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Las tiendas de barrio se reinventan para no desaparecer: la historia de Luci y César
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aportan el 5% del PIB

Las tiendas de barrio se reinventan para no desaparecer: la historia de Luci y César

En un momento donde las ciudades y los hábitos de consumo están cambiando, los comercios locales siguen siendo un pilar económico y social de los barrios y las pequeñas comunidades

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Según los últimos datos del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, las tiendas de barrio representan el 13,6% del total de establecimientos, emplean a un 9% de la población activa y aportan el 5% del PIB español.

Más allá del aporte económico, se consideran un dinamizador social, son el alma de las zonas donde se encuentran, porque suponen un punto de encuentro para sus vecinos, crean comunidad y además fomentan un modelo de consumo más pausado, más local y consciente.

Luci tiene un pequeño súper de barrio en Rinconeda, en la localidad cántabra de Polanco. Hace un par de años decidió dar un giro radical a su vida, dejar su trabajo como auxiliar de enfermería y alquilar lo que hasta hace 35 años había sido “la tienda del pueblo de toda la vida”. Su dueño se jubilaba y con él desaparecía uno de los pocos comercios de alimentación de la zona.

“Siempre he querido emprender y montar algún negocio, pero no sabía tampoco de qué hasta que surgió esta oportunidad. Alquilé el local en mayo de 2023 y lo cambié radicalmente”, confiesa Luci. Y no solo de nombre, le dio un lavado de cara y convirtió el establecimiento en un súper, donde priman los productos de la tierra. En Alimentación Picos, hay quesos de Potes y Labarces; pan de Torrelavega y Cabezón; frutas y hortalizas de huertas cántabras, miel… “Estoy apostando mucho por el producto local y comarcal. Una o dos veces a la semana traigo cosas nuevas, siempre de origen cántabro”, confiesa Luci.

placeholder César, de Boo Market y Luci, de Alimentación Picos, junto a Flor, la comercial de Qualianza, la distribuidora de Pascual. (Foto: cedida)
César, de Boo Market y Luci, de Alimentación Picos, junto a Flor, la comercial de Qualianza, la distribuidora de Pascual. (Foto: cedida)

A unos 12 kilómetros, César regenta el único supermercado que hay en el municipio de Boo de Piélagos. “Hace diez años mi cuñado se quedó con la cafetería del aparthotel. Al lado había un pequeño local que llevaba un tiempo cerrado y viendo la necesidad que había en el pueblo, hablamos con los dueños del hotel para quedarnos con él”, explica su dueño. Al igual que Luci, César decidió enfocar el negocio de otra manera: “Lo hemos adaptado a los vecinos del pueblo”. Además de ajustar los precios “dentro de las posibilidades de un mercado pequeño”, han incorporado otros servicios que van más allá de la pura alimentación, como un asador de pollos, venta de prensa, de lotería y otras apuestas del Estado, golosinas e, incluso, tienen su propio horno de pan.

César y Luci, además de su negocio, tienen otro punto en común: Flor, la comercial de Qualianza, la distribuidora de Pascual. Ella se encarga de suministrarles agua Bezoya, leche y bebidas vegetales Vivesoy, Bifrutas, mantequilla, yogures, natillas, cafés, batidos, natas y una larga lista de marcas que les ofrece la compañía arandina desde que ambos se lanzaron a esta aventura.

La relación de cercanía que César y Luci tiene con sus clientes, se traslada a la que tienen con Flor. En el caso de Luci, al ser sus pedidos semanales, todos los lunes se ven. “Alguna vez me ha llegado a traer ella misma un pedido para que no me quedara sin la mercancía”, recuerda. “Conozco a Flor desde hace 20 años. Sé cómo trabaja y cómo trata a las personas. Eso da mucha tranquilidad”, añade César.

Un trato humano y cercano

“Tenemos que cuidar este tipo de establecimientos, porque desgraciadamente están desapareciendo. Por eso, hay que valorar a personas como César y Luci, que se han animado a darle continuidad”, señala Flor. Según un informe de Fundación BBVA, entre 2019 y 2024 han echado el cierre casi 50.000 locales de toda la vida. La crisis sanitaria fue un duro golpe para muchas de estas pequeñas empresas que no pudieron afrontarla, el auge del comercio electrónico o las grandes superficies son otros de sus enemigos.

“Es verdad que en un centro comercial lo tienes todo, pero para la gente del pueblo, sobre todo para las personas mayores, las tiendas de barrio son muy importantes. Yo lo estoy viendo en este tiempo y hay que valorarlo mucho más de lo que nos pensamos”, confiesa Luci.

En la misma línea opina César: “Somos muy conscientes de que jamás va a venir una persona a hacer la compra del mes, y es lógico, porque no tenemos la variedad de productos que puede tener una superficie grande, pero en la tienda de barrio tenemos un trato más humano y cercano que el que pueda haber en una gran cadena”.

placeholder  Luci, de Alimentación Picos. (Foto: cedida)
Luci, de Alimentación Picos. (Foto: cedida)

Esta competencia hace que estos negocios tengan que estar continuamente reinventándose para sobrevivir. Luci trayendo cada semana productos nuevos y locales, poniendo en valor a pequeños productores para que “todo quede en casa” y con el que ha conseguido atraer a “mucha clientela nueva, especialmente gente joven”. César, abriendo su tienda todos los días de la semana y añadiendo esos otros servicios que “la gente del pueblo valora. Por ejemplo, al tener la cafetería al lado, muchos de ellos aprovechan el viaje de comprar el pan y el periódico para tomarse un café”.

Al final, su piedra filosofal es ser diferentes. “Acudes a estas tiendas por el servicio y por la calidad, porque allí encuentras cosas que en estas superficies no tienes”, apunta Flor. “Aunque ahora llevamos otro tipo de vida, más estresados y con el tiempo justo, no podemos perder este tipo de negocios que le dan vida a los barrios”.

Las tiendas de barrio ofrecen lo esencial sin necesidad de grandes desplazamientos, reduciendo así la huella ambiental

Desde Pascual reconocen la labor de estos establecimientos. De hecho, más de la mitad de su actividad se centra en pequeños comercios y bares. “Creemos que las tiendas de barrio cumplen una doble función. Por un lado, ofrecen lo esencial sin necesidad de grandes desplazamientos, reduciendo así la huella ambiental y el consumo de energía. Por otro, sostienen los vínculos sociales que dan sentido al modelo de ciudad policéntrica. Por eso, les ofrecemos algunas de sus marcas más solicitadas e intentamos ser su distribuidor de confianza”.

Al igual que Luci y César son muchos colmados, panaderías, fruterías, pescaderías, carnicerías, pequeñas merecerías…, que abren cada día la persiana para que sus barrios funcionen, convirtiéndose en una parte fundamental de la historia de cada zona.

Según los últimos datos del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, las tiendas de barrio representan el 13,6% del total de establecimientos, emplean a un 9% de la población activa y aportan el 5% del PIB español.

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