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Cuando los acontecimientos extraordinarios entran en campaña
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LA GESTIÓN POLÍTICA DE LOS MISMOS ES CLAVE PARA IMPULSAR MOVIMIENTOS ELECTORALES

Cuando los acontecimientos extraordinarios entran en campaña

Coincidiendo con el inicio de la jornada de reflexión, el movimiento 15-M inició anoche una vigilia en la Puerta del Sol de Madrid, y en otras

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Cuando los acontecimientos extraordinarios entran en campaña

Coincidiendo con el inicio de la jornada de reflexión, el movimiento 15-M inició anoche una vigilia en la Puerta del Sol de Madrid, y en otras ciudades, que tiene previsto extender hasta mañana domingo. No es la primera vez que los indignados pretenden concentrarse en la céntrica plaza madrileña durante una jornada de reflexión. Lo consiguieron el pasado 21 de mayo, un día antes de las municipales y autonómicas, que se celebraron una semana después de que comenzara la acampada. 

Ese fue el punto de partida de un movimiento con gran repercusión social y mediática, pero que logró una influencia relativa en los resultados electorales. La mayor repercusión la tuvo sobre el voto en blanco que registró un récord histórico: Se alcanzaron los 583.620 votos, lo que supuso un 2.55% del total, casi el doble de los 286.182 que se contabilizaron en las elecciones generales de 2008 (nunca se había superado el 2% en unos comicios estatales). Si los sobres vacíos depositados en las urnas computaran como una fuerza política más, en estos comicios habrían quedado situados como la quinta opción electoral, detrás del PP, PSOE, IU y CiU, y por delante de UPyD. Además, los votos nulos también experimentaron un repunte notable respecto a los comicios municipales de hace cuatro años, al haberse contabilizado 360.179 votos nulos, un 1,67%, mientras que en las anteriores municipales el porcentaje fue del 1,17%.

Sin embargo, frente a estos datos, el efecto del 15-M sobre el bipartidismo, el gran enemigo de los indignados, siguió dominando el panorama político español tras los comicios de mayo.  Por su parte, los partidos minoritarios tampoco vieron favorecidas sus aspiraciones por las movilizaciones.

Las protestas de miles de ciudadanos, especialmente en Madrid y Barcelona, epicentros de un movimiento que se ha extendido hoy a escala global, se dieron gracias a una gestión política permisiva: las administraciones intentaron en la medida de lo posible evitar enfrentamientos violentos entre las fuerzas de seguridad y los indignados. Mientras, el 15M continúa insistiendo en la idea de que “no es un movimiento electoralista” y por tanto, su actividad amenaza con seguir más allá de las elecciones del domingo.

20-N: el paro relega a ETA al papel de secundario

El jueves 20 de octubre, a exactamente un mes de las elecciones, la banda terrorista ETA anunció “el cese definitivo de su actividad armada”. Tras el comunicado, decenas de análisis han basculado la influencia que éste podría tener sobre el resultado de los comicios del próximo domingo. Sin embargo, las predicciones apuntan a que el efecto será nulo.

¿Por qué? La causa principal es la envergadura de la actual crisis económica, que en España se traduce en cinco millones de desempleados. Ante este drama, el anuncio de ETA quedó en un segundo plano, como atestigua el barómetro del CIS de octubre, que muestra que la preocupación de los españoles por el terrorismo etarra ha caído a mínimos históricos (puesto 17), mientras que la economía, con el paro a la cabeza, capitaliza en este 2011 el miedo de la ciudadanía.

Por tanto, a la espera de los resultados que nos dejen las elecciones de mañana, se puede afirmar que el acontecimiento extraordinario en estos comicios es una cifra de desempleo histórica y, por tanto, lo que influirá en el comportamiento electoral de los votantes será la gestión que ha hecho de la crisis el Gobierno del PSOE (el 66,3% de los entrevistados califica la gestión del Ejecutivo como ‘mala o muy mala’).

 11-M: la gestión del miedo

 En los días previos a los atentados del 11-M, los dos partidos mayoritarios y principales candidatos a la presidencia del Gobierno, PP y PSOE, estaban empatados técnicamente en las encuestas preelectorales. Es decir, sus diferencias en la estimación de voto eran menores que los márgenes de error de las encuestas. Una circunstancia que permitía dos lecturas: una victoria del PP o un cambio en el Gobierno a favor del PSOE.

En este contexto, los atentados reforzaron a los socialistas frente al declive popular. ¿Por qué ganó el PSOE casi tres millones de votos con respecto a los comicios del año 2000 y perdió el PP más de un millón de apoyos en las urnas? Lejos de teorías conspiratorias, la respuesta es sencilla: la gestión del atentado por parte del Partido Popular fue su peor enemigo.

Los comicios del 14 de marzo cerraban una legislatura en convulsión, marcada por la huelga general de 2002, el desastre del Prestige de ese mismo año y el estallido de la guerra de Irak en 2003. Unos acontecimientos que tuvieron como resultado la valoración negativa de prácticamente todos los ámbitos de gestión realizados por el PP (47,5% de los encuestados en el Estudio Pre-Electoral de 2004 del CIS calificaban de “regular” la situación general de España. Un porcentaje reforzado con el 15,4% de las opiniones que ponían la nota de “mala” a la misma cuestión), a los que se sumó la acusación al Gobierno de realizar una política de comunicación opaca e interesada sobre la posible autoría de los atentados.

En definitiva, el miedo a perder las elecciones llevó al PP a errar en la gestión política de los acontecimientos que tuvieron lugar entre el 11 y el 13 de marzo, y a tener que digerir unos resultados electorales que le apearon del poder. Por tanto, ¿condicionan semejantes acontecimientos extraordinarios los efectos de las campañas electorales y, por tanto, los resultados de unas elecciones en nuestro país? A priori puede parecer que hechos con la envergadura de los anteriormente analizados son causa directa de cambios electorales, sin embargo, si se analiza particularmente cada caso las conclusiones apuntan en otra dirección. La gestión política que se hace del hecho es la clave para impulsar o amortiguar un movimiento electoral en circunstancias excepcionales.

Coincidiendo con el inicio de la jornada de reflexión, el movimiento 15-M inició anoche una vigilia en la Puerta del Sol de Madrid, y en otras ciudades, que tiene previsto extender hasta mañana domingo. No es la primera vez que los indignados pretenden concentrarse en la céntrica plaza madrileña durante una jornada de reflexión. Lo consiguieron el pasado 21 de mayo, un día antes de las municipales y autonómicas, que se celebraron una semana después de que comenzara la acampada.