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El dolor se ceba con la familia Raventós tras la desaparición de Anna Negra, pasajera del Airbus 330
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BAJO LA LEYENDA DEL ROBLE DE CODORNIU

El dolor se ceba con la familia Raventós tras la desaparición de Anna Negra, pasajera del Airbus 330

La incertidumbre y el dolor invaden desde hace 48 horas a las familias de los 228 ocupantes del Airbus A330-200 de la aerolínea francesa Air France

Foto: El dolor se ceba con la familia Raventós tras la desaparición de Anna Negra, pasajera del Airbus 330
El dolor se ceba con la familia Raventós tras la desaparición de Anna Negra, pasajera del Airbus 330

La incertidumbre y el dolor invaden desde hace 48 horas a las familias de los 228 ocupantes del Airbus A330-200 de la aerolínea francesa Air France que desapareció cuando sobrevolaba el Océano Atlántico el pasado domingo tras despegar de Río de Janeiro hacia París. Pero ese dolor cobra mayor magnitud en Cataluña por la proximidad de una de las presumibles víctimas de este siniestro que, a la espera de la evolución de las investigaciones que deben aclarar las causas, era miembro de una de las familias catalanas más respetables.

Se trata de la pasajera Anna Negra Barrabeig, catalana de 27 años y residente en Dubai desde hace tres años, que volvía de Brasil tras disfrutar de su luna de miel junto a su marido Javier Álvarez Quero (natural de Madrid, de 38 años de edad). Anna Negra viajaba sola y su marido pretendía tomar un vuelo horas más tarde para reencontrarse en Dubai después de que ella visitara a su familia en Barcelona. Anna Negra es la prima hermana del actual presidente de las bodegas de cava Raventós i Blanc, de Sant Sadurní d'Anoia, Manuel Raventós Negra. La bodega fue creada en 1986 y otra rama de la misma familia es la que dirige la bodega Codorníu.

La familia sufrió hace dos meses un duro golpe cuando las lluvias torrenciales acabaron con la historia de un roble de más de 500 años en Sant Sadurní d'Anoia. Según la leyenda, cuando el roble hubiese desaparecido, la desgracia caería sobre la familia propietaria. Las lluvias pudieron con los más de 500 años de vida del roble de Raventós i Blanc. Los 12.000 euros anuales que la bodega de Sant Sadurní destinaba a mantener con buena salud el histórico símbolo de la compañía no han impedido que el Viernes Santo el árbol se cayera y dejara al descubierto parte de sus raíces. Un equipo de técnicos ya trabaja para intentar salvar el roble, declarado en 1987 árbol monumental junto con el Pi de les Tres Branques. Pero el oráculo parece darle la razón a la leyenda: la tragedia ha vuelto a golpear a esta familia catalana.

Anna Negra, que el próximo 18 de agosto iba a cumplir 27 años, residía en Dubai con su esposo desde hacía tres años, donde trabajaba en la empresa de consultoría Delta Partners. Era "muy conocida y querida entre la colonia española de la ciudad", según ha confirmado hoy a RNE Isabel Negra, tía de Anna, que añadió que sus conocidos se encuentran "muy apesadumbrados". Su tía ha asegurado que la joven era de carácter "muy alegre" y estaba "felicísima" por su reciente boda: "Era una chica llena de vida, encantadora y feliz". Isabel Negra reconocó que los padres de Anna están "muy tristes" ante la pérdida de su hija. "Pero hemos de aceptar si nos ha tocado a nosotros. Pasa a mucha gente, hoy nos ha tocado, mala suerte", ha añadido la tía.

La posibilidad de que Anna Negra haya perecido tras la desaparición del avión supone otro mazazo para los Raventós. Esta familia es todo un emblema en el mundo del cava. Su influencia, al margen de gestionar las marcas Codorníu y Raventós i Blanc llegan hasta el poderoso e influyente Instituto del Cava. Recientemente, esta entidad acordó proponer al vicepresidente segundo de la patronal, Joan Amat, alcalde de Sant Sadurní d'Anoia y directivo de la cava Raventós i Blanc, como sustituto del actual presidente, Magí Raventós, hasta el fin de la actual legislatura, en marzo de 2012. La marcha de Magí Raventós de su actividad en el grupo Codorníu implica también su renuncia al cargo de presidentel Instituto del Cava, que preside desde 2004.

Con la llegada de la tercera generación de la familia a la dirección general, Raventós i Blanc se lanza decididamente a la exportación. Las cavas de Sant Sadurní d'Anoia han diseñado un nuevo plan estratégico para llegar a exportar un 40% de su producción el año 2014. Hace seis años sólo exportaban un 5% de sus vinos y cavas. En el último ejercicio alcanzaron unas ventas internacionales del 20% de las 800.000 botellas anuales que elaboran. Raventós i Blanc se ha marcado como objetivo ser una bodega de referencia en el mundo incrementando beneficios y prestigio sin tener que aumentar la producción (unas 750.000 botellas anuales).

Su presidente, Manuel Raventós Negra, que ha delegado en su hijo Josep la dirección ejecutiva, afirma que quieren continuar autoabasteciéndose de sus históricos viñedos, que ocupan 70 de las 90 hectáreas de su finca, y fortalecer la personalidad propia de sus vinos y cavas. Especialmente remarcable ha sido el crecimiento de ventas que ha registrado durante el 2008 en Estados Unidos (un 38% más), donde venden un 6% de su producción. La compañía, tras dejar atrás momentos críticos que pusieron en duda su continuidad hace quince años y que les obligaron a desprenderse de la casa solariega de Codorníu y de su bodega en Burdeos (Château d'Aiguilhe), consiguió superar en su último ejercicio una facturación de 5 millones de euros, un 2% más que el año anterior.

El cash flow es de 929.000 euros.

En el último año han reinvertido cerca de 600.000 euros, centrando buena parte de sus esfuerzos en una agricultura respetuosa con el medio ambiente y en la mejora de sus históricos viñedos transmitidos de generación en generación desde 1497. Josep Raventós se incorporó a la dirección general en el 2007 y su padre, Manel Raventós Negra, fue nombrado presidente. La compañía acaba de nombrar al hasta ahora director general adjunto, Joan Amat, vicepresidente y consejero de la junta de accionistas. Joan Amat, tras 24 años en Codorníu, decidió acompañar a Josep Maria Raventós i Blanc, el abuelo del actual director general, en la aventura de crear Raventós i Blanc en 1986.

La incertidumbre y el dolor invaden desde hace 48 horas a las familias de los 228 ocupantes del Airbus A330-200 de la aerolínea francesa Air France que desapareció cuando sobrevolaba el Océano Atlántico el pasado domingo tras despegar de Río de Janeiro hacia París. Pero ese dolor cobra mayor magnitud en Cataluña por la proximidad de una de las presumibles víctimas de este siniestro que, a la espera de la evolución de las investigaciones que deben aclarar las causas, era miembro de una de las familias catalanas más respetables.

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