Barea asegura que “en mi oficina había trece personas", y ahora hay más de cuarenta

En medio de la polémica sobre la excesiva influencia que ejerce la Oficina Económica del Gobierno en el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y su implicación en varias de las operaciones que han sacudido el sector empresarial y político nacional, el ex director de la Oficina con Aznar, José Barea, ha asegurado a El Confidencial que el PSOE ha multiplicado por tres el número de empleados de este departamento.

“Cuando yo monté la Oficina éramos trece personas contando al bedel, las secretarias y a los economistas”, asegura Barea. Ahora, en cambio, rondan las cuarenta personas, 27 de ellas economistas, tal y como confirmó ayer la propia Oficina al colgar en su página web la estructura de mandos del departamento.

El dato refleja la importancia que le ha dado Zapatero a esta Oficina, incluso por encima en varias ocasiones al Ministerio de Economía de Pedro Solbes, sin que haya un motivo aparente para engordar de esa manera la nómina de la Oficina.

“Nosotros teníamos un mandato claro cuando creamos ese departamento, que era hacer todos los estudios necesarios y proponer todas las medidas para cumplir con los criterios de Maastricht y entrar en el euro. Entre otras cosas, teníamos que bajar al 3% el déficit público, cosa que hicimos, desde casi un 7% que estaba antes de 1996”, recuerda Barea. “Ahora no sé qué hacen”, asegura.

“Pero, ¿a qué se dedican cuarenta personas ahí?”, se pregunta una fuente socialista crítica con Zapatero y con Sebastián. “Dicen que no hacen informes contra personas ni se dedican a urdir operaciones empresariales… ¿Entonces? ¿Qué hace tanta gente?”, insiste esta fuente.

La Oficina abre sus puertas

Ante la polémica generada por cuáles son sus funciones y sus objetivos, el departamento que dirige ahora David Taguas hizo público ayer un documento de ocho páginas en la que explicaba su estructura y sus funciones. Según se dice en ese documento, la Oficina está compuesta por 27 economistas y cita siete funciones concretas. Lo curioso es que las siete son prácticamente las mismas pero redactadas de forma diferente.