El Parador de León se empequeñece: un restaurante se queda 450 m2 del recinto
Una disputa servida en plato frío: jardines, muros y alta cocina en el corazón de León. Y aún podría haber un segundo plato en el Supremo que aclare quién es dueño del espacio
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En León, la alta cocina no solo conquista paladares. A veces, también conquista terreno. Todo comenzó —como muchos grandes platos— con algo verde: un seto de arizónicas, frontera vegetal entre la tradición hotelera de Paradores y la vanguardia gastronómica de Cocinandos, restaurante leonés de alta cocina con una estrella Michelin.
En el verano de 2018, comenzaron unas discretas obras tras la Casa de Peregrinos: se abrió una zanja, se taló el seto y desapareció una marquesina con cuatro plazas de aparcamiento. Lo que vino después fue un muro de hormigón, una terraza que ocupaba 450 metros cuadrados… y una demanda. Pero la reacción legal llegó tarde y por la vía equivocada. Porque sí: incluso los pleitos, como los soufflés, se desinflan si no se sirven a tiempo.
En una reciente sentencia consultada por este periódico, la Audiencia Provincial de León ha resuelto un conflicto legal que llevaba más de seis años enfrentando a la empresa pública Paradores de Turismo de España y el restaurante leonés Cocinandos. Todo comenzó con un proyecto de renovación de la llamada Casa de Peregrinos, un inmueble colindante al Parador de San Marcos, con fachada a la misma plaza.
El restaurante Michelin obtuvo la concesión del edificio para instalar su nuevo centro de hostelería. Durante las obras, se realizaron intervenciones que, según Paradores, invadieron terreno tradicionalmente vinculado al Parador. La empresa pública lo consideró un despojo, al perder el control sobre una zona que venía utilizando de forma continuada.
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En 2019, Paradores presentó una demanda ante el Juzgado de Primera Instancia nº 6 de León para recuperar parte del terreno que, según afirmaban, les había sido arrebatado durante unas obras. Sin embargo, el juzgado concluyó que Paradores no siguió el procedimiento adecuado, ya que debió actuar durante la ejecución de las obras, cuando aún era posible detenerlas, y no esperar a que estuvieran terminadas para intentar recuperar el espacio perdido.
La sentencia de primera instancia desestimó la demanda y además impuso las costas a Paradores, al entender que no había duda sobre el error cometido. La empresa pública, sin embargo, no se rindió y recurrió ante la Audiencia Provincial. En su recurso, Paradores alegó que no conocieron el alcance real de las obras hasta que estas ya estaban concluidas. También argumentaron que se había vulnerado su derecho a la tutela judicial efectiva, ya que no tenían otra vía legal clara a la que acogerse en ese momento.
El tribunal admite que hay dudas sobre la titularidad exacta del terreno ocupado
La Audiencia Provincial, sin embargo, no aceptó estos argumentos en su totalidad. Tras revisar el caso, el tribunal entendió que sí existían indicios claros de que Paradores conocía lo que estaba ocurriendo desde bastante antes. Es por eso que el juez desactivó el recurso de Paradores y ratificó la decisión de fondo del juzgado.
La factura no deja mal sabor de boca
Sin embargo, la sentencia también pone de relieve las sombras que rodearon el proceso. El tribunal admite que hay dudas sobre la titularidad exacta del terreno ocupado, así como sobre la intervención del Ayuntamiento de León en la delimitación de los espacios. Por ello, aunque no recupera la posesión del terreno, el tribunal decidió eximirle del pago de las costas judiciales
En definitiva, la resolución judicial no fue un banquete para Paradores, pero tampoco una derrota amarga. Aunque no logró recuperar el terreno que defendía como suyo, evitó que el coste judicial le dejara un mal sabor de boca. Eso sí, la titularidad del terreno sigue sin resolverse del todo: la sentencia solo se pronuncia sobre el procedimiento, no sobre de quién es realmente el espacio. La mesa, por tanto, sigue puesta para una posible nueva ronda si el caso acaba sirviéndose en el Tribunal Supremo.
En León, la alta cocina no solo conquista paladares. A veces, también conquista terreno. Todo comenzó —como muchos grandes platos— con algo verde: un seto de arizónicas, frontera vegetal entre la tradición hotelera de Paradores y la vanguardia gastronómica de Cocinandos, restaurante leonés de alta cocina con una estrella Michelin.