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El ‘Forrest Gump’ del comunismo español
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El ‘Forrest Gump’ del comunismo español

José Luis Centella es Forrest Gump a la española. El constante afán de superación, unido a una suerte de inteligencia huidiza y al estajanovismo más militante,

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El ‘Forrest Gump’ del comunismo español

José Luis Centella es Forrest Gump a la española. El constante afán de superación, unido a una suerte de inteligencia huidiza y al estajanovismo más militante, catapulta a Centella. La Secretaría General del PCE, el mismo trono civil de Dolores Ibarruri ('La Pasionaria'), Santiago Carrillo o Julio Anguita, ahora lo ocupa un antiguo profesor de EGB de 51 años. Tiene mérito que un tipo sencillo, aquejado de nulo entusiasmo oral y timidez casi enfermiza haya podido agrupar una candidatura de consenso en el comunismo español.

“La paciencia está ausente de las relaciones políticas por la vorágine de la sociedad moderna, pero sigue siendo una virtud extraordinaria. Es muy inteligente, a pesar de que no le acompañe su oratoria y su capacidad de expresión. Siempre han existido grandes líderes políticos con talento, aunque tuvieran poco carisma y menos posibilidades de comunicarse bien públicamente”, asegura a este diario uno de sus maestros políticos, Antonio Romero, ahora retirado en su casa de Humilladero, en el norte de la provincia de Málaga. En 1995 Centella sustituyó a Romero como parlamentario en el Congreso de los Diputados, tras lanzar éste su candidatura por IU a la Alcaldía de Málaga.

Natural de Córdoba, se afilió al PCE en 1975. Un año después, el actual ‘número 1’ del comunismo hispánico, amante de la película Ópera Prima de Fernando Trueba y de la primera etapa del cine de Pedro Almodóvar, conoció a Anguita. El ex coordinador general de Izquierda Unida no le incorporó al equipo de Gobierno que ganó las elecciones en Córdoba capital, pero Centella mantiene una excelente relación con el califa rojo: de vez en cuando se toman vinos y cervezas por la Judería cordobesa. El aperitivo suele empezar en la taberna El Sótano de la Plaza de la Corredera.

Tras hacer la mili en 1981, en la base de Cerro Muriano, el mismo lugar donde Robert Capa captó ¿o manipuló? la foto del famoso miliciano, Centella recala en Casares, donde nació Blas Infante, “el padre de la Patria andaluza”. Allí conoció a Juan Sánchez, presidente de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Occidental. “Hay que reconocer”, apunta Sánchez, “ya de una vez a la gente que trabaja y sabe muy bien cuál puede ser el papel de partido. La época de los encantadores de serpientes tampoco nos ha dado resultados”.

En 1982 llega a Benalmádena para dar clases de Primaria en el colegio público El Tomillar. En este municipio, uno de los pioneros de la Costa del Sol, ha lanzado su carrera política. Fue concejal y azote del alcalde conservador (de AP, PP y GIB) Enrique Bolín. Y aquí es donde tiene su casa, en el centro de la zona de Arroyo de la Miel. Centella, que hasta ahora era secretario general del PCA (Partido Comunista de Andalucía), tiene previsto pasar en Madrid apenas tres días a la semana: de martes a jueves. De viernes a lunes dormirá en su casa de Benalmádena, en la que asegura, en declaraciones a El Confidencial, lo que más le entusiasma es “levantarse a las siete de la mañana y enseguida leer un buen libro” (le gusta todo García Márquez -Cien años de Soledad es su Quijote-, la novela histórica -Pérez Reverte- y las biografías: ahora lee las memorias del millonario Teodulfo Lagunero, quien financió al PCE en la clandestinidad y trajo de vuelta a Santiago Carrillo).

Elena Galán, su mujer, igual que él cordobesa y profesora de Primaria, es concejala de Izquierda Unida en Benalmádena. Su hija, Paloma Centella, estudia la carrera de Derecho. Galán formaba parte del equipo de Gobierno municipal, en coalición con el PSOE, hasta la moción de censura del pasado mes de mayo. “Sin Elena, José Luis no hubiera llegado ahí”, confirma un militante comunista que lo conoce muy bien: “Ella tiene más talento que él”, afirma. Y señala: “José Luis es un buen tipo, pero hace falta alguien con las ideas más claras. El comunismo no puede convertirse en el país de los ciegos donde el tuerto es el rey”.

Semanasantero y ‘devoto’ de Curro Romero y la Revolución cubana

Cuba es su gran tema. Lo demostró, con polémica, el pasado viernes en la entrevista que le hizo Carlos Herrera en Onda Cero. Centella, que visita a menudo el país caribeño, quizá acompañado musicalmente con la sintonía de sus cantautores favoritos Ismael Serrano, Víctor Manuel, Serrat y Sabina, publicó hace unos meses un libro sobre la Revolución cubana. “Analizo los logros en Sanidad, Educación y Cultura”, detalla. Cuando no viaja a Cuba lo suele hacer a las grandes capitales europeas. No le gusta la montaña y de la playa prefiere atrincherarse en un chiringuito antes que nadar en el Mediterráneo.

Centella, católico, amante de la Semana Santa andaluza y del toreo de Curro Romero, dice que jamás se había planteado llegar a este puesto. Ha cocinado su carrera a fuego lento, sin estridencias, sin levantar nunca la voz. ¿El método? Buscar consensos, aliados, estar siempre al lado del poder y asumir como propio lo que piensa la mayoría. Nunca afronta una idea que vaya a ser derrotada. Falta de personalidad o excesivo pragmatismo, dicen sus críticos. Lo explican: “Con su nombramiento se demuestra la mediocridad del Partido Comunista. No lo merece en absoluto, no reúne suficiente categoría política”. Y añaden: “Su proyecto es desilusionante. Sólo utiliza la pancarta. Y la izquierda no debe ser eso. Yo no me borro del PCE porque, como decía Manuel Vázquez Montalbán, no quiero defraudar al militante de base”.

La opinión de un camarada de Centella: “Crea equipos y los mantiene en el tiempo y no es de los que dice ‘Esto es lo que hay’. Sabe captar muy bien la opinión de la gente”, asegura a El Confidencial Rafael Rodríguez, consejero de la Cámara de Cuentas de Andalucía y ex coordinador provincial de de Izquierda Unida en Málaga. “Fue Carrilista, luego Gerardista [por Gerardo Iglesias], Anguitista, Frutista [por Francisco Frutos] y en los últimos tiempos Felipe Alcaraz y Willy Meyer se han convertido en sus grandes valedores, aunque en realidad yo creo que su principal valedor es él mismo”, radiografía un dirigente de Izquierda Unida.

El inolvidable papel que interpretaba Tom Hanks en la película con la que ganó un Oscar en 1994 no ha llegado a convertirse en un mote para Centella, pero el sector crítico en Izquierda Unida así lo ha denominado desde hace una década en corrillos off the record con periodistas malagueños. “Centella es como Forrest Gump”, insiste un comunista andaluz: “Es inteligente, sí, muy trabajador, vive por y para la política, pero el PCE no necesita a un tipo tan gris como él. Su acción política se mueve con los tópicos”. Romero quiere engrandecer la figura de Centella. “Ha tenido dos gestos muy acertados, de una gran altura política e histórica. Visitar a Marcelino Camacho y entregarle las flores que decoraron la Presidencia del Congreso que le eligió como secretario general. También ha homenajeado a Dolores Ibarruri. Marcelino y La Pasionaria son sus dos grandes referentes”.

¿Cuánto tiempo permanecerá Centella como secretario general del PCE? “No me lo he planteado. No tengo claro si estaré ocho años, cuatro o tres. No hay fecha de caducidad”, reconoce a este diario. Él, que accedió al cargo la víspera del aniversario de los 20 años de la caída del Muro de Berlín, intentará resucitar la hoz y el martillo, oxidados en el olvidado desván de la ideología de izquierdas.

José Luis Centella es Forrest Gump a la española. El constante afán de superación, unido a una suerte de inteligencia huidiza y al estajanovismo más militante, catapulta a Centella. La Secretaría General del PCE, el mismo trono civil de Dolores Ibarruri ('La Pasionaria'), Santiago Carrillo o Julio Anguita, ahora lo ocupa un antiguo profesor de EGB de 51 años. Tiene mérito que un tipo sencillo, aquejado de nulo entusiasmo oral y timidez casi enfermiza haya podido agrupar una candidatura de consenso en el comunismo español.