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Atentado de Calahorra: cuatro etarras, tres coches y dos ollas con 30 kilos de cloratita cada una
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Atentado de Calahorra: cuatro etarras, tres coches y dos ollas con 30 kilos de cloratita cada una

Cuatro terroristas participaron en el atentado con coche-bomba que ETA hizo estallar el viernes junto al cuartel de la Guardia Civil de Calahorra, en La Rioja.

Foto: Atentado de Calahorra: cuatro etarras, tres coches y dos ollas con 30 kilos de cloratita cada una
Atentado de Calahorra: cuatro etarras, tres coches y dos ollas con 30 kilos de cloratita cada una

Cuatro terroristas participaron en el atentado con coche-bomba que ETA hizo estallar el viernes junto al cuartel de la Guardia Civil de Calahorra, en La Rioja. Los etarras utilizaron hasta tres vehículos distintos, incluido el que explotó, un Honda Civic que había sido robado a punta de pistola a una pareja en un monte de Álava, y que estaba cargado con dos ollas con 30 kilos cada una de cloratita, según fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por este diario.

Las fuerzas de seguridad del Estado se afanan en el examen exhaustivo de las imágenes recogidas por la cámara de vigilancia del propio cuartel de la Guardia Civil de Calahorra, que en torno al mediodía del viernes santo, 21 de marzo, registraron la llegada de un individuo encapuchado, de gran estatura, que aparcó el Honda Civic azul y abandonó el lugar del atentado de forma apresurada, dando siempre la espalda al objetivo. Es la única clave de la que policía y Guardia Civil disponen para intentar llegar a los autores de la explosión.

De acuerdo con las fuentes, la llamada al servicio de asistencia en carretera DYA de Vizcaya se produjo casi dos horas después de colocado el coche bomba. Los terroristas efectuaron el aviso a través de un teléfono móvil, con tarjeta prepago, y cuando se encontraban a la altura de la localidad alavesa de Arraia-Maeztu, a más de una hora de coche de Calahorra, lejos por tanto del escenario de los hechos.

El "gigante encapuchado" que aparcó el coche cargado con el explosivo montó en otro vehículo que, motor en marcha, le esperaba a escasos metros del lugar de la explosión con un segundo etarra al volante, coche en el que ambos emprendieron la huida. Un tercer terrorista permaneció vigilando en una ladera de la sierra de Toloño, ubicada entre Álava y La Rioja, a la pareja a la que en la mañana del viernes, dos etarras, a punta de pistola y a cara descubierta, habían robado el Honda que estalló.

Basándose en la elevada estatura del individuo que aparcó el Honda Civic y cuya maniobra quedó recogida por la cámara de seguridad del propio Cuartel de Calahorra, algunas fuentes especulan con la posibilidad de que se trate del mismo terrorista que el 7 de marzo asesinó al ex concejal del PSE en Mondragón Isaías Carrasco, aunque la altura del etarra de Calahorra parece superior a la del hombre con barba postiza que efectuó los disparos contra el militante socialista.

"Hay ETA para rato"

La impresión generalizada entre los expertos de la lucha antiterrorista es que "hay ETA para rato", opinión que contrasta con las declaraciones triunfalistas del Ejecutivo previas al 9-M. Antes de las elecciones, ETA estaba acabada, según expresión del propio Rodríguez Zapatero; después de las elecciones, "el azote de ETA será largo", según el todavía ministro del Interior, Pérez Rubalcaba.

"Es verdad que ETA está muy castigada, pero de ahí a decir que está acabada media un abismo, e intentar predecir un final militar de la banda es no conocer a ETA", aseguran las fuentes. "La banda dispone de entre dos y tres comandos con capacidad operativa para llevar a cabo atentados como el de Calahorra, además de tíos liberados con sangre fría suficiente como para pegarle cuatro tiros a Carrasco. Su problema es más bien de infraestructuras de acogida. Este atentado está dirigido a ablandar a Rodríguez Zapatero y obligarle a negociar de nuevo".

Cuatro terroristas participaron en el atentado con coche-bomba que ETA hizo estallar el viernes junto al cuartel de la Guardia Civil de Calahorra, en La Rioja. Los etarras utilizaron hasta tres vehículos distintos, incluido el que explotó, un Honda Civic que había sido robado a punta de pistola a una pareja en un monte de Álava, y que estaba cargado con dos ollas con 30 kilos cada una de cloratita, según fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por este diario.