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Las últimas operaciones policiales confirman el perfil de los nuevos etarras: Jóvenes y Escasamente Preparados
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Las últimas operaciones policiales confirman el perfil de los nuevos etarras: Jóvenes y Escasamente Preparados

Con la bomba en la mochila y a bordo de un taxi. El etarra huido el pasado jueves en la provincia de Castellón al divisar un

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Las últimas operaciones policiales confirman el perfil de los nuevos etarras: Jóvenes y Escasamente Preparados

Con la bomba en la mochila y a bordo de un taxi. El etarra huido el pasado jueves en la provincia de Castellón al divisar un control de la Guardia Civil es, en opinión de las fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por El Confidencial, un claro ejemplo del perfil de los terroristas con los que ETA está intentando materializar la ruptura de la tregua: “No suelen superar los treinta años de edad y parecen ir muy justitos de preparación”. Aunque la Policía aún no ha puesto nombre y apellidos al fugitivo -ni al supuesto compañero que se despidió de él en la estación de tren de Castellón-, los investigadores han barajado los de un etarra que se ajusta a la perfección a estas características: Ander Múgica Andonegi, un joven donostiarra de 24 años de edad que fue detenido en 2002 por kale borroka y que había huido al sur de Francia para evitar el juicio.

Lo que sí saben con certeza los expertos de la lucha antiterrorista es que Ander Múgica formaba parte del grupo que el pasado 21 de junio dejó abandonado un coche con explosivos en Ayamonte (Huelva), cerca de la frontera con Portugal. La Guardia Civil sitúa también en este comando a otro joven, Aitor Zubillaga Zurutuza, un guipuzcoano de 30 años de edad, cuyo historial es igual de escaso: una detención en 2000 por violencia callejera. La Policía cree que ambos huyeron a partir de 2002, después de que agentes franceses localizasen el ordenador del entonces jefe militar de la banda, Ibón Fernández Iradi, Susper, en cuya memoria apareció un listado de jóvenes que supuestamente habían aceptado colaborar con la banda, aunque mucho de ellos aún no lo habían hecho. Desde entonces, más de cien presuntos activistas que aparecían en aquel equipo informático han sido detenidos, aunque otro número importante permanece en paradero desconocido.

Las Fuerzas de Seguridad del Estado están convencidas de que es este grupo de fugitivos -la mayoría de los cuales no supera los treinta años de edad y que cuando huyeron aún no se habían integrado en la estructura de la banda y que, por tanto, no tenían experiencia- la cantera de la que se está nutriendo ETA para crear los nuevos los comandos. Fue el caso de José Angel Lerín, el liberado detenido en abril por la Guardia Civil cuando reorganizaba el Donosti; y el de Garikoitz Etxeberria, capturado en la frontera francesa el pasado mes enero después de que la Ertzaintza encontrara en diciembre un zulo en la localidad vizcaína Amorebieta.

Ayer el diario El Correo desvelaba en este sentido que entre el material incautado a primeros de mes en las cercanías de París a dos supuestos integrantes del aparato de falsificación de la banda ha aparecido una decena de fotografías de jóvenes terroristas nunca fichados. De hecho, uno de los dos detenidos en esta operación, Liher Rodríguez, un bilbaíno de 27 años, tardó cuatro días en ser identificado por la Policía española porque no aparecía en los ficheros.

No se memorizó su DNI

Además de su juventud, otra característica que la Policía adjudica a los nuevos integrantes de los comandos es su escasa preparación. En este sentido, las fuentes consultadas destacan el caso de Aritz Arginzoniz, el etarra detenido hace escasos días en la estación de autobuses de Santander cuando esperaba la llegada de un vehículo cargado de explosivos para cometer un atentado. Éste, que levantó las sospechas de una patrulla por su nerviosismo, no se había tomado la preocupación de memorizar los datos que aparecían en la documentación falsa que portaba. “Cuando le preguntaron el nombre de sus padres, se quedó mudo”, recuerda a este diario una fuentes policial que señala que éste fue el detalle que llevó a los agentes a precipitar la detención.

Con la bomba en la mochila y a bordo de un taxi. El etarra huido el pasado jueves en la provincia de Castellón al divisar un control de la Guardia Civil es, en opinión de las fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por El Confidencial, un claro ejemplo del perfil de los terroristas con los que ETA está intentando materializar la ruptura de la tregua: “No suelen superar los treinta años de edad y parecen ir muy justitos de preparación”. Aunque la Policía aún no ha puesto nombre y apellidos al fugitivo -ni al supuesto compañero que se despidió de él en la estación de tren de Castellón-, los investigadores han barajado los de un etarra que se ajusta a la perfección a estas características: Ander Múgica Andonegi, un joven donostiarra de 24 años de edad que fue detenido en 2002 por kale borroka y que había huido al sur de Francia para evitar el juicio.