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JAG, el 'garganta profunda' de Roca que aspira al trono de Rubalcaba
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EL COMISARIO ESTUVO EN LA CACERÍA CON GARZÓN Y BERMEJO

JAG, el 'garganta profunda' de Roca que aspira al trono de Rubalcaba

Desde el ministerio todos se hacen cruces por el ascenso meteórico del máximo jefe de la Policía Judicial Juan Antonio González (JAG). Estuvo en la polémica

Foto: JAG, el 'garganta profunda' de Roca que aspira al trono de Rubalcaba
JAG, el 'garganta profunda' de Roca que aspira al trono de Rubalcaba

Desde el ministerio todos se hacen cruces por el ascenso meteórico del máximo jefe de la Policía Judicial Juan Antonio González (JAG). Estuvo en la polémica cacería de Garzón y Bermejo y dicen de él que es el sabueso más ‘pétreo’ de Interior. Así las cosas, su carrera parece no tener fin si no es para detenerse en una cartera ministerial. Ni siquiera la aparición de sus siglas, JAG, en la agenda de Roca, apuntándole como el garganta profunda de las operaciones policiales a cambio de cantidades importante de dinero, han rozado su figura lo más leve. Los que le conocen en su entorno dicen que posee un carácter tan frío que cada vez que aparece una noticia que no le gusta la arroja a la papelera sin más.

Ahora, el Comisario más polémico de la era Zapatero es el encargado de investigar la supuesta trama de espionaje que salpica al PP, un objetivo más para conseguir metas mayores. Desde 1992, JAG ha sido ascendido cada cuatro años hasta llegar a la jefatura de la Policía Judicial. Dicen que su próximo objetivo será el ministerio. En la última cacería con Garzón y Bermejo en el pueblo de ‘Balti’, que así llaman los lugareños al juez, todo fueron palmaditas para ‘el hombre de acero’. En opinión de sus próximos, es el claro sucesor de Rubalcaba.

Nadie se atreve con él. En la Policía todos callan cuando les hablan de JAG. La mayoría de sus miembros no comprenden por qué se paró la investigación que el juez Torres estaba realizando en torno a Juan Antonio González, uno de los bastiones más importantes de Interior que, tras la toma de posesión de ZP, fue ascendido de nuevo a la cúspide policial.

¿Quién es JAG?

De Murcia a Madrid, JAG ingresó en la Policía en 1972, participando en los últimos años de la represión franquista. Uno de sus renombrados éxitos fue la detención de los miembros del GRAPO que llevaron a cabo el atentado con bomba en la cafetería California 47. Ya en esta etapa comenzaron a aflorar algunas actuaciones comprometidas del entonces inspector de la Brigada Provincial de Información. González García vio cómo su nombre aparecía públicamente implicado en denuncias y sumarios de torturas e incluso asesinatos. Sin embargo, su duende de la suerte ya le sonreía y estas denuncias no impidieron su trepidante carrera de ascensos.

En 1992 pasó a ocupar la jefatura de la Comisaría del Distrito de Usera-Villaverde, una de las más duras por su alto índice de delincuencia, y dirigió la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Madrid. Su punto álgido llegó en febrero de 1995, cuando protagonizó, a través de una rocambolesca historia, la detención en el aeropuerto de Bangkok del ex director general de la Guardia Civil, Luis Roldán. Están confirmadas sus reuniones clandestinas, pocos meses antes, en París con el entonces prófugo de la justicia, Francisco Paesa.

Con la detención de Luis Roldán en 1995, el comisario González García se ganó el reconocimiento eterno del entonces ministro Juan Alberto Belloch y de todo el gobierno socialista. Así, en 1996, el comisario se vio recompensado con el ascenso a la dirección de la Unidad Central de Policía Judicial, especializada en la lucha contra el Crimen Organizado y la Delincuencia Económica y Tecnológica. En diciembre de 2000 fue nombrado Jefe Superior de la Policía en la Comunidad Autónoma de Murcia, coincidiendo su mandato con la época en que Juan Antonio Roca realizó multimillonarias inversiones a través de sociedades instrumentales en aquella región. Allí se hicieron amigos.

Unidad Policial hecha a la medida de Roca

En la renovación de las cúpulas de la Policía y la Guardia Civil, emprendida en junio de 2004, Juan Antonio González García fue situado al frente de la Policía Judicial, puesto que actualmente ostenta y que le convierte en uno de los máximos responsables policiales del país. Su nombre saltó a la actualidad de nuevo cuando el Juez Torres lo vinculó a Juan Antonio Roca durante la Operación Malaya, a resultas del hallazgo de las iniciales JAG en unos documentos incautados a Roca.

El juez remitió las pruebas al departamento de Asuntos Internos de la Policía Nacional porque, según consta en el sumario de la Operación Malaya, “la persona que se esconde bajo el acrónimo JAG es una persona que conoce la estructura policial y que está al tanto de las decisiones en el Cuerpo Nacional de Policía”. Atendiendo al informe de la Udyco, el juez acordó la apertura de diligencias previas para que la Brigada de Régimen Interior investigara a JAG.

Y es que, según aparece en el sumario de la investigación del caso, “los 200.000 euros pagados por Roca a JAG. presuntamente corresponderían a la información de la investigación policial relacionada con sus actividades ilícitas, así como la identidad del nuevo comisario de Marbella, del comisario jefe de la UDEF, y el responsable de investigar sus actividades ilícitas”.

Como resultado y para sorpresa de Udyco, a solo dos meses de que se iniciara la Operación Malaya, la Dirección General de la Policía reestructuró todas las unidades relacionadas con delitos económicos para crear una unidad central que pudiera golpear con mayor operatividad las redes económicas de las organizaciones delictivas. El resultado fue la creación de la UDEF (Unidad Delincuencia Económica y Fiscal), responsable de Operación Malaya contra la corrupción en Marbella, y en la que Juan Antonio González puso al mando a un hombre de su máxima confianza: José Luis Oliveras, mando de operaciones al que el juez Torres se negaba a recibir a finales de su instrucción, dado los lados oscuros que iban perfilándose en este frente.

Roca no lo delató

El juez Miguel Angel Torres, en una de las comparecencias de Roca, le preguntó abiertamente: “¿Quién es JAG?”. Entonces, el cerebro de Malaya cogió la hoja de papel en sus manos y reconoció las anotaciones de estos nombres como propias, pero aseguró que no recordaba su finalidad ni su contenido porque eran antiguas. Torres le increpó argumentando que no podía entender lo que decía, ya que junto a las iniciales figuraba el cargo actualizado de cada uno de estos mandos policiales.

Las notas aparecen “junto a una serie de anotaciones privadas que incluyen contactos, reuniones y cobros y pagos a una lista de personas de las que sólo registraba sus iniciales (...). El nexo común entre los mandos policiales anotados por Roca: han tenido mando o son originarios de su tierra natal, Murcia, donde el detenido desarrolló amplias inversiones urbanísticas”.

Desde el ministerio todos se hacen cruces por el ascenso meteórico del máximo jefe de la Policía Judicial Juan Antonio González (JAG). Estuvo en la polémica cacería de Garzón y Bermejo y dicen de él que es el sabueso más ‘pétreo’ de Interior. Así las cosas, su carrera parece no tener fin si no es para detenerse en una cartera ministerial. Ni siquiera la aparición de sus siglas, JAG, en la agenda de Roca, apuntándole como el garganta profunda de las operaciones policiales a cambio de cantidades importante de dinero, han rozado su figura lo más leve. Los que le conocen en su entorno dicen que posee un carácter tan frío que cada vez que aparece una noticia que no le gusta la arroja a la papelera sin más.

Juan Antonio Roca Baltasar Garzón