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Toxo: “Zapatero se ha convertido en el paladín del liberalismo con su política de derechas”
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'EL CONFIDENCIAL' ENTREVISTA AL SECRETARIO GENERAL DE CCOO

Toxo: “Zapatero se ha convertido en el paladín del liberalismo con su política de derechas”

Está cansado. Nos convoca en la sede del sindicato la tarde del pasado viernes, en un alto de su periplo por toda España para explicar a

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Toxo: “Zapatero se ha convertido en el paladín del liberalismo con su política de derechas”

Está cansado. Nos convoca en la sede del sindicato la tarde del pasado viernes, en un alto de su periplo por toda España para explicar a los trabajadores cómo les afecta la reforma laboral del Gobierno y las razones de la huelga general del próximo miércoles 29. Dice que el Gobierno está haciendo todo lo posible para que la gente no secunde el paro, y afirma tajante que el presidente Rodríguez Zapatero está haciendo una política de derechas a la que le ha conducido el sector más conservador del Gobierno. Ahora le toca el turno a la reforma de las pensiones, pero prefiere no adelantar si convocarán otra huelga general en caso de que el Ejecutivo la haga sin consenso.

 

Pregunta: La gente es muy crítica con la reforma laboral, pero yo no percibo ambiente de huelga, sino de resignación.

Respuesta: Había mucha más resignación en julio que la que hay ahora, a pesar de que el Gobierno está diciendo: “oye, total, esto está aprobado, váis a perder un día de salario y no váis a conseguir nada”. Comparto con usted que es superior el sentimiento de rechazo que la voluntad decidida de ir a la huelga, aunque va por sectores, pero creo que hay un antes y después del acto que hicimos en Vistalegre. La gente se reconoció y reconoció que tenía capacidad para cambiar las cosas. Aún así, es evidente que hay gente que dice que la huelga no va a servir de nada; gente que cree que puede ser el desencadenante de la llegada de la derecha al Gobierno, y esto también se cultiva, y gente que directamente no está de acuerdo con nosotros y, aunque esté en desacuerdo con la reforma laboral, nos va a castigar. Pese a todo, creo que va a ser una huelga importante, y que el test fundamental lo tendremos en las manifestaciones. Como siempre, se discutirán las cifras de la huelga, y si la huelga cuaja, como espero, se dirá que ha sido por la acción de los piquetes, o porque el Gobierno ha cooperado con unos servicios mínimos ridículos, como dice la CEOE.

P: ¿No han sido demasiado condescendientes con el Gobierno? ¿No ha habido antes motivos suficientes para la huelga?

R: Creo que hay una parte, no toda, de la opinión publicada que sostiene esa tesis y la ha trasladado a una parte importante de la opinión pública; pero me he encontrado muy pocas reflexiones de ese tipo entre los trabajadores. Hay quien confunde rigor, propuesta y responsabilidad en medio de la crisis más dura de la historia más reciente de nuestro país con sumisión, con seguidismo al Gobierno. Hicimos una apuesta por el diálogo social que salió sólo en parte, pero que mejoró la red de protección social. Tratamos de impulsar medidas de dinamización de la actividad económica, y el Gobierno apuntó inicialmente en esa dirección, pero cometió dos errores de bulto: no reconocer lo que se le venía encima, y diseñar todas las medidas como si la crisis se fuera a superar en seis meses. Yo estaba convencido de que con una huelga general no resolvíamos los problemas, aunque a lo mejor se lo resolvíamos a alguien, y lo dijimos. Estamos perdiendo muchísimo empleo, y esta situación no puede derivar, además, en pérdida de derechos laborales y en calidad del sistema de protección social. El comportamiento de los sindicatos no tiene nada que ver con el color del Gobierno. Tenemos más que acreditada la autonomía y la independencia.

P: Zapatero dice que no va a modificar la reforma laboral aunque la huelga general sea un éxito.

R: Lo extraño sería que dijera lo contrario. A veces podía callar y no tener que rectificar tanto, porque se está conviertiendo en un experto en rectificaciones. Haría bien en mirar hacia atrás y verse en el espejo de Felipe Gónzález y de José María Aznar, que dijeron cosas muy parecidas: que lo hacían por el país, que era lo único que se podía hacer, y que la contestación no iba a servir de nada. González tardó una semana en retirar el plan de empleo juvenil. A Aznar le costó un poco más. Tuvimos que hacer una gran manifestación después de la huelga general del 20 de junio de 2002. Entonces cambió el Gobierno y cambió la reforma. Que Zapatero no cometa el mismo error. España necesita reformas, pero no están en el campo de las relaciones laborales, y si lo están es para mejorar la situación y la calidad del empleo. Si el empleo dependiese de las leyes laborales sería incomprensible que Navarra, La Rioja, Aragón, el País Vasco y unas cuantas comunidades más tengan la mitad de la tasa media de paro del país, y quince puntos menos que en Andalucía y Canarias. La solución no está en las leyes laborales.

P: ¿Cómo explica el giro a la derecha de Zapatero?

R: Es una suma de varios elementos; desde el ataque de pánico de aquella noche del 7 de mayo con los mercados financieros que vieron el filón de Grecia y a la Unión Europea en retirada, que acudió tarde al rescate de la economía griega, y que piensa que se puede dar la misma situación en España, Portugal, Irlanda y Gran Bretaña. A los gobiernos les entra el pánico y deciden que hay que darle la vuelta al enfoque de las políticas anticrisis, y de la recuperaación del empleo pasamos a la reducción del déficit, que hay que hacerlo, pero acomodándolo a las necesidades reales de la economía española. Los gobiernos de derecha de gran parte de la Unión Europea están imponiento la tesis de que Europa no puede competir en un mundo de economía globalizada sosteniendo democracia y Estado de bienestar. Esa presión está actuando, junto con la de los mercados financiero, pero hay dos cosas en las que el Gobierno no pude escudarse: la Seguridad Social y las leyes laborales, que no son de dominio comunitario. Son iniciativas que ya estaban en los sectores más conservadores del Gobierno.

P: ¿A quién se refiere cuando habla de los sectores más conservadores del Gobierno?

R: Fundamentalmente al área económica.

P: ¿Con la vicepresidenta Elena Salgado a la cabeza?

R: El responsable máximo es el presidente del Gobierno, porque si él hubiese querido tomar otra decisión podría haberlo hecho. El área económica ya estaba reclamando medidas de este tipo desde hace tiempo, lo que ocurre es que entonces eran minoría. El pánico que generaron los mercados financieros les hace mayoritarios. Vienen de la reunión del Ecofin convertidos al credo ultraliberal y provocan la conversión que se ha producido en el presidente, que ahora parece ser el paladín del liberalismo, contando la buena nueva en Nueva York, en Oslo y en cualquier sitio donde le pongan un micrófono delante.

P: ¿Convocarán otra huelga general si el presidente Zapatero reforma las pensiones?

 

R: Prefiero no hablar de nuevas convocatorias de huelga general. No tengo ningún interés en que este país entre en un dinámica a la griega. Primero vamos a ganar ésta, porque estoy convencido de que si es un éxito de participación derivará en un éxito de resultados. La huelga tiene también un carácter preventivo, para evitar que en materia de pensiones entremos en esa senda de reforma sin consenso y actuando sólo sobre el gasto.

P: En Francia llevan dos huelgas en dos semanas, y cuatro en lo que va de año, porque el Gobierno pretende que se jubilen a los 62 años en lugar de a los 60 actuales.

R: Estoy radicalmente en contra de que de forma generalizada y de manera obligatoria se retrase la edad de jubilación, porque es injusto e innecesario. Tenemos dos diferencias básicas con Francia en este tema. La primera es que ellos plantean retrasar la edad de jubilación de los 60 a los 62, y el Gobierno español de los 65 a los 67. La segunda es que allí el partido socialista votó en contra y aquí, en cambio, es su único soporte, salvo que lo hayan acordado estos últimos días con el PNV. Todo el arco parlamentario ha dicho que está en contra del retraso obligatorio de la edad de jubilación. Los grupos parlamentarios saben que tenemos un instrumento que no tienen en otros estados, que es el Pacto de Toledo, y convendría que el Gobierno no lo dinamite, porque ha rendido grandes beneficios. En 15 años tendrá que pagar el doble de pensiones que ahora y, además, durante más tiempo, porque hay una mayor esperanza de vida. ¿Queremos pagar mejores pensiones? ¿Podemos permitírnoslo? Yo creo que sí, o al menos merece la pena intentarlo. Tenemos tres millones de pensionistas y jubilados que cobran pensiones por debajo de los 500, y la pensión media en España está en 886 euros.

P: ¿Dígame cómo?

 

R: Necesitamos mejorar la calidad del empleo. ¿Por qué no hacemos una apuesta por incrementar cada año, cuando salgamos de la crisis, la tasa de actividad femenina en un punto? ¿Por qué no hacemos una apuesta por reducir, de verdad, la brecha salarias entre hombres y mujeres?, ¿Por qué el salario mínimo interprofesional no se va acomodando, como se ha prometido, a la situación real de la economía española? No tenemos tanta diferencia con Francia en materia de productividad y allí el salario mínimo interprofesional era de 1.250 euros el año pasado. Nosotros no llegamos a 700. ¿Por qué no hacemos una apuesta por reducir dráticamente la temporalidad en nuestro país?, que además de los problemas que genera a la gente, sobre todo a los más jóvenes, es una ruina para la Seguridad Social por las cotizaciones discontínuas. Ahí es donde están de verdad los elementos sobre los que hay que actuar, además de separar las fuentes de financiación definitivamente, o pagar los gastos generales de la Seguridad Social con impuestos y no con cuotas.

 

P: Los bancos se estarán frotando las manos por lo que puede suponer de fomento de los planes privados de pensiones.

R: No sé si es una estrategia del Gobierno, pero hay sectores económicos en el país a los que les gustaría que la previsión social, la protección en materia de vejez, pasara también por la vía del seguro privado. La apuesta ultraliberal es pagar pensiones mínimas, a modo de beneficencia, y que luego, quien pueda, se pague un plan privado para complementar la pensión pública. Ya nos intentaron colocar esta idea en 1995, cuando vaticinaron que la Seguridad Social estaría poco menos que en quiebra en el 2000. Bueno, pues estamos en 2010 y tenemos un fondo de reserva de 65.000 millones. Es cierto que no podemos quedarnos mirando, que tenemos que seguir haciendo cosas, pero desde el consenso y la dirección adecuada.

P: Menudo papelón el de Celestino Corbacho.

R: Cuando le trajeron al ministerio venía precedido de una cierta aureola en el tema de la inmigración, pero llegó justo cuando la inmigración dejaba de ser, si lo era en aquel momento, un problema, y se encontró con una destrucción masiva de empleo. No se si le ha faltado iniciativa o le han dado poca autonomía, pero la impronta de las políticas laborales no las ha marcado él. Estoy convencido de que si pudiera dar marcha atrás no hubiera aceptado ser ministro.

P: ¿Qué le parece que el Gobierno defienda el derecho al trabajo para quienes quieran ir a trabajar el día 29, pero al día siguiente no pueda garantizar ese derecho a los cuatro millones largos de parados?

R: Hay quien se acuerda del derecho al trabajo cuando hay una convocatoria de huelga. Lo hace Salgado, lo hace Díaz Ferrán que, por cierto, no paga los salarios a sus trabajadores cuando trabajan. Tampoco les pagan a los mineros de empresas de León y Asturias, algunas de las cuales son propiedad del presidente de la patronal minera. Se están malacostumbrando. La obligación de un Gobierno es intentar asegurar el derecho al trabajo todos los días del año, y esforzarse para que quien ha perdido el empleo o no encuentra el primero lo encuentre y pueda trazar su proyecto de vida.

P: ¿La política de Zapatero es de derechas?

R: Sí. Está haciendo un seguimiento acrítico de las políticas económicas de la Unión Europea (UE) que, además, ha trasladado a las políticas laborales y pretende hacerlo a la reforma de las pensiones. Lo menos que puede hacer un Gobierno que se reclama de izquierda es levantar la voz y decir que hay otra forma alternativa de hacer las cosas. Está haciendo una política claramente liberal conservadora como la de Sarkozy en Francia o Merkel en Alemania.

P: ¿No le resulta descorazonador la respuesta del resto de formaciones políticas, que dicen que no les gusta la reforma pero han permitido que salga adelante con su abstención en el Congreso, como es el caso del PNV y de CiU?

R: La reforma laboral ha salido adelante con los votos únicos del PSOE, lo que refleja su soledad, pero también porque se lo han permitido el PNV Y CiU, que son nacionalistas, pero primero son de derechas.

P: El Gobierno va a evitar el anticipo electoral con el apoyo a los presupuestos precisamente del PNV.

R: Los presupuestos para 2011 son un canto a la resignación, son los presupuestos que van a retrasar la salida de España de la crisis y que van a consolidar una situación de desempleo por encima del 20% por un periodo largo de tiempo. Más allá de algún maquillaje en el IRPF, el Gobierno ha renunciado a buscar los recursos allí donde tienen que aparecer. Primero movilizando a la banca para que el ahorro privado se transfiera a la economía real, ¿por qué de qué nos sirve entonces la reforma de las cajas? La economia sumergida tiene que aflorar y hay que iniciar una batalla contra el fraude fiscal; dotar de medios a la Inspección de Hacienda para que rinda beneficios al resto del país en un periodo corto de tiempo; recuperar el Impuesto de Patrimonio, o el de Sucesiones y Donaciones, o la potencia recaudatoria del Impuesto de Sociedades, que no han caído tanto los beneficios empresarias en España en la crisis como la recaudación fiscal asociada al excedente empresarial.

P: ¿Cuál es la propuesta sindical para salir de la crisis?

R: Las cuatro prioridades son reducir el déficit, protección a las personas, actividad económica para crear empleo, y transformación del modelo económico. Es un problema de recursos, de eficacia en su utilización y de buscar otros nuevos, que están en la política fiscal. Nuestro país necesita una reforma fiscal importante, que no es el marginal del IRPF, sino figuras con mucho más potencia recaudatorio: es la lucha contra el fraude, son las SICAV, es la economía sumergida.

Está cansado. Nos convoca en la sede del sindicato la tarde del pasado viernes, en un alto de su periplo por toda España para explicar a los trabajadores cómo les afecta la reforma laboral del Gobierno y las razones de la huelga general del próximo miércoles 29. Dice que el Gobierno está haciendo todo lo posible para que la gente no secunde el paro, y afirma tajante que el presidente Rodríguez Zapatero está haciendo una política de derechas a la que le ha conducido el sector más conservador del Gobierno. Ahora le toca el turno a la reforma de las pensiones, pero prefiere no adelantar si convocarán otra huelga general en caso de que el Ejecutivo la haga sin consenso.

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