Zapatero asume en solitario el peso de la crisis para conservar el voto socialista

Nada queda del consejo que le dio en junio el editor y empresario José Manuel Lara a José Luis Rodríguez Zapatero: “Deja que se queme Solbes”. Ante la dimensión de la crisis, el presidente del Gobierno ha decidido asumir ante la opinión pública todo el peso del frenazo económico. Un cambio de estrategia en que Zapatero ha pasado de negar la crisis a reclamar un papel protagonista en el reparto de la cumbre internacional que debe establecer las nuevas reglas de la economía.

El retroceso electoral del PSOE, reflejado en las encuestas de diarios tan diversos como La Razón, Público o El Periódico de Cataluña, ha forzado a los socialistas a recurrir a su principal activo: la imagen del presidente del Gobierno. Zapatero multiplicó en octubre su agenda económica con una batería de reuniones y fotografías en las que participaron los presidentes de los principales bancos y cajas, los agentes sociales, Mariano Rajoy y líderes internacionales como Nicolas Sarkozy.

José Manuel Durao Barroso y, posteriormente, convocó a los medios de comunicación para anunciar un nuevo paquete de medidasdestinado ahacer frente a la subida del paro. Algo que en otras circunstancias hubiera encargado al ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, o al propio Solbes.

Además, de la mano de Bernardino León, secretario general de Presidencia y ex secretario de Estado de Exteriores, Zapatero ha descubierto el brillo de la política internacional. En el último mes ha participado en la cita Asia-Europa (ASEM) celebrada en China, en los encuentros del Eurogrupo y en la Cumbre Iberoamericana, donde ha recabado apoyos para conseguir una silla en la próxima reunión del G-20.

Carlos Barreda, director del máster de comunicación política de la Universidad de Navarra, el presidente del Gobierno está intentado sacar provecho de una situación negativa, como hizo el ex canciller alemán Gerard Schroeder, quien logró ser reelegido en 2002 tras ponerse al frente de la gestión de las graves inundaciones que afectaron al Este de Alemania. No obstante, la crisis económica internacional se prolongará en el tiempo mucho más que los efectos de una riada y, como advierte Barreda, no es probable que remita gracias a las medidas del Gobierno.

Un intento de rehacer su imagen

Otra de las claves de la nueva actitud de Zapatero es, según Barreda, su deseo de alcanzar el liderazgo en un sector, el económico, en el que nunca se ha sentido cómodo. “Está intentando paliar sus carencias, rehacer su imagen”, explicó Barreda, quien recordó la anécdota que ha condicionado hasta ahora la percepción pública sobre la capacidad de Zapatero en materia económica. Se trata del episodio acaecido en 2003, cuando Jordi Sevilla tuvo que dar ánimos al entonces joven líder de la oposición, después de que éste confundiera varios conceptos económicos, con la famosa frase: “Esto te lo sabes en dos tardes”.

Cinco años después, Zapatero aparece confiado ante los periodistas para desgranar los planes de rescate a la banca o de ayuda a las familias, en un intento de remontar en los sondeos de opinión. Un modo de afrontar la crisis que ha comenzado a generar malestar entre algunos cuadros socialistas, que ven cómo la mayoría de ministros no están dando la cara. De los 17 ministros del gabinete, apenas Solbes, Corbacho, María Teresa Fernández de la Vega y Carme Chacón han logrado cierta presencia en los medios de comunicación, aparte de Mariano Fernández Bermejo, ministro de Justicia, que ha aparecido enfrentado con jueces y secretarios judiciales de toda España. De los otros doce titulares de cartera, poco o nada trasciende.

La fuerza de la marca Zapatero

Sobre el protagonismo de Zapatero, analistas cercanos a la oposición apuntaron que no se trata de algo nuevo, como quedó demostrado en las dos últimas elecciones generales, en que la marca ZP, primero, y Z, después, subordinó a las siglas del PSOE. Para estas fuentes es improbable que el carisma y la habilidad comunicativa del presidente del Gobierno funcionen a largo plazo, cuando la recesión haya golpeado de lleno a las familias españolas, aunque, conceden, pueden conseguir buenos resultados inmediatos.

Las elecciones europeas de 2009 serán la primera gran encuesta real para conocer si la apuesta de Zapatero es ganadora o si sucumbe ante la fuerza de la crisis.