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España elige hoy a sus alcaldes en unas elecciones huérfanas de propuestas
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BILDU, EL TERREMOTO DE LORCA Y EL 15-M MARCARON LA CAMPAÑA

España elige hoy a sus alcaldes en unas elecciones huérfanas de propuestas

Llegó la hora. Esta noche, sobre las 22h30, el PSOE sabrá si España ha decidido dar la puntilla a siete años de Gobierno Zapatero o si

Foto: España elige hoy a sus alcaldes en unas elecciones huérfanas de propuestas
España elige hoy a sus alcaldes en unas elecciones huérfanas de propuestas

Llegó la hora. Esta noche, sobre las 22h30, el PSOE sabrá si España ha decidido dar la puntilla a siete años de Gobierno Zapatero o si se vence a los peores augurios del CIS y consiguen salvar los muebles en alguna de las plazas fuertes del partido. Todo ello marcado por una soporífera campaña electoral que solo se vio roto su sueño por tres factores ajenos: Bildu, el terremoto de Lorca y el movimiento del 15-M.

Los jóvenes del movimiento Democracia real ya fueron los últimos en subirse al tren de una campaña mucho más pendiente de ver a quien se le ocurría el exabrupto más grave que de las propuestas de los candidatos. Los indignados gritaron por toda España (a pesar de la Junta Electoral Central) que estaban hartos, pero ninguno de los políticos, flojos de oído y cortos de vista, quiso bajar a la plaza a escucharles.

Desde el primer momento, tanto PSOE como PP apostaron porque estas autonómicas y locales debían medirse a nivel nacional. Los unos para ver qué efecto podría surgir del anuncio de la marcha de Zapatero, y los otros para saber con qué ventaja parten de cara a las generales del próximo año. Los escenarios de la lucha quedaron también marcados desde el principio: ¿Caerían las tradicionales plazas socialistas de Castilla-La Mancha y Extremadura? ¿Resistirían el envite Barcelona y Sevilla?

El CIS adelantó un posible descalabro socialista que le haría perder dos de sus feudos más importantes, en detrimento del PP. En Extremadura sólo podrían salvar la cara si cerraban un pacto con Izquierda Unida. En Castilla-La Mancha tampoco las cosas también se presentan igualadas. En cualquier caso, si los populares lograsen la victoria, el sucesor de Zapatero se encontraría con un PSOE grogui, sin embargo, si mantuviesen las plazas podrían intentar remontar el vuelo de cara a las generales.

En el resto de las regiones cabe destacar la batalla contra todos que librará Francisco Álvarez-Cascos en Asturias. El exvicepresidente podrá comprobar este domingo si su bravata contra el PP tiene el efecto que esperaba y acaba siendo clave para formar Gobierno, o si bien se desinfla como un globo picado.

Más fácil lo tendrán, a priori, Esperanza Aguirre y Francisco Camps, que seguramente sólo esperan saber cuál será la diferencia por la que logran el KO.

En las grandes capitales, el PSOE ve peligrar Sevilla y, especialmente, Barcelona. Los socialistas catalanes temen que el convergente Xavier Trías ponga fin a más de 30 años de dominio de la Ciudad Condal, en un acto que sería el definitivo canto del cisne del Tripartito.

Bildu entra en campaña

El primer sobresalto de la soporífera campaña no lo provocó ningún partido, sino que fue el Tribunal Constitucional, que dio luz verde a Bildu, el llamado plan B de la izquierda abertzale después de que Sortu no esquivase el primer control judicial.

La entrada de los abertzales fue el primer motivo de PSOE y PP para arrojarse los muebles a la cabeza y evitar hablar de propuestas concretas a nivel local. Y es que Bildu irrumpe con fuerza y en un escenario marcado por el alto el fuego de ETA recibiría el favor de un notable número de vascos y navarros. Un oscuro panorama que afectaría especialmente al parlamento de la Comunidad Foral de Navarra.

Lorca: segundo escenario

Una vez repuestos de Bildu y con la campaña entrando de nuevo en barrena, España recibió un susto en forma de sacudida de la tierra. Nueve víctimas mortales, miles de afectados y muchos escombros parecía que calmarían a los políticos, sin embargo, tras suspender la campaña por un día, la ciudad murciana se convirtió en escenario de una especie de pseudo-mitin.

Los precandidatos de facto del PSOE, Alfredo Pérez-Rubalcaba y Carme Chacón, bajaron hasta Lorca para que su foto constase en los anales de la campaña por la sucesión. Desde la otra trinchera, Rajoy también acudió a la llamada del voto. La única que decidió lavarse las manos fue Rosa Díez, que fue tajante, no quería “ir allí a hacer campaña”.

La primavera estalla en Sol

Y cuando la campaña se aproximaba a su recta final, uno de los colectivos más maltratados por la crisis, el de los jóvenes decidió dar su opinión, pero fuera de las urnas. Una manifestación el domingo prendió la mecha de las acampadas en las grandes plazas españolas, especialmente en la madrileña Puerta del Sol, dando rienda suelta a todo el hastío acumulado por casi tres años de crisis económica.

Y si esa había sido la mecha, la gasolina la agregó la Junta Electoral Central, cuya prohibición de las concentraciones sirvió para que éstas se tornasen en multitudinarias. Y cuanta más gente acudía, más confusión se generaba en los políticos, que ni lograron pescar en río revuelto, ni impidieron que la jornada de reflexión se viese alterada.

Allende nuestras fronteras todavía no se habían enterado de que celebrábamos elecciones. Sin embargo, las grandes concentraciones en las ciudades españolas resultaron más coloridas y espontaneas que los aburridos mítines y los directores de los grandes medios foráneos dedicaron sus primeras páginas a hablar del fenómeno.

Finalmente, sólo los 34.681.888 votantes tendrán en su mano poner nota a partir de las 9h00 de este domingo a toda esta representación. De estos, unos 800.000 se sentirán especialmente en el punto de mira, pues será su debut en las urnas. Alea jacta est.

Llegó la hora. Esta noche, sobre las 22h30, el PSOE sabrá si España ha decidido dar la puntilla a siete años de Gobierno Zapatero o si se vence a los peores augurios del CIS y consiguen salvar los muebles en alguna de las plazas fuertes del partido. Todo ello marcado por una soporífera campaña electoral que solo se vio roto su sueño por tres factores ajenos: Bildu, el terremoto de Lorca y el movimiento del 15-M.

Mariano Rajoy