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Los presos etarras logran beneficios penitenciarios por amor o enfermedad
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OBTIENEN TRASLADOS O INCLUSO LA LIBERTAD

Los presos etarras logran beneficios penitenciarios por amor o enfermedad

Los presos de la banda terrorista ETA son capaces de conseguir beneficios penitenciarios, traducidos en traslados a cárceles más próximas a su ciudad natal o incluso

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Los presos etarras logran beneficios penitenciarios por amor o enfermedad

Los presos de la banda terrorista ETA son capaces de conseguir beneficios penitenciarios, traducidos en traslados a cárceles más próximas a su ciudad natal o incluso la libertad, con pretextos en ocasiones rocambolescos. Sin embargo, Instituciones Penitenciarias les concede sus pretensiones, pese a que ésto sea de difícil comprensión para la opinión pública.

Esta semana, Fernando García Jodrá, alias Txomin, el asesino del socialista Ernest Lluch y miembro del comando Barcelona, ha pedido ser trasladado a la prisión donde se encuentra su pareja, la también etarra Nerea Bengoa. Su pretexto es que quieren ser padres y deben estar cerca para someterse a un tratamiento de fertilidad. Txomin, que representa al sector más duro de los presos de la banda, se encuentra actualmente en la prisión de Huelva, a la que fue enviado por su actitud conflictiva. Ahora quiere regresar a la cárcel de Córdoba en la que está recluida Bengoa. Instituciones, responsable de estos cambios relacionados con los reclusos, no quiere confirmar si va a conceder el traslado a García Jodrá para que pueda aumentar su descendencia.

Hay muchas parejas de etarras que conviven en el mismo centro penitenciario, donde en ocasiones cuidan también de sus hijos. Sirva como ejemplo el caso de Javier García Gaztelu, Txapote, y su novia Irantzu Gallastegui Sodupe, Amaia, condenados, entre otros crímenes, por el asesinato del edil del PP de Ermua, Miguel Ángel Blanco, del dirigente del PSE Fernando Múgica y del periodista José Luis López de la Calle. La pareja ha conseguido que les junten en el centro de Teixeiro (La Coruña), donde cuidan de su segundo hijo, que concibieron ya en la cárcel.

El responsable de la muerte del ex fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Luis Portero, también ha conseguido compartir lugar de residencia con su pareja. Igor Solana, condenado a 54 años de prisión, y Eider Pérez han tenido un hijo en la cárcel y ahora han sido trasladados juntos a Picassent, Valencia. Se habían conocido en el centro de Albolote (Granada), aunque antes ambos habían sido trasladados en quince ocasiones.

A Nanclares con su marido

En estos últimos tiempos, varios miembros de la organización terrorista están siendo acercados al País Vasco. Se trata de los etarras disidentes que se están alejando de manera pública a las directrices de la banda. El caso de Idoia López Riaño, conocida como la Tigresa, es incluso más llamativo porque exigió que junto a ella también fuera trasladado a Nanclares (Álava) su marido, el también etarra Joseba Arizmendi Oiartzabal. Ella tiene a sus espaldas 23 asesinatos, entre ellos los de doce guardias civiles en el atentado de la Plaza de República Dominicana, y él un atentado y otro frustrado. Ahora pasean juntos en el patio y disfrutan de un ‘bis a bis’ al mes.

La enfermedad, propia o de familiares, es una de las principales causas para obtener traslados. El ex portavoz de la ilegalizada Batasuna, Arnaldo Otegi, obtuvo un permiso de la Audiencia Nacional para ser trasladado de Madrid al centro donostiarra de Martutene para que pudiese visitar a su padre enfermo. El ex líder abertzale nunca regresó al madrileño centro de Navalcarnero para seguir en prisión preventiva. Instituciones Penitenciarias consideró que estaría mejor en Logroño, más cerca de su familia.

Los más afortunados, en libertad

De este colectivo de presos hay algunos más afortunados que consiguen salir de la cárcel también por motivos de salud, familiares o sentimentales. Uno de los casos más flagrantes fue el de Elena Beloki. Hace ya dos años consiguió que un tribunal de la Audiencia Nacional, que presidía Alfonso Guevara, le dejara en libertad para someterse a un tratamiento de fertilidad. Ella tenía 47 años y su pareja sentimental, Juan María Olano, estaba en la cárcel como uno de los dirigentes del colectivo Gestoras Pro Amnistía. Actualmente, ella sigue libre y él cumpliendo condena por su integración en la banda.

El ex líder del sindicato abertzale LAB, Rafael Díez Usabiaga, obtuvo hace cuatro meses su libertad. La Audiencia consideró que su madre enferma necesita de sus cuidados. Las peticiones de libertad por la enfermedad de algún familiar son muy comunes entre los presos etarras, aunque sólo unos cuantos lo consiguen. Otegi consiguió un traslado y Díez Usabiaga -detenidos ambos simultáneamente por orden del juez Baltasar Garzón por intentar reconstruir Batasuna- la libertad.

En otras ocasiones, los terroristas salen a la calle por enfermedad propia. Es el caso de Juan José Rego Vidal, condenado por el intento de asesinato del Rey Juan Carlos en Palma de Mallorca en 1995, o Ignacio de Juana Chaos, que tras una huelga de hambre consiguió someterse a un tratamiento en un hospital de San Sebastián y, después, cumplir lo que le quedaba de condena en su domicilio.

Los presos de la banda terrorista ETA son capaces de conseguir beneficios penitenciarios, traducidos en traslados a cárceles más próximas a su ciudad natal o incluso la libertad, con pretextos en ocasiones rocambolescos. Sin embargo, Instituciones Penitenciarias les concede sus pretensiones, pese a que ésto sea de difícil comprensión para la opinión pública.

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