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Del FOMO al FOBO: la mitad de España entra en modo "contención voluntaria del gasto"
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"Puedo, pero no quiero"

Del FOMO al FOBO: la mitad de España entra en modo "contención voluntaria del gasto"

Son los adultos más mayores y los hogares de rentas altas quienes más acentúan este comportamiento de compra, reduciendo deliberadamente su nivel de gasto

Foto: Una persona compra en una calle comercial de Madrid. (EP/Ricardo Rubio)
Una persona compra en una calle comercial de Madrid. (EP/Ricardo Rubio)
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El consumo de los españoles entra en una etapa de contención voluntaria del gasto. Pese a tener capacidad para comprar más, la mitad de los ciudadanos decide no hacerlo, desalentados por una pérdida de confianza en el futuro de su economía familiar. El FOMO (siglas en inglés de 'miedo a perderse algo') se ha cambiado por el FOBO (temor a tomar una decisión por si llega una opción mejor). Es decir, debido a la incertidumbre, se ha pasado de consumir por impulso a posponer las decisiones.

El socio de Simon-Kucher, Miguel Afán de Ribera, lo explica de otra manera: "Pasamos del 'no quiero porque no puedo' al 'puedo, pero no quiero'". Esta es la sensación que ha trasladado el 51% de los encuestados para la tercera edición del Estudio Consumer Pulse, elaborado por la consultora global en la que trabaja este experto. Las conclusiones son especialmente relevantes porque anticipan cuál será la evolución del consumo.

Eso sí, este comportamiento no es homogéneo en toda la sociedad. Son los adultos más mayores y los hogares de rentas altas quienes más acentúan esa contracción del consumo voluntaria, reduciendo deliberadamente su nivel de gasto. De todos modos, el segmento del "puedo, pero no quiero" ha crecido 2,5 puntos porcentuales frente a la edición anterior, hasta representar ya a la mitad de la población.

Históricamente, los españoles siempre han confiado en que el futuro será mejor que el presente, en que vivirían mejor que la generación de sus padres. Sin embargo, el contexto actual ha generado una "alarma emocional" que ha ido borrando ese optimismo, un comportamiento que solo se había registrado en tres momentos recientes: la declaración del estado de alarma durante la pandemia, el inicio de la invasión en Ucrania y ahora.

Son los adultos más mayores y los hogares de rentas altas quienes más acentúan esa contracción del consumo voluntaria

Cada español tiene sus propios argumentos para tomar sus decisiones de compra, aunque priman dos razones entre los que deciden contener su gasto: la inestabilidad generada por la incertidumbre geopolítica (43%) y el ahorro para la adquisición de una vivienda (29%). En tercer plano queda la percepción de que la subida de precios es superior a la real, lo que les lleva a pensar que llegará una oportunidad mejor.

El estudio sostiene que, mientras la inflación real en alimentación es del 2%, los consumidores la perciben como tres veces mayor. Sobre este aspecto, la senior manager de Simon-Kucher y responsable del informe, Beatriz Brandariz, explica que "esta brecha entre percepción y realidad es especialmente relevante", recordando a las empresas que "reducir y trabajar la imagen de precios será esencial para reactivar el consumo".

Hay dos razones principales: la inestabilidad generada por la incertidumbre geopolítica y el ahorro para la adquisición de una vivienda

Tampoco se ven afectados por igual todos los ámbitos de consumo, sino que se observa un trasvase de aquellas actividades más caras a las más baratas. Por ejemplo, la alimentación está ganando peso en detrimento de la hostelería. Comer es indispensable y los ciudadanos optan cada vez más por hacer mayores compras en los supermercados para cocinar en casa, que por ir a un restaurante. Pierde el menú del día contra el táper.

En definitiva, el estudio describe a un nuevo perfil de consumidor más prudente y selectivo, que no deja de gastar, pero que evalúa con mayor detenimiento cada decisión de compra. Y Miguel Afán de Ribera advierte: "Anticipamos un segundo semestre más restrictivo que el primero. Comercialmente, es muy distinto activar a un consumidor que no consume porque no quiere que a uno que no puede hacerlo. Este consumidor no necesita descuentos, necesita motivos".

El consumo de los españoles entra en una etapa de contención voluntaria del gasto. Pese a tener capacidad para comprar más, la mitad de los ciudadanos decide no hacerlo, desalentados por una pérdida de confianza en el futuro de su economía familiar. El FOMO (siglas en inglés de 'miedo a perderse algo') se ha cambiado por el FOBO (temor a tomar una decisión por si llega una opción mejor). Es decir, debido a la incertidumbre, se ha pasado de consumir por impulso a posponer las decisiones.

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