de militares con una historia más que apasionante. El Jemad tenía un abuelo digno de la mejor memoria histórica y hasta de la novela: el teniente general Juan Bautista Sánchez, un oficial africanista que acabó sus días en 1957 como capitán general de Cataluña por un fallo cardíaco cuando iba a ser destituido por relacionarse con la causa monárquica.