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Interpretando a Podemos: los aviones de El Prat contaminan, los de Barajas, no...
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Interpretando a Podemos: los aviones de El Prat contaminan, los de Barajas, no...

Otro retraso a la ampliación del aeropuerto barcelonés. Esta vez desde Madrid, desde Podemos. La izquierda aplicando un doble rasero para el aeropuerto de la capital de España y el de Barcelona

Foto: El ministro de Transportes Oscar Puente con el de Cultura Ernest Urtasun. (Europa Press/Jesús Hellín)
El ministro de Transportes Oscar Puente con el de Cultura Ernest Urtasun. (Europa Press/Jesús Hellín)
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La izquierda asegura que hay que afrontar el calentamiento global como un hecho científico irrefutable. Y lo es. Pero luego hay que afrontar las soluciones con criterios igualmente científicos. Y aquí la izquierda española flojea. Pongamos, por ejemplo, la ampliación del aeropuerto de El Prat. La izquierda siempre está en contra de mejorar esta infraestructura para proteger al planeta de las emisiones de carbono. Pero ese criterio no rige para Barajas, cuya ampliación avanza como un avión a reacción. El criterio científico no puede ser que los aviones de El Prat calientan el planeta y los de Barajas no.

Esta semana se ha producido el último ejemplo de esto con la aprobación de la Ley de Movilidad Sostenible. El precio ha sido atrasar la ampliación de El Prat, que se prolongará como mínimo un año más, aunque tanto el Ministerio de Transportes como AENA y la propia Generalitat lo niegan. De nuevo la izquierda. Esta vez no han sido los Comunes sino Podemos la que ha puesto esta condición para abstenerse y que Pedro Sánchez siguiese manteniendo viva la legislatura.

Tras el pacto anunciado con Podemos, en la práctica, el calendario se alarga y la ampliación del aeropuerto no empezará en la práctica hasta 2031. AENA, el Ministerio de Transportes y la Generalitat aseguran que no hay ningún cambio en el calendario. La Generalitat había dicho el pasado 10 de junio en una presentación conjunta que las obras estarían listas en 2033. Ahora ya no se da por buena esta fecha.

Fuentes de AENA apuntan ahora que Maurici Lucena ya estaba indicando en algunos foros que la entrada en funcionamiento de la pista ampliada sería en 2034 o 2035. Pero oficialmente no hay ninguna fecha.

El calendario previsto era 2025-26: Redacción del nuevo Plan Director del Aeropuerto del Prat; 2026-2028: Declaración Ambiental Estratégica del Plan Director y 2027-28: Tramitación del nuevo Plan Director del Aeropuerto del Prat. Eso implicaba empezar las obras en 2030. Como mínimo se pierde un año.

Patrón en común

ERC, Podemos, los Comunes, la CUP y Sumar pueden tener muchas diferencias pero hay un patrón común: para salvar el planeta hay que atrasar la ampliación de El Prat. Pere Aragonès ya lo hizo en 2021, aunque luego fue la siempre hábil Ada Colau la que se colgó la medalla junto con la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. En cambio, lo de Barajas se resuelve con una crítica retórica. Un doble rasero sin explicación alguna.

Cuando Aragonès optó por bloquear la ampliación de El Prat ya se perdieron tres años. Ahora se añade un año más. Con el morbo de que, a la vez que se aprobaba en el Congreso, Illa estaba inmerso en el Debate de Política General en el Parlament. Había grupos en la cámara catalana a favor de la ampliación –Junts, el PP, Vox– pero ninguno sacó el tema ni se le echó en cara al presidente de la Generalitat, el aliado político más relevante de Sánchez. En Cataluña no hay oposición. Se habían pasado un día entero criticando a Illa por su sucursalismo respecto a Madrid, pero cuando el sucursalismo llegó de verdad, fueron incapaces de verlo.

Mezcla de debates

En la ampliación de El Prat confluyen muchos debates que la izquierda considera claves. El calentamiento global es el más importante. Pero también está la lucha contra el turismo de masas. Como si el problema fuese el aeropuerto. Solo un dato: Kioto recibe 10,8 millones de turistas al año y no tiene aeropuerto.

Pero una economía pujante necesita un aeropuerto en crecimiento. Como Barajas, sin ir más lejos. Pero Cataluña va dando largas mientras El Prat se satura. Se cree que a partir de 2026 ya no podrá asumir más pasajeros.

En la oposición a El Prat se mezclan el medioambiente y la turismofobia

Illa afrontó la ampliación con coraje político. Ahora su valedor, Pedro Sánchez, la aplaza para contentar a Podemos. Puede que Podemos marque perfil propio en Cataluña gracias a esa jugada. No hay más logro que eso. Y el precio económico es incalculable, teniendo en cuenta que se trata de una inversión de 3.200 millones.

La izquierda asegura que hay que afrontar el calentamiento global como un hecho científico irrefutable. Y lo es. Pero luego hay que afrontar las soluciones con criterios igualmente científicos. Y aquí la izquierda española flojea. Pongamos, por ejemplo, la ampliación del aeropuerto de El Prat. La izquierda siempre está en contra de mejorar esta infraestructura para proteger al planeta de las emisiones de carbono. Pero ese criterio no rige para Barajas, cuya ampliación avanza como un avión a reacción. El criterio científico no puede ser que los aviones de El Prat calientan el planeta y los de Barajas no.

Aeropuertos Salvador Illa Pedro Sánchez Unidas Podemos
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