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Zarzuela castiga a la prensa para que Zapatero y Rajoy no le roben protagonismo al Rey
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QUIERE EVITAR LOS CORRILLOS EN TORNO A POLÍTICOS

Zarzuela castiga a la prensa para que Zapatero y Rajoy no le roben protagonismo al Rey

Dos de noviembre de 1980, Yakarta. Viaje oficial de los reyes a Indonesia. El entonces ministro de Asuntos Exteriores, José Pedro Pérez-Llorca, del Gobierno de UCD,

Foto: Zarzuela castiga a la prensa para que Zapatero y Rajoy no le roben protagonismo al Rey
Zarzuela castiga a la prensa para que Zapatero y Rajoy no le roben protagonismo al Rey

Dos de noviembre de 1980, Yakarta. Viaje oficial de los reyes a Indonesia. El entonces ministro de Asuntos Exteriores, José Pedro Pérez-Llorca, del Gobierno de UCD, improvisa una rueda de prensa en mitad de la recepción a sus majestades. Don Juan Carlos, muy disgustado por este gesto, abandona el salón profundamente indignado. Esta anécdota, que vivió en primera persona Jaime Peñafiel, y que recordó a este diario, explica en parte el llamado apagón informativo al que la Zarzuela ha sometido la celebración de la Fiesta Nacional, el 12 de octubre.

 

La Casa Real no ha permitido la acreditación de periodistas para cubrir la recepción de la familia real en el Palacio de Oriente, posterior al tradicional desfile militar. En su lugar, Zarzuela ha optado por invitar a unos 200 representantes de los medios de comunicación. Esta calidad de invitados significa que, por un lado, no es el medio el que elige a quién envía para cubrir el acto, sino que es la Casa Real quien escoge. Y, por otro, que nada de lo que allí suceda debe ser susceptible de ser convertido en información.

 

Según fuentes de Zarzuela, el asunto se ha exagerado, ya que, a su juicio, los periodistas van a seguir presentes y con representación de la mayoría de empresas informativas, incluida la llamada prensa rosa. Pero, para estas fuentes, la recepción se había convertido “en otra cosa”. “El objetivo es que la gente hable, se relaje, disfrute, es una deferencia hacia los periodistas”, explican. En realidad, esa “otra cosa” en la que se habían convertido las recepciones no es otra cosa que en la oportunidad de los políticos para formar ‘corrillos’ y trasladar su mensaje a los informadores.

 

No es extraño que el presidente del Gobierno, el jefe de la oposición u otra figura política eclipse al día siguiente en los periódicos al Rey gracias a unas declaraciones jugosas lanzadas aprovechando la presencia distendida de los periodistas. Para acabar con esta situación, la Zarzuela ha decidido cambiar todo el sistema y convertir a los periodistas en unos meros invitados, sin bolígrafo ni libreta.

 

Fuentes conocedoras del funcionamiento interno de la Casa Real expresaron que se trata de una maniobra equivocada, mientras que Peñafiel señaló que “se ha matado al mensajero” en lugar de advertir a los representantes políticos de que ése no es el lugar ni el momento apropiado para dar una rueda de prensa.

 

Problemas de espacio

 

Desde la Casa Real se argumentó también falta de espacio para ejercer este nuevo control sobre la presencia de periodistas, y se negó que se deba a la posibilidad de que se lanzara alguna pregunta incómoda sobre la separación de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, o sobre la operación de cirugía a la que se sometió la princesa Letizia.  En este sentido, estas fuentes recordaron que entre los numerosos periodistas invitados se encuentra una buena representación de aquellos que se dedican habitualmente a la crónica social.

 

La Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE) reaccionó en un primer momento, a través de su presidenta, Magis Iglesias, expresando su “disgusto” con la decisión de la Casa Real, aunque matizó que a la FAPE le “tranquiliza” el hecho de que se haya ampliado el número de informadores invitados. Iglesias, en declaraciones a Servimedia, afirmó que a la FAPE le “satisface que, entre los más de 190 representantes de medios de comunicación que han sido invitados, se encuentran numerosos redactores que cubren información política y de la Casa Real”.

Dos de noviembre de 1980, Yakarta. Viaje oficial de los reyes a Indonesia. El entonces ministro de Asuntos Exteriores, José Pedro Pérez-Llorca, del Gobierno de UCD, improvisa una rueda de prensa en mitad de la recepción a sus majestades. Don Juan Carlos, muy disgustado por este gesto, abandona el salón profundamente indignado. Esta anécdota, que vivió en primera persona Jaime Peñafiel, y que recordó a este diario, explica en parte el llamado apagón informativo al que la Zarzuela ha sometido la celebración de la Fiesta Nacional, el 12 de octubre.