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El hombre invisible
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El hombre invisible

No fue una época fácil para muchos. El año 2000 estuvo marcado económicamente por la espectacular subida del precio del petróleo, lo que provocó que los

No fue una época fácil para muchos. El año 2000 estuvo marcado económicamente por la espectacular subida del precio del petróleo, lo que provocó que los derivados del oro negro se encarecieran. Malos tiempos para las aerolíneas, los consumidores, los transportistas, los taxistas… Y también para los agricultores, porque el gasóleo se encareció en más de un 50% en unos meses.

En el campo convocaron manifestaciones para exigir la bajada del precio de los carburantes. El portavoz de ese proceso era Fernando Moraleda, entonces director general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA). El 5 de junio, Moraleda dio una rueda de prensa para explicar los motivos de la manifestación, aportando bastantes datos. “Hacienda va a recaudar 130.000 millones de pesetas más en concepto de IVA este año”, decía. “El gasto en carburantes de los consumidores se ha incrementado en 468.000 millones de pesetas”, “los agricultores han perdido 106.000 millones por la subida del gasóleo”, insistió. Al final de la rueda de prensa, un joven periodista se le acercó y le dijo: “perdone señor Moraleda pero quería preguntarle por estos datos. He echado las cuentas y no me salen, no cuadran”. “Ya, ya. Ya sé que no cuadran”, le contestó. “Pero, ¿qué quieres? Tengo que decir estas cosas, ¿no?”. Y se fue.

Así es Fernando Moraleda Quílez, 51 años, secretario de Estado de Comunicación desde octubre de 2005. Nacido en Ciudad Real, quienes le tratan aseguran que no siempre dice la verdad, algo letal para su actual dedicación, y que suele cometer errores porque no es precisamente una “persona que se trabaje mucho los temas”. Casado y con dos hijos, su papel como ‘gurú’ o estratega de la comunicación del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero brilla por su ausencia. De hecho, esta semana, el presidente ha confesado en privado que quizá no han sabido explicar a los ciudadanos qué estaban haciendo con ETA y cómo estaban llevando el diálogo con la banda terrorista. En otras ocasiones, también en privado, Zapatero ha reconocido tener un “problema” en comunicación.

“¿Qué tal las patatas y los tomates?”

¿Dónde está Moraleda? Esa es la pregunta. Acaba de darse casi el estoque final a la legislatura, con el fin del alto el fuego de ETA, y a Moraleda no se le ha visto. No participó en el discurso que hizo Zapatero tras la ruptura de la tregua. Dicen de él, por tanto, que “ni está ni se le espera”. Sobre todo porque no ha sabido o no ha podido hacerse un hueco dentro de los ‘fontaneros’ de Moncloa ni en el partido. Corre el rumor de que en una visita que hizo el ex presidente de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra al complejo presidencial, al ver a Moraleda le dijo: “¡Hombre, Fernando! ¿Qué tal van las patatas y los tomates? ¡Ah! No, que ya no te dedicas a eso…”.

No se dedica a eso, pero tampoco a la estrategia del Gobierno. Moraleda no hace las grandes estrategias de comunicación y es el propio Zapatero quien suele ponerse en contacto con los periodistas para ganárselos y transmitirles los mensajes que quiere en cada momento. Es habitual que periodistas de El País, El Mundo o ABC reciban llamadas del presidente los sábados o domingos, con vistas a ganarse las portadas del día siguiente. También es habitual que, tras una rueda de prensa importante, llame desde su móvil a algunos periodistas para preguntarles por la comparecencia. “¿Cómo lo has visto tú?”.

Y cuando no es el propio presidente, se le ‘cuelan’ otros, como es el caso del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien tomó el mando de la estrategia de comunicación tras el atentado de ETA en Barajas en diciembre. Como publicó este periódico, Rubalcaba dio un golpe de mano y no dejó que Zapatero ni la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, aparecieran por la T-4 hasta días después. “Moraleda ni pinchaba ni cortaba, toda la estrategia de comunicación la planeó Rubalcaba y sus ‘terminales monclovitas’, José Enrique Serrano y Enrique Guerrero”, según las fuentes consultadas.

Moraleda ‘ayuda’ a su propia desaparición

A la actual situación en la que se encuentra el secretario de Estado de Comunicación ha contribuido él mismo con sus propios errores. Poca gente sabe que a Moraleda le advirtieron poco antes de que el presidente Zapatero fuese al programa de TVE ‘Tengo una pregunta para usted’ sobre el peligro que suponía para el presidente enfrentarse a los ciudadanos. “Que ellos no son como los periodistas, ellos preguntan por el precio de una docena de huevos”, le dijeron. Moraleda no tomó nota. En el programa, el presidente no supo cómo responder a una pregunta sobre el precio de un café.

Más conocido es que a mediados de 2006, en mitad de la negociación con los sindicatos sobre la remodelación de RTVE, Moraleda aseguró en un curso de la Universidad Complutense de Madrid que la nueva oferta realizada a los sindicatos era muy superior a cualquier otra. Tras las críticas de los agentes sociales, por la tarde la Secretaría de Estado de Comunicación matizó que no existía ninguna nueva oferta sobre RTVE.

También tuvo que rectificar unas palabras de Zapatero al periódico francés Le Figaro, que mantuvo durante unas horas en su edición digital, que “nosotros hemos cumplido nuestra parte del contrato” con ETA. Repetido el mensaje hasta la saciedad en las tertulias nacionales, Moncloa obligó a cambiarlo por “nosotros hemos hecho lo que teníamos que hacer”. Otro error para un hombre que se vanagloria de no leer los periódicos digitales.

Futuro incierto

Con este currículo, es difícil apostar por su continuidad en Moncloa si repite mandato Zapatero en 2008, pese a contar con los fuertes apoyos que le llevaron a ocupar su cargo por delante de Jordi García Candau, el candidato del ex ministro de Defensa, José Bono, por aquel entonces con cierta fuerza en el partido. Se trata de Javier de Paz, presidente de la empresa pública Mercasa, amigo de Zapatero y sobrino carnal de Jesús Mancho, ya fallecido, uno de los mentores de Moraleda en el sindicato UGT.

Otro de sus mentores es el propio Cándido Méndez, secretario general de UGT. Moraleda entró como un simple administrativo en el sindicato hasta que pasó a la histórica Federación de Trabajadores de la Tierra, de donde nació la UPA. “Méndez le tiene en gran estima y siempre ha dicho que su puesto estaba más allá de la UPA porque su imagen no era la de un agricultor”, dice un compañero sindicalista. Moraleda ayudó a Méndez en su lucha con Manuel Fernández Lito por el poder en UGT.

Precisamente del sindicato y de su pasado en UGT (fue 17 años director general de la UPA), son de donde proceden sus amigos. De hecho, a uno de ellos lo ha fichado como asesor suyo en Moncloa. Se trata de Pedro Gil, colaborador en el sindicato y su estable pareja de paddle.

Para muchos, Moraleda ha llegado más lejos de lo que nunca pensó. Estudiante de Químicas en la Complutense, administrativo de UGT, director general de la UPA, secretario general de Agricultura y Alimentación por unos meses y secretario de Estado de Comunicación. Hombre listo, simpático, que sabe ganarse a su interlocutor, la UPA era demasiado poco para él pero Moncloa es demasiado. En el mitin de cierre de campaña de Zapatero en las pasadas elecciones municipales, celebrado en Fuenlabrada, Moraleda llegó al Pabellón Fernando Martín una hora antes del inicio del acto para revisarlo todo. Cuando iba a pasar, el guardia de seguridad no le reconoció y no le dejó entrar hasta que otra gente del PSOE le avaló. “Pero, ¿quién es usted?”.

No fue una época fácil para muchos. El año 2000 estuvo marcado económicamente por la espectacular subida del precio del petróleo, lo que provocó que los derivados del oro negro se encarecieran. Malos tiempos para las aerolíneas, los consumidores, los transportistas, los taxistas… Y también para los agricultores, porque el gasóleo se encareció en más de un 50% en unos meses.

En el campo convocaron manifestaciones para exigir la bajada del precio de los carburantes. El portavoz de ese proceso era Fernando Moraleda, entonces director general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA). El 5 de junio, Moraleda dio una rueda de prensa para explicar los motivos de la manifestación, aportando bastantes datos. “Hacienda va a recaudar 130.000 millones de pesetas más en concepto de IVA este año”, decía. “El gasto en carburantes de los consumidores se ha incrementado en 468.000 millones de pesetas”, “los agricultores han perdido 106.000 millones por la subida del gasóleo”, insistió. Al final de la rueda de prensa, un joven periodista se le acercó y le dijo: “perdone señor Moraleda pero quería preguntarle por estos datos. He echado las cuentas y no me salen, no cuadran”. “Ya, ya. Ya sé que no cuadran”, le contestó. “Pero, ¿qué quieres? Tengo que decir estas cosas, ¿no?”. Y se fue.