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El Gobierno se ‘rearma’ para el fin de ETA con el tándem Rubalcaba-Jáuregui
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El Gobierno se ‘rearma’ para el fin de ETA con el tándem Rubalcaba-Jáuregui

El ‘ascenso’ de Alfredo Pérez Rubalcaba a la vicepresidencia primera del Gobierno, que compatibilizará con el cargo de ministro de lnterior, y la recuperación de Ramón

Foto: El Gobierno se ‘rearma’ para el fin de ETA con el tándem Rubalcaba-Jáuregui
El Gobierno se ‘rearma’ para el fin de ETA con el tándem Rubalcaba-Jáuregui

El ‘ascenso’ de Alfredo Pérez Rubalcaba a la vicepresidencia primera del Gobierno, que compatibilizará con el cargo de ministro de lnterior, y la recuperación de Ramón Jáuregui desde su ‘exilio’ en el Parlamento Europeo para hacerse cargo del Ministerio de la Presidencia refuerza el peso político del Ejecutivo y sitúa a dos profundos conocedores de la política vasca en primera línea ante un eventual abandono definitivo de la violencia por parte de ETA.

 

Rubalcaba y Jáuregui representan las dos posiciones políticas posibles ante el fin de la violencia. Rubalcaba lidera la lucha antiterrorista sin concesiones, y Jáuregui se ha manifestado en público a favor de tomar en consideración los pasos que está dando la izquierda abertzale. Una versión disciplinada de Jesús Eguiguren, presidente del PSE y protagonista absoluta del último proceso de paz, que ya no cuenta en Moncloa. Ambos tienen, además, excelentes relaciones con el PNV. De hecho, Jáuregui fue vicelehendakari con José Antonio Ardanza entre 1987 y 1991, durante los años de cohabitación PNV-PSE. Su único inconveniente es la mala relación que tiene con el lehendakari Patxi López, a quien Zapatero ha relegado a un papel secundario.

La confianza del presidente en Rubalcaba es absoluta. En abril de 2006 lo incorporó al Gobierno para que gestionara en su nombre el proceso de paz iniciado en 2005, que ETA dinamitó con la detonación de un coche-bomba en el aparcamiento de la T4 del aeropuerto de Barajas que causó dos víctimas mortales. Sólo un error de bulto en su debe, cuando indujo al presidente Zapatero a anunciar que el proceso de paz estaría mejor a finales de 2007, veinticuatro horas antes de que la banda atentara en Madrid y se llevara por delante las expectativas generadas.

La pacificación del País Vasco

Desde entonces, el ministro del Interior se ha empleado a fondo en la derrota policial de ETA, a la que ha llevado a una situación de máxima debilidad, y a la izquierda abertzale a concluir que la violencia es un obstáculo para sus objetivos políticos. Un alto cargo del departamento manifestó ayer a este diario que en su nombramiento como vicepresidente ha primado más el deseo de Zapatero de configurar un Gobierno con más peso político (coordinará al resto de ministros y será el portavoz gubernamental) que el hipotético final de la banda terrorista. “Esa hipótesis camina muy despacio, el ministro controla el tema a la perfección y sus relaciones con el PNV son excelentes, no hacía falta que le nombraran vicepresidente si no es para ampliar su campo de actuación política”. El aumento responsabilidades obligará a su número dos, Antonio Camacho, secretario de Estado de Seguridad, a asumir mayor protagonismo público.

Las fuentes nacionalistas consultadas por este diario creen, por el contrario, que el tándem Rubalcaba-Jáuregui no es ajeno a la situación política que vive el País Vasco. “El proceso avanza por el buen camino y la izquierda abertzale va a seguir dando pasos que afiancen su posición a favor del fin de la violencia”. Los mismos interlocutores manejan la hipótesis de que Jáuregui se convierta en una especie de 'delegado político' de Zapatero ante un eventual nuevo proceso de paz, que se dirigiría desde Madrid y no desde Euskadi y supondría apartar a López y Eguiguren.

Un escenario político sin la amenaza terrorista antes de las elecciones generales de 2012 permitiría al PSOE presentar como bandera electoral la pacificación de Euskadi y echar tierra sobre la crisis económica que está seguro habrá mejorado para entonces.

El ‘ascenso’ de Alfredo Pérez Rubalcaba a la vicepresidencia primera del Gobierno, que compatibilizará con el cargo de ministro de lnterior, y la recuperación de Ramón Jáuregui desde su ‘exilio’ en el Parlamento Europeo para hacerse cargo del Ministerio de la Presidencia refuerza el peso político del Ejecutivo y sitúa a dos profundos conocedores de la política vasca en primera línea ante un eventual abandono definitivo de la violencia por parte de ETA.

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