Que alguien presente la candidatura de Carlos Torres para la Creu de Sant Jordi

El presidente del BBVA Carlos Torres quería un banco, pero en lugar de eso acabó dándole a Cataluña todo lo que necesitaba: reconciliación, unidad, orgullo, un héroe y una victoria. Este viernes costaba diferenciar el tuit de Salvador Illa hablando de “un sistema bancario adaptado a la realidad de Cataluña”, del de Carles Puigdemont: “Era importante que la OPA no prosperase”. La reacción del número dos de Illa, el conseller de Presidencia Albert Dalmau, podía ser la de cualquier independentista: “Així es fa país”. Nada de todo esto habría sido posible sin la OPA hostil que el BBVA presentó hace 17 meses. Por ello no sería descabellado proponer a Carlos Torres para la Creu de Sant Jordi, la Medalla d'Or de la Generalitat o incluso, llámenme loco, el Catalán del Año. Hacía mucho que nadie hacía tanto por los catalanes.

Carlos Torres ha logrado mejor que nadie cerrar las heridas del procés. Cuando lanzó su OPA hostil en medio de una campaña electoral de las catalanas ya logró lo inimaginable: unir al grueso del arco parlamentario. De la CUP al PP, casi todos los partidos rechazaron la OPA. La Cataluña rota tras el trauma de 2017 encontraba una causa común inesperada: salvar un banco.

Fuentes del Banco Sabadell reconocen que si la oferta se hubiera subido un 10 %, el resultado habría sido muy distinto. Pero no fue así. El consejo del BBVA confundió el lanzar una OPA en Cataluña con lanzar una OPA a la catalana. Y en su tacañería lleva ahora la penitencia.

Pero seamos positivos. Los catalanes necesitaban una victoria, como a ellos les gusta, tipo David contra Goliat, Messi contra Cristiano Ronaldo. Y al final se estaba hablando del tema favorito de Cataluña, de soberanía, soberanía financiera, pero soberanía al fin y al cabo.

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La OPA unió a constitucionalistas con independentistas, a sindicatos con patronales, a personas de orden con antisistemas. Todos querían que fracasara. El BBVA se gastó millones en publicidad, pero no consiguió alterar un clima social, como se vio en las juntas de accionistas del banco, presenciales y muy concurridas. No era solo el discurso del Cercle d'Economia. La mayoría social de Cataluña vivió la causa del Banco Sabadell como propia.

El héroe ‘indepe’ que nadie esperaba

Así emergió el héroe ‘indepe’ que nadie esperaba, sobre todo porque el independentismo lo consideraba uno de sus mayores enemigos. Pero el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, se erigió en el símbolo de una resistencia numantina. Había sido el primero en llevarse la sede de una empresa del Ibex-35 durante el procés. Pero en medio de la ofensiva del BBVA Oliu volvió, demostrando en la práctica que con Illa en la Generalitat el riesgo financiero de la maniobra era cero. Y no solo eso. Obligó a Isidre Fainé a mover ficha y devolver a Cataluña la sede de Criteria y La Fundación Bancaria La Caixa. Todo ello, sin la OPA hostil de Carlos Torres, no habría sido posible. En la historia reciente de Cataluña, nunca tantos debieron tanto a una sola persona. Hasta Fainé, histórico rival de Oliu, también quería que la OPA naufragara.

Cuando la fracasada OPA sobre el Banco Sabadell se convierta en un caso del IESE, se podrá analizar que Oliu hizo justo lo contrario que la pauta seguida por el soberanismo catalán diez años antes. El movimiento independentista primero dividió a la sociedad catalana, luego la arruinó y al final la llevó a la derrota. Josep Oliu siguió el camino contrario: primero unió a la mayoría de los catalanes, luego llenó los bolsillos de los accionistas con el dividendo por la venta de TSB –2.500 millones– y al final les llevó a la victoria. El independentismo va de capa caída porque a nadie le gusta perder. En cambio, Banco Sabadell ha instalado entre la plantilla, los clientes y los accionistas un relato ganador.

César González-Bueno ha sido el estratega de la resistencia frente al BBVA

Oliu no ha estado solo. El consejero delegado César González-Bueno ha demostrado ser un estratega enorme. El vicepresidente Pedro Fontana ha sido uno de los directivos más comprometidos con el largo pulso contra el BBVA. Y desde el Cercle d'Economia, el exconsejero delegado Jaume Guardiola también sirvió para aglutinar a las élites barcelonesas –desde el Real Club de Polo hasta la patronal Pimec– alrededor de lo que se consideró una causa justa.

El futuro del BBVA

Al BBVA le espera un gran futuro en Cataluña porque ya tiene un gran presente. Sus productos son competitivos, su app puede competir con los neobancos en auge y sigue siendo la entidad que financia a buena parte de esas élites catalanas que no le apoyaron en la OPA hostil. La OPA más política fracasó por razones de precio. Ni desde la Generalitat ni desde el Ministerio de Economía nadie se está cebando con el BBVA. La misma sociedad que ha ganado ahora quiere generosidad en la victoria. Lo dicho, no descarten la Creu de Sant Jordi para Carlos Torres. Al contrario de lo que pensaba David Martínez, el accionista mexicano que traicionó al consejo y puso su 3,8% a disposición del BBVA, a veces ni el dinero ni el tamaño son lo más importante.