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Antonio Garrigues Walker: “Mi fe en la condición humana es muy pequeña”
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ENTREVISTA AL PRESIDENTE DE GARRIGUES

Antonio Garrigues Walker: “Mi fe en la condición humana es muy pequeña”

Antonio Garrigues Walker no confía en que la crisis económica que atraviesa España vaya a hacernos reflexionar como país. “El síndrome del becerro de oro va

Foto: Antonio Garrigues Walker: “Mi fe en la condición humana es muy pequeña”
Antonio Garrigues Walker: “Mi fe en la condición humana es muy pequeña”

Antonio Garrigues Walker no confía en que la crisis económica que atraviesa España vaya a hacernos reflexionar como país. “El síndrome del becerro de oro va a estar ahí permanentemente”, dijo este martes a El Confidencial. Pero sus reflexiones sobre el concepto de liberalismo encerradas en una inteligente editorial que publicó en el ABC a finales de mayo, resultan especialmente pertinentes. Para el jurista, más allá del liberalismo conservador y del socialismo liberal está ese liberalismo al que, "le importa mucho más el ser que el tener y aunque respeta profundamente el deseo de tener de cada ser humano, concede un valor decisivo a los planteamientos morales sin los cuales el sistema se encanalla y se derrumba, como está sucediendo en el sector financiero e inmobiliario".

El presidente de uno de los bufetes más prestigiosos del país abrió a este diario las puertas de su despacho, situado en el número 3 de la calle Hermosilla, para hablar de la actual crisis. El pesimismo de Garrigues con respecto a la condición humana, no quita para que guarde un optimismo contagioso a la hora de hablar de la economía española y de su capacidad de recuperación. Eso sí, para que se cumplan sus vaticinios, tendrán que soplar muchos vientos a nuestro favor.

¿Qué valoración hace usted de la crisis económica que atraviesa España?

Al valorar la crisis española, lo que no podemos hacer es cometer el error de pensar que somos un país aislado de una situación mundial. Me molesta mucho que en España tengamos la obsesión de pensar que estamos viviendo una crisis tremenda, dramática, que tenemos una crisis más profunda que la de otros países. Somos un país como otro cualquiera que va a vivir la crisis a su manera y a su forma.

¿Qué pueden hacer las autoridades al respecto?

Yo comprendo que no podemos pedir a nuestros dirigentes unos nuevos pactos de La Moncloa, porque sería complicado, pero tienen que ponerse de acuerdo. Tiene que haber un pacto en la justicia, un pacto en materia económica, de inmigración y de internacionalización. La ciudadanía tiene derecho a exigir a la clase política un comportamiento más responsable y civilizado, a que no se la trate como se la ha tratado en la última legislatura, que ha sido un espectáculo verdaderamente deprimente. Si el estamento político se pone de acuerdo, este país puede superar la crisis rápidamente y sin muchos daños.

¿Qué plazos estamos barajando?

Yo no creo que esta crisis vaya a durar más de un año. Yo no digo que en un año desaparezca, yo digo que al cabo de un año veremos signos de recuperación y de crecimiento. Al final, lo único importante en la crisis, en mi opinión, es que no la paguen los de siempre, los más débiles y necesitados. Es una inmoralidad y una falta de ética intolerables. De lo que se trata es de que todos nos sacrifiquemos, y digo todos, durante un periodo de tiempo.

Usted ha destacado por su labor como asesor legal de inversores extranjeros interesados en invertir en España. ¿Cómo cree que afectará esta crisis a los flujos de inversión extranjera en nuestro país?

No estamos haciendo una buena política de atracción de capitales. No lo estamos haciendo bien con los países árabes por ejemplo. Tendríamos que ir allí, organizar seminarios, presentar proyectos, traernos a personas para que conozcan nuestro país como hacen otros países. Yo estoy últimamente sorprendido con la cantidad de gobernadores de Estados norteamericanos que vienen a España a pedir inversión. Y no estoy hablando de uno o dos. En las últimas semanas hemos recibido la visita de cinco gobernadores norteamericanos y también de alcaldes, como el de Miami y el de San Francisco.

España puede hacer muchas mas cosas de las que hace, y tendrá que hacerlas, porque si el mercado doméstico va a vivir una época mala habrá que ir al mercado internacional. Lo grave es que nuestra internacionalidad es muy pequeña.

¿Cuáles son las razones de esa falta de presencia en los mercados internacionales?

La principal es que en España hablamos muy pocos idiomas. Esto es un drama porque en un mercado global si no sabes inglés no existes, no eres un ser con capacidad de competencia. Pero es que además de inglés, que es una necesidad completa, habrá que aprender a hablar también alemán, ruso, chino o árabe.

Nuestra historia de aislamiento tiene algo que ver con esta falta de interés en el mundo internacional y también el hecho de ser una cultura latina, que son culturas que se encierran en sí mismas porque creen firmemente que están conectadas con el ideal de felicidad.

¿Es cierto que las elites de otros países nos contemplan más bien como la cuna de la fiesta en lugar de ver en nuestro país intereses geopolíticos o empresariales?

La imagen española del vino, las mujeres guapas y los toros no es una imagen negativa. Muy al contrario, es tremendamente positiva para el país. Lo más importante es que además de eso nos hemos convertido en un país serio a los ojos de las elites económicas de otros países, que tienen una imagen de España mucho más seria.

Hace poco su firma presentó el informe de Responsabilidad Social Corporativa de 2007. Este ámbito, junto con el de la filantropía, comienza a desarrollarse mucho en nuestro país. ¿Qué piensa realmente de estas iniciativas?

A mi me parece que hay una parte de forma, que se está desarrollando, y lo que no veo a veces es el fondo. No creo que se responda a una eticidad profunda. Hay muchas empresas que las desarrollan porque se dan cuenta de que la ética es rentable.

En general en España, a diferencia de Estados Unidos, lo que falla es la sociedad civil, que está acostumbrada a que el Estado se ocupe de todos estos temas. En la vida uno tiene que ocuparse de lo suyo y de lo ajeno, porque si no te ocupas de lo ajeno, la convivencia se hace muy difícil.

Antonio Garrigues Walker no confía en que la crisis económica que atraviesa España vaya a hacernos reflexionar como país. “El síndrome del becerro de oro va a estar ahí permanentemente”, dijo este martes a El Confidencial. Pero sus reflexiones sobre el concepto de liberalismo encerradas en una inteligente editorial que publicó en el ABC a finales de mayo, resultan especialmente pertinentes. Para el jurista, más allá del liberalismo conservador y del socialismo liberal está ese liberalismo al que, "le importa mucho más el ser que el tener y aunque respeta profundamente el deseo de tener de cada ser humano, concede un valor decisivo a los planteamientos morales sin los cuales el sistema se encanalla y se derrumba, como está sucediendo en el sector financiero e inmobiliario".