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Rubalcaba se reunió con la dirección de Batasuna durante la tregua de 1998
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SEGÚN LA BIOGRAFÍA DE 'LOS MIL SECRETOS DE RUBALCABA', DE D. FORCADA Y A. LARDIÉS

Rubalcaba se reunió con la dirección de Batasuna durante la tregua de 1998

Alfredo Pérez Rubalcaba conoce muy bien el camino que lleva a Leiza (Navarra). Fue allí donde se entrevistó en secreto con dirigentes de Batasuna en septiembre

Foto: Rubalcaba se reunió con la dirección de Batasuna durante la tregua de 1998
Rubalcaba se reunió con la dirección de Batasuna durante la tregua de 1998

Alfredo Pérez Rubalcaba conoce muy bien el camino que lleva a Leiza (Navarra). Fue allí donde se entrevistó en secreto con dirigentes de Batasuna en septiembre de 1998. El hoy candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno se sentó frente a los dirigentes del brazo político de la banda Joseba Permach, Pernando Barrena, Patxi Zabaleta y Santiago Kiroga. Por la delegación socialista acudieron, además de Rubalcaba, el ex senador Enrique Curiel y José Luis Úriz.

Por aquel entonces, el ex ministro del Interior era el interlocutor del PSOE con el Gobierno de José María Aznar en todo lo concerniente al terrorismo de ETA. Los detalles de este encuentro y otros muchos se incluyen en la biografía Los mil secretos de Rubalcaba (Ciudadela, 2011), de Daniel Forcada y Alberto Lardiés, que estará en todas las librerías a partir del próximo 21 de septiembre.

El 16 de septiembre de 1998 ETA anunció por sorpresa una “tregua indefinida” que rompería meses después, en noviembre de 1999. Tras la declaración de alto el fuego, Rubalcaba, telefoneó al senador Enrique Curiel para pedirle que preparase un encuentro con la izquierda abertzale. Éste contactó con Patxi Zabaleta y ambos fijaron el encuentro a finales de mes en Leiza, lugar de nacimiento del batasuno.

Rubalcaba y Curiel se desplazaron desde Madrid hasta el aeropuerto de Noáin, sito cerca de Pamplona. José Luis Úriz les recogió en su vehículo particular, un Ford Escort blanco. El carácter confidencial del encuentro se evidencia teniendo en cuenta que el conductor realizó maniobras de distracción en su trayecto. Dieron vueltas y vueltas, incluida una incursión por montes de la comarca de Pamplona, hasta cerciorarse de que nadie les seguía.

Antes de llegar al domicilio de Zabaleta, los tres socialistas se sorprendieron al encontrarse en el pueblo una suerte de dispositivo de vigilancia urdido por Batasuna. Permach, Barrena, Kiroga y, por supuesto, Zabaleta esperaban a los miembros del PSOE. Se sentaron a disfrutar de la comida preparada por Koro, esposa del batasuno que después fundó Aralar. Y abordaron cómo creían que debía articularse el final de ETA.

Entre bocado y bocado, Rubalcaba recordó que el PSOE es un partido de ámbito nacional que pretendía ganar las elecciones generales, de modo que cualquier decisión que tomase en el País Vasco y Navarra dependía de cómo pudiera afectar a la formación en el resto de España. La izquierda abertzale le dio la vuelta al mismo argumento. “Nosotros somos un partido de ámbito reducido, el de Euskal Herria, y por ello lo que ocurra en otros puntos del Estado nos da lo mismo”.

Problemas internos

Los dirigentes de Batasuna hicieron saber a sus interlocutores que tenían un problema interno. El sector juvenil, entonces llamado Jarrai y después sustituido por Segi, estaba presionando para que todo el Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) siguiera al pie de la letra las directrices de ETA.

Respecto a la tregua recién declarada por ETA, la izquierda abertzale expuso su preocupación porque el PP estuviese en el Gobierno, dado que poco antes la banda terrorista había teorizado que era más favorable entablar una negociación con el PSOE para llegar al ansiado final de la violencia. También abordaron la política de alianzas de los batasunos. Éstos acababan de acordar con el resto de partidos nacionalistas el controvertido Pacto de Lizarra.

La comida transcurrió con tranquilidad. Curiel, gran hacedor de esta vía de comunicación, hizo las veces de intermediario entre el hoy candidato socialista y sus interlocutores de Batasuna. En otro ejemplo del carácter secreto del encuentro, no todos los miembros de la delegación de los batasunos se fueron al mismo tiempo. Barrena y Kiroga fueron los primeros en abandonar el lugar. Después le tocó el turno a Permach. Y, por último, la delegación socialista se fue del domicilio de Zabaleta.

En su libro El zapaterato, la negociación: el fin de ETA, los periodistas Fernando Jáuregui y Manuel Ángel Menéndez, mencionan esta reunión y nombran a los asistentes a la misma. Según su versión, Rubalcaba viajó a Leiza para pulsar qué pretendía Batasuna tras la tregua. Aunque no explican la preparación del encuentro, el rocambolesco viaje de Rubalcaba hasta el lugar y el contenido de la entrevista.

Alfredo Pérez Rubalcaba conoce muy bien el camino que lleva a Leiza (Navarra). Fue allí donde se entrevistó en secreto con dirigentes de Batasuna en septiembre de 1998. El hoy candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno se sentó frente a los dirigentes del brazo político de la banda Joseba Permach, Pernando Barrena, Patxi Zabaleta y Santiago Kiroga. Por la delegación socialista acudieron, además de Rubalcaba, el ex senador Enrique Curiel y José Luis Úriz.

Alfredo Pérez Rubalcaba