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La soledad de Bermúdez
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La soledad de Bermúdez

“Bien, ahora toca trabajar”, espetó el magistrado Javier Gómez Bermúdez tras conocer la noticia de su confirmación al frente de la Sala de lo Penal de

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La soledad de Bermúdez

“Bien, ahora toca trabajar”, espetó el magistrado Javier Gómez Bermúdez tras conocer la noticia de su confirmación al frente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional por el Tribunal Supremo el pasado 15 de enero. El Alto Tribunal dirimía ese día el tercer recurso contencioso-administrativo contra el nombramiento de Bermúdez presentado por su colega José Ricardo de Prada. A priori, las cosas no pintaban bien para el presidente del Tribunal del 11-M: un informe del fiscal desfavorable se unía la presión del descontento entre sus apoyos dentro del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Un sector conservador de uñas por tras la sentencia del juicio de los atentados de Atocha y el escándalo por el libro de su esposa Elisa Beni La soledad del juzgador. Sin embargo, el Supremo resolvió a su favor y alguno piensa que por manipulación gubernamental.

Sea como fuere, el título de la obra de Beni ha sido más premonitorio de lo que se pudiera imaginar el magistrado más famoso de 2007, porque Bermúdez, efectivamente, está solo. “Ha perdido credibilidad, se trata de una crisis de autoritas indescriptible”, afirman fuentes de toda solvencia de la Audiencia Nacional, “el daño del libro de su mujer es irreparable”. Como argumentaran a El Confidencial algunas asociaciones de la magistratura, el contenido del libro no comportaba ningún tipo de infracción disciplinaria, de hecho así lo entendió el CGPJ, pero desde el punto de vista ético era “una falta de desconsideración hacia sus compañeros”.

Según las fuentes de la Audiencia, “pese a la reafirmación de su puesto, la cuestión está en desde cuando se va a computar. Porque este cargo es de cinco años, y aún no se sabe desde qué nombramiento, si desde el original o los dos siguientes tras resolverse las anulaciones”. Por otra parte, “la renovación o no al frente de la Sala de lo Penal es a petición del CGPJ y ya se verá si goza o no de los famosos apoyos”.

Dichos apoyos hacen referencia a los vocales del CGPJ considerados del ala más conservadora, Adolfo Prego, Josep Alfons López y José Luis Requero, quienes encumbraron al magistrado andaluz a lo más alto y que, tras conocer el contenido de la sentencia de la vista oral del 11-M montaron en cólera hasta ponerse de acuerdo en darle una lección. La sangre no llegó a río, pero casi, puesto que a quién sí se han cargado es a Elisa Beni.

La esposa de Bermúdez fue destituida de su puesto como directora de comunicación del Tribunal Superior de Justicia de Madrid a instancias de la Comisión de Comunicación del CGPJ por “pérdida de confianza” y Prego y Requero formaban parte de la misma.

Viejas polémicas

Otra de las mayores polémicas del juez Bermúdez fue su particular interpretación de la Ley de Enjuiciamiento Criminal a la hora de establecer quién puede realizar un escrito de acusación para instar a la apertura de un juicio oral. Bermúdez entendió, contra 125 años de jurisprudencia precedente, la imposibilidad de que fuera la acusación popular (sociedad civil) en el caso de las cesiones de crédito del Banco Santander, decisión que ratificó el Supremo evitando que Emilio Botín se sentara en el banquillo. Un caso que ha cobrado actualidad después de que el Alto Tribunal fallara al contrario en el caso Atutxa la semana pasada.

“Bien, ahora toca trabajar”, espetó el magistrado Javier Gómez Bermúdez tras conocer la noticia de su confirmación al frente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional por el Tribunal Supremo el pasado 15 de enero. El Alto Tribunal dirimía ese día el tercer recurso contencioso-administrativo contra el nombramiento de Bermúdez presentado por su colega José Ricardo de Prada. A priori, las cosas no pintaban bien para el presidente del Tribunal del 11-M: un informe del fiscal desfavorable se unía la presión del descontento entre sus apoyos dentro del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Un sector conservador de uñas por tras la sentencia del juicio de los atentados de Atocha y el escándalo por el libro de su esposa Elisa Beni La soledad del juzgador. Sin embargo, el Supremo resolvió a su favor y alguno piensa que por manipulación gubernamental.

Javier Gómez Bermúdez