Luis de Guindos, un hombre de Rato para salvar la banca

Luis de Guindos (Madrid, 1960) ha sido en todo momento uno de los claros candidatos al Ministerio de Economía por varias razones: su experiencia al frente de la secretaría de Estado en el último Gobierno de Aznar reclutado por Rodrigo Rato, su profundo conocimiento del sector financiero, su condición de independiente (no tiene carné del partido) y, siendo sinceros, la falta de candidatos dentro de la casa que estén a su altura… si descartamos a su antiguo ‘jefe’, claro.

Pero también tenía elementos en contra que al final Mariano Rajoy ha preferido obviar. Su principal hándicap es que, tras la derrota electoral de 2004 (donde fue el autor del programa económico), pasó a la empresa privada en vez de dedicarse a bregar contra la horda socialista, tarea en la que el mérito innegable es de Cristóbal Montoro. Al final ha resuelto este dilema con un Ministerio para cada uno.

En ese periplo por el sector privado aparece el gran borrón del curriculum del nuevo ministro: era el presidente de Lehman Brothers en España (y miembro de su consejo asesor en Europa) cuando quebró el banco de inversión en 2008. Aunque evidentemente De Guindos no fue el culpable del desastre, incurrió en algunas prácticas de alto riesgo.

Estamos hablando, por ejemplo, la venta de bonos de Lehman con unos intereses muy atractivos para utilizarlos como subyacente de productos garantizados. Otro ejemplo de más actualidad es la colocación de las cuotas participativas de la CAM, dirigida por Lehman, que han pasado a valer cero tras la intervención de la caja y venta al Sabadell.

Superviviente nato, De Guindos no tardó en encontrar acomodo en un nuevo proyecto creado a medias por PriceWaterhouse y el Instituto de Empresa, una especie de cátedra dedicada al sector financiero. Allí ha contado con la inestimable colaboración de Antonio Carrascosa, defenestrado en la CNMV a raíz de la salida de Manuel Conthe. Entre ambos han realizado algunos de los análisis más detallados y, sobre todo acertados, de la crisis financiera de los tres últimos años en nuestro país.

En esos estudios se ha criticado de forma inmisericorde al gobernador Fernández Ordóñez, críticas que al principio se achacaron al pasado ‘popular’ del nuevo ministro -aunque Carrascosa fue nombrado por el Gobierno socialista- y a las que ahora se ha sumado todo el mundo ante el fiasco de las sucesivas medidas adoptadas por el tándem Salgado-MAFO.

Precisamente, este licenciado en CUNEF con premio extraordinario, técnico comercial del Estado y hasta ahora consejero de Endesa, Unedisa y Banco Mare Nostrum -lo cual le puede suponer un cierto conflicto de interés a la hora de reestructurar la banca- va a tener a partir de ahora en sus manos desfacer los entuertos causados por este dúo y culminar de una vez la reestructuración del sector financiero, que es su especialidad. Y ahí aparece otra sorpresa: De Guindos se opone al ‘banco malo’ -aplazado de momento hasta julio- porque cree que "llegamos tarde y las arcas públicas no lo aguantan", salvo que nos dé el dinero el EFSF (fondo de rescate europeo) o el FMI.

También tendrá que arrimar el hombro en la ímproba tarea de cuadrar las cuentas públicas y conseguir llegar al mítico 3% de déficit en 2013… partiendo de un 2012 que se va a desviar entre 1,5 y 2 puntos del 6% prometido a Europa, según los cálculos del propio PP. Y conseguir así recuperar la confianza de los mercados y rebajar la brutal prima de riesgo que soporta nuestro país. Aunque se supone que, en el esquema de Rajoy, el grueso de esta labor recaerá sobre los hombros de Montoro.