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Adiós al pasaporte y casi sin amigos: el fin de semana más amargo de Matas
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EL OCASO DE UN EX MINISTRO

Adiós al pasaporte y casi sin amigos: el fin de semana más amargo de Matas

Jaume Matas lleva seis días maldurmiendo en su Palacete. En esos muy reformados 450 metros cuadrados, próximos al Paseo del Borne de Palma, reflexiona sobre su

Foto: Adiós al pasaporte y casi sin amigos: el fin de semana más amargo de Matas
Adiós al pasaporte y casi sin amigos: el fin de semana más amargo de Matas

Jaume Matas lleva seis días maldurmiendo en su Palacete. En esos muy reformados 450 metros cuadrados, próximos al Paseo del Borne de Palma, reflexiona sobre su trémulo futuro. Matas también podrá disfrutar mañana de su lujosa residencia mallorquina pagada con dinero negro, como él mismo confesó. ¿Y el lunes? Eso ya es territorio abonado a la hipótesis. En el fin de semana más amargo de sus 53 años de vida, mastica un Lunes Santo de pesadilla en Sant Felio street.

Ahora, sin pasaporte, por decisión del juez José Castro, y bajo amenaza del pago de 3 millones de euros para evitar su entrada en prisión, ya sabe que la Gran Manzana no podrá morderla a corto plazo: peligra su trabajo en Nueva York en la consultora Pricewaterhouse. Si consigue eludir la cárcel mallorquina, ubicada en la carretera de Sóller, ya sabe lo que le espera: los comentarios o insultos de los vecinos de la calle Jaime III o de cualquier paisano o foraster que se crucé con él: “¡Ladrón!”, “¡Chorizo!”. Y en este plan.

El ministro de Medio Ambiente de José María Aznar (2000-2003) y president del Govern de Baleares en dos etapas (1996-1999) y (2003-2007), el político que corrió demasiado, se ha quedado casi sin amigos. Los escasos que aún posee le dan la espalda. Al menos de forma pública no quieren asociar su nombre con el del ex líder del PP balear, especialista en Hacienda Pública, que confiesa pagar en negro: 400.000 euros por su Palacete, el hogar que compró siendo el mandamás tras abandonar su modesto chalé de Cas Català (Calvià).

Un político del PP de Baleares accede a hablar con El Confidencial sin exigir off the record: “Soy su amigo personal”. Se trata de Miguel Ramis, secretario general del partido en las Islas. Ramis fue delegado del Gobierno en las Islas y acabó a tortas (políticas) con Matas: (“Acabamos mal”), pero entre los dos existía sintonía personal. Feeling. “Tenemos una relación magnífica y no quiero hacer leña”, resalta el político mallorquín. Habla con él, pero no lo ve desde hace año y medio. Fue en una comida de Navidad que Matas celebró con sus compañeros de partido, la misma formación política que lo expulsará el próximo lunes, aunque sea de modo temporal, si el juez Castro confirma las medidas cautelares solicitadas por los fiscales.

Ramis aclara (“los medios de Madrid lo confundís mucho, en un totum revolutum”) que él no contrató a Maite Areal, la mujer de Matas, para que trabajara en el hotel Valparaíso  de Palma (Grupohotel). Ramis es el sobrino de Miguel Ramis, el dueño de esta cadena hotelera mallorquina. “Yo no tengo nada ver con esa contratación. Sólo tengo acciones en uno de los 37 hoteles de Grupotel”, precisa Ramis para rematar sus declaraciones a este diario.

El presidente del PP de Baleares, José Ramón Bauzà, que presume de no haber practicado jamás la amistad con Matas ni deberle nada en política, no quería un desfile de populares arropando al ex ministro en los juzgados de Palma. Y así ha sido. Con el visto bueno directo de Mariano Rajoy. En Génova guardan silencio, pero no un ex conseller de Matas: “Sin discutir que puede haber razón y fundamento en la decisión del juez no es la imagen y percepción que yo tenía de él. Son días muy tristes. Nadie lo esperaba”, explica a El Confidencial un miembro de su equipo de confianza en el Govern.

¿De qué servía acompañar a Matas? “Si vas porque vas y si no vas te critican. Matas ha tenido muestras de apoyo, a mí me constan. Pero de modo directo, no”, apunta el ex conseller del Ejecutivo balear. “No estoy en los órganos de dirección, pero es posible que el propio Matas tome una decisión el lunes respecto a su futuro como militante del PP”.

¿Abandonará el PP?

Esta tesitura es la que más desearía la Ejecutiva nacional popular. Un Matas que arrojara la toalla y así evitar la dolorosa (para Rajoy) decisión de expulsar del partido a quien que se sentó con él en el Consejo de Ministros. “Mariano no tiene ganas de abrirle un expediente, pero se verá obligado a tomar una decisión; si el juez lo confirma, le evita a Rajoy un problema. Por eso no quiere mojarse hasta saber qué ocurre con el caso”, destacan fuentes de Génova.

En Mallorca nadie entiende cómo sus abogados Rafael Perera y Manuel Ollé, hayan convencido a Matas de la necesidad de declarar que pagó en dinero negro. De este modo queda bajo sospecha toda la gestión como president. “Lo que fácil que hubiera sido decir que eran ahorros”, subrayan fuentes políticas mallorquinas. También sorprende que niegue cualquier relación con la gestión y adjudicación del velódromo Palma Arena. O la contratación de la agencia Nimbus, cuyo propietario Miguel Romero, fue imputado por el juez Castro. “Nimbus trabaja en la Isla desde hace muchos años. Es un poco absurdo. Las cosas importantes siempre pasaban por Presidencia”.

Hay mucho más. “Él daba órdenes y controlaba todo, no sabes hasta qué punto. Estaba bastante encima de lo que se contrataba, ya fuera empresa o particular”, señalan fuentes de las Islas. Ocurrió hace unos cinco años. Reunidos los miembros de una institución cultural de Baleares, la representante anunció por sorpresa: “Matas ha dicho que el acto se adjudique a...”. “Hubo un gran silencio”, cuenta un testigo. La empresa, porque lo quiso expresamente el president, consiguió el contrato.  Y así, con este modus operandi, ¿cuántas veces más?

El entorno familiar de Matas sigue desde Madrid la evolución judicial. Este diario consultó con varias fuentes de las Islas si su mujer, asidua del shopping de la Milla de Oro madrileña, se había refugiado con sus hijos en su piso del barrio de Salamanca. Según estas mismas fuentes, su hermana y la madre del ex president, Margarita Palou Jordà, copropietaria de un inmueble en la Colònia Sant Jordi, el lugar de veraneo de Matas, están pasando el fin de semana en Madrid.  

En el PP continúan muy enfadados con su antiguo líder. Ya ocurrió cuando dio la espantada en el verano de 2007 y se fue de Baleares para trabajar en el grupo Barceló. “Nadie dice nada y está más solo que la una. ¿Sabes cuál es la frase que queda?: ‘Si ha  hecho algo ilegal, que lo pague y ya está”, detalla un ex colaborador de Matas, quien añade: “se ha portado muy mal con Pepote Ballester, pero también te digo una cosa: todo eso ha sido un gran espectáculo de los fiscales, del juez y de los medios de comunicación. Si el gran caso de corrupción se desinfla habrá muchos nervios al ver que esto no sale como ellos esperaban”.

Sin pasaporte, sólo apoyado por sus abogados y con la familia refugiada en Madrid, Matas se despertará el lunes en su vivienda de la calle Sant Felio, a escasos cuatro minutos a pie de su antiguo despacho del Consolat de la Mar, la sede de la Presidencia del Govern. Mirará, con nostalgia, a la derecha, a Montenegro, la calle que desemboca al lado del Consolat. Pero ese no será su camino. Perera le recogerá en un utilitario japonés rumbo a los juzgados de la Vía Alemania. Volverá a saludar con un “Bon día” y escuchará el auto del juez Castro. El ocaso de un ex ministro.

Jaume Matas lleva seis días maldurmiendo en su Palacete. En esos muy reformados 450 metros cuadrados, próximos al Paseo del Borne de Palma, reflexiona sobre su trémulo futuro. Matas también podrá disfrutar mañana de su lujosa residencia mallorquina pagada con dinero negro, como él mismo confesó. ¿Y el lunes? Eso ya es territorio abonado a la hipótesis. En el fin de semana más amargo de sus 53 años de vida, mastica un Lunes Santo de pesadilla en Sant Felio street.