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Montilla cede el testigo del PSC para cambios profundos: habrá una sucesora
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TOMAN FUERZA LOS NOMBRES DE CARMEN CHACÓN Y MONTSERRAT TURA

Montilla cede el testigo del PSC para cambios profundos: habrá una sucesora

A las 10 de la noche de ayer, el todavía presidente de la Generalitat, José Montilla, llamaba a su principal rival, Artur Mas, para felicitarle por

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Montilla cede el testigo del PSC para cambios profundos: habrá una sucesora

A las 10 de la noche de ayer, el todavía presidente de la Generalitat, José Montilla, llamaba a su principal rival, Artur Mas, para felicitarle por su victoria y para certificarle que a él le correpondería formar nuevo Gobierno. En la calle Nicaragua, sede del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) se respiraba aire de derrota. Y minutos después de hablar con Mas, Montilla se dirigía a sus militantes y simpatizantes para anunciar que, de la misma manera que ya había hecho público que no pensaba presentarse a una tercera reelección como President, tampoco se presentará para revalidar su cargo de primer secretario (asimilado al de secretario general) del partido en el próximo congreso. “Es preciso abrir un proceso de cambios para responder a las necesidades de la sociedad catalana -dijo Montilla-. Y quiero ser el impulsor y el garante de este proceso”.

 

Nadie se esperaba una reacción tan instantánea ni, mucho menos, tan contundente. Un alto cargo del PSC consultado por El Confidencial señaló que “una decisión de este calibre es algo que tienes que hacer en caliente, porque los resultados son los peores obtenidos en unas autonómicas”. Eso es lo que certifican los exiguos 28 escaños obtenidos, frente a los 37 que había obtenido en el 2006 y frente a los 33 que significaban, hasta ayer, la cota más baja que había alcanzado el PSC, en el año 1980. Los socialistas han perdido, con respecto a las últimas autonómicas, más de 200.000 votos, mientras que CiU ha ganado alrededor de 100.000.

La decisión de Montilla de abandonar, sin embargo, no será instantánea, ya que la ejecutará en el congreso ordinario que el PSC realizará después de las municipales del próximo año. “De momento, tenemos una prioridad que atender, que es la preparación de las municipales del 2011, para acto seguido empezar a preparar las generales del 2012”, señala a El Confidencial Daniel Fernández, vocal de la Diputación Premanente del Congreso y diputado socialista. “Montilla ya ha dicho que quiere ser quien pilote este proceso de cambios, por lo que se puede asegurar que va a ser un relevo ordenado en la cúpula del PSC”, añade Fernández.

Otros miembros de la direción socialista, sin embargo, manifestaron a este diario su temor a que el anuncio de Montilla abra una etapa de incertidumbre caracterizada por una inestabilidad interna y con el peligro añadido de las inevitables quinielas sobre el sucesor como eje del debate. “Es muy pronto para comenzar a pensar en nombres para el relevo”, añade  uno de los dirigentes. Minutos antes, en la sede convergente, un miembro de la dirección de CiU hacía broma con el resultado de las elecciones. “Corbacho [refiriéndose a Celestino Corbacho, ex ministro de Trabajo y número tres de la lista del PSC por Barcelona] ya está en la puerta del despacho de Montilla, a punto de cogerle la silla”, bromeaba el convergente, aún antes de conocer la decisión del líder socialista de abandonar sus responsabilidades.

Pero las fuentes consultadas por este diario no dan por hecho que el ex ministro pueda ser el sucesor, al contrario. “Posiblemente haya que pensar en femenino en el futuro”, aseguran estas fuentes. Es decir, el “proceso de cambio” anunciado por Montilla es mucho más profundo de lo que a primera vista podría parecer, ya que afecta incluso al género. Además, la fuente consultada descarta con tal aseveración que también pueda postularse para el cargo alguien como el consejero de Economía, Antoni Castells, caracterizado en los últimos meses por ir por libre. Castells, un hombre impecable económicamente, carece de los apoyos necesarios dentro del aparato del PSC para aspirar a convertirse, hoy por hoy, en el sucesor de Montilla.

Dos valores emergentes

Sin embargo, hay dos valores emergentes dentro del PSC que no pueden perderse de vista, como la consejera de Justicia, Montserrat Tura, que nunca ha ocultado sus intenciones de poder acceder a mayores repsonsabilidades, y la ministra de Defensa, Carmen Chacón, que encontraría un destino a su medida en el momento de dejar el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero.

Tura tiene la ventaja de que es la número dos de la lista, está bien considerada por todas las famiias socialistas y cuenta con el apoyo unánime de la corriente catalanista del PSC, en la que se encuadran también Castells, los consejeros Ernest Maragall, Joaquim Nadal y Marina Geli y la corriente Nou Cicle, que encabeza el ex primer secretario Raimon Obiols.

Por su parte, Chacón presenta como activo su labor en el Congreso, ya que fue vicepresidenta del mismo, y en el Gobierno central, como ministra de Vivienda primero y ministra de Defensa después. Además, en las últimas elecciones generales de 2008, y contra todo pronóstico, obtuvo un resultado histórico para los socialistas: 25 escaños y 1.674.000 votos (en 1982, el PSC también obtuvo 25 escaños, pero con 1.575.000 votos). Ese mismo año, fue designada la ministra más popular del Gobierno, según una encuesta del CIS. Y en el 2010, ocupó el tercer puesto de la lista, tras Pérez Rubalcaba y María Teresa Fernández de la Vega, poco antes de su cese.

Chacón incluso superaba en popularidad a Zapatero. Con ella de primera secretaria y luego de candidata a la Generalitat, un sector piensa que podría arrastrar a un espectro del electorado socialista que se queda en casa en las elecciones autonómicas, además de facilitar las relaciones con el PSOE. Pero, según las fuentes consultadas, tiene como handicap que se la relaciona con el denominado clan del Baix Llobregat, es decir, el grupo de dirigentes surgidos de esta comarca del cinturón rojo de Barcelona del que formaba parte el propio Montilla.

A las 10 de la noche de ayer, el todavía presidente de la Generalitat, José Montilla, llamaba a su principal rival, Artur Mas, para felicitarle por su victoria y para certificarle que a él le correpondería formar nuevo Gobierno. En la calle Nicaragua, sede del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) se respiraba aire de derrota. Y minutos después de hablar con Mas, Montilla se dirigía a sus militantes y simpatizantes para anunciar que, de la misma manera que ya había hecho público que no pensaba presentarse a una tercera reelección como President, tampoco se presentará para revalidar su cargo de primer secretario (asimilado al de secretario general) del partido en el próximo congreso. “Es preciso abrir un proceso de cambios para responder a las necesidades de la sociedad catalana -dijo Montilla-. Y quiero ser el impulsor y el garante de este proceso”.

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