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Chaves exigió a Zapatero para ir a Madrid nombrar 'a dedo' a su sucesor en Andalucía
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EL PRESIDENTE DEL GOBIERNO ACEPTÓ EL NOMBRE DE GRIÑÁN, AUNQUE NO ERA SU CANDIDATO FAVORITO

Chaves exigió a Zapatero para ir a Madrid nombrar 'a dedo' a su sucesor en Andalucía

El pasado 1 de abril, cuando José Luis Rodríguez Zapatero voló a Londres para participar en la cumbre financiera del G-20, Manuel Chaves le acababa de dar el sí al

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Chaves exigió a Zapatero para ir a Madrid nombrar 'a dedo' a su sucesor en Andalucía

El pasado 1 de abril, cuando José Luis Rodríguez Zapatero voló a Londres para participar en la cumbre financiera del G-20, Manuel Chaves le acababa de dar el al presidente del Gobierno. Pero no fue una empresa fácil para Zapatero, que necesitó varias entrevistas discretas, buenas dosis de persuasión y muchos tiras y aflojas hasta que logró convencer al barón socialista de que abandonase Andalucía para ocupar el sillón de vicepresidente tercero en el Consejo de Ministros.

Sin embargo, el ya ex presidente de la Junta impuso a Zapatero casi desde el primer momento una condición para venir -o mejor dicho, para regresar, casi dos décadas después- a Madrid: a su sucesor lo designaría él, no Ferraz. Y el jefe del Ejecutivo y secretario general del PSOE, que tenía su propio candidato -candidata, en realidad-, cedió a las exigencias de Chaves, según han asegurado a El Confidencial fuentes socialistas.

José Antonio Griñán, vicepresidente segundo de la Junta, consejero de Economía y Hacienda, ex ministro de Sanidad con Felipe González e íntimo amigo de Chaves, ocupará el sillón que éste deja ahora vacante al menos hasta 2012, cuando se celebren las próximas elecciones autonómicas, en las que Griñán -también por deseo de Chaves- debería ser el candidato socialista.

Formalmente, Chaves propuso ayer el nombre de su sucesor a la Ejecutiva regional del PSOE, y el próximo lunes, siguiendo el mismo guión, el Comité Director del partido deberá ratificar al candidato señalado por Chaves. Pero, en la práctica, Griñán ya es el presidente de la Junta in pectore desde hace al menos 10 días, cuando Zapatero y el poderoso barón socialista sellaron su acuerdo para que éste se convierta en una de las piezas clave del remodelado Gobierno central. Chaves cumplió el pasado martes su parte del trato, cuando prometió ante el Rey su cargo de vicepresidente del Gobierno, y Zapatero ha cumplido también la suya.

Mar Moreno, ex presidenta del Parlamento andaluz y secretaria de Relaciones Institucionales y Política Autonómica en la Ejecutiva Federal del PSOE, no será la sustituta de Chaves, pese a que contaba con todo el apoyo de Ferraz y era la favorita de Zapatero y del nuevo ministro de Fomento, José Blanco. Pero el veto de Chaves, que quiso imponer desde el primer momento a Griñán, ha frustrado los planes de la dirección socialista.

Poder casi absoluto

Tras 19 años de poder casi absoluto en Andalucía, a Chaves ni se le había pasado por la cabeza regresar a la política nacional, que abandonó contra su voluntad en 1990, siendo ministro de Trabajo de González, para encabezar la candidatura socialista en las autonómicas de aquel año. Chaves arrasó -logró la mayoría absoluta- y desde entonces fue encadenando victoria tras victoria, la última en 2008. Quienes le conocen aseguran que, a sus 63 años, quería acabar su carrera política en Andalucía. Pero el pasado 11 de marzo Zapatero alteró sus planes.

Ese día, según reconoció ayer el propio Chaves durante la rueda de prensa que ofreció en Sevilla a modo de despedida, Zapatero le planteó por primera vez su oferta. "Sentí vértigo y me tuve que tomar un periodo de reflexión", confesó ayer Chaves, que compaginará su cargo de vicepresidente tercero del Gobierno y ministro de Política Territorial con los de presidente del PSOE y secretario general de los socialistas andaluces.

Las fuentes consultadas aseguran que Zapatero tuvo que emplearse a fondo durante las tres semanas siguientes para vencer la resistencia de Chaves, que, de entrada, declinó la oferta de regresar a Madrid, y mucho menos para roer dos huesos tan duros como la financiación autonómica y las relaciones con los partidos nacionalistas. El entonces presidente de la Junta objetó también razones personales y familiares, y, por último, planteó a Zapatero los riesgos de abrir ahora el debate sucesorio en el PSOE andaluz, cuando el PP de Javier Arenas le pisa los talones en las encuestas.

"Es curioso ver cómo la historia se repite", afirma un dirigente socialista andaluz. "A Chaves le costó mucho aceptar en 1990 la orden de González de abandonar el Gobierno y venirse a Sevilla. Y ahora, casi veinte años después, también se resistía a regresar a Madrid. Pero antes de irse lo ha dejado todo atado con Griñán. Lo que está por ver es si en 2012 Griñán será el candidato del partido".

El pasado 1 de abril, cuando José Luis Rodríguez Zapatero voló a Londres para participar en la cumbre financiera del G-20, Manuel Chaves le acababa de dar el al presidente del Gobierno. Pero no fue una empresa fácil para Zapatero, que necesitó varias entrevistas discretas, buenas dosis de persuasión y muchos tiras y aflojas hasta que logró convencer al barón socialista de que abandonase Andalucía para ocupar el sillón de vicepresidente tercero en el Consejo de Ministros.