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El rechazo del progresista Aragón a la 'nación catalana' le apea del Tribunal Constitucional
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EL MAGISTRADO PASCUAL SALA, MUY CERCANO AL GOBIERNO, LE ARREBATA LA PRESIDENCIA

El rechazo del progresista Aragón a la 'nación catalana' le apea del Tribunal Constitucional

La traición del magistrado progresista Manuel Aragón, que se alineó en 2010 con el sector conservador del Tribunal Constitucional en su rechazo a la nación catalana en la sentencia del Estatut, le

Foto: El rechazo del progresista Aragón a la 'nación catalana' le apea del Tribunal Constitucional
El rechazo del progresista Aragón a la 'nación catalana' le apea del Tribunal Constitucional

La traición del magistrado progresista Manuel Aragón, que se alineó en 2010 con el sector conservador del Tribunal Constitucional en su rechazo a la nación catalana en la sentencia del Estatut, le ha salido muy cara a este catedrático cordobés de origen humilde y discípulo del ex vicepresidente del alto tribunal y actual presidente del Consejo de Estado, Francisco Rubio Llorente

Aragón, uno de los teóricamente favoritos para sustituir a María Emilia Casas en la presidencia del Tribunal Constitucional, fue apeado este jueves del cargo en segunda votación por el también progresista Pascual Sala, el preferido de Alfredo Pérez Rubalcaba, sin pescar un solo apoyo en el caladero de sus antiguos aliados ideológicos. "El Gobierno y los magistrados del bloque progresista ya no se fiaban de él", aseguró a El Confidencial un destacado miembro de la judicatura.

Aragón tenía, al menos hasta el 28 de junio del pasado año, muchas papeletas para convertirse en el nuevo presidente del Tribunal Constitucional y el octavo desde la reinstauración de la democracia, según reconocen las fuentes consultadas. Pero ese día se hizo público, tras cuatro años de deliberaciones, el esperado fallo del recurso presentado por el PP contra 114 artículos del Estatuto catalán. Y cambió su suerte.

Aragón, contra todo pronóstico, unió su voto al de los magistrados del bloque conservador para neutralizar el preámbulo del texto estatutario, en el que se define a Cataluña como nación, advirtiendo que ese precepto "carece de eficacia jurídica" y recordando "la indisoluble unidad de la nación española".

Relaciones deterioradas

Ese rechazo al alma del Estatuto le distanció definitivamente de los magistrados del sector progresista, y su relación personal con Sala y el catalán Eugeni Gay, que el jueves fue elegido vicepresidente, se deterioró de forma irreversible. "Su grupo no le perdonó que cambiara de bando en la sentencia del Estatut, y eso le ha terminado pasando factura", afirmaba un veterano vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Y no sólo eso: Aragón perdió también la confianza de José Luis Rodríguez Zapatero -su principal valedor en 2004 para entrar en el Constitucional, con el que comparte su admiración por Manuel Azaña- y de casi todo el Gobierno, con la única excepción del ministro de Justicia, Francisco Caamaño, cuyo apoyo no ha bastado para encumbrarlo a la presidencia del alto tribunal.

Caamaño, finalmente, perdió su pulso con el todopoderoso Pérez Rubalcaba, que respaldaba sin fisuras a Sala. Y éste, para tranquilidad del Gobierno, resultó elegido este jueves en segunda votación con los votos de todos los magistrados progresistas, salvo el del propio Aragón.

El nuevo presidente del Tribunal Constitucional, de clara afinidad socialista -y que con su voto de calidad puede resolver empates-, garantiza a Zapatero que no habrá sobresaltos en las deliberaciones para resolver los recursos pendientes contra dos leyes de gran calado: la del aborto y la que regula el matrimonio entre personas del mismo sexo.

La traición del magistrado progresista Manuel Aragón, que se alineó en 2010 con el sector conservador del Tribunal Constitucional en su rechazo a la nación catalana en la sentencia del Estatut, le ha salido muy cara a este catedrático cordobés de origen humilde y discípulo del ex vicepresidente del alto tribunal y actual presidente del Consejo de Estado, Francisco Rubio Llorente