El caos de Trump pone en riesgo las promesas de beneficios récord de la banca
Los bancos han sido explícitos en incorporar un escenario positivo para 2025 que se está desvaneciendo. La mera incertidumbre golpea al crecimiento y la curva de tipos ha bajado
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Lo que debía ser un escenario optimista se ha cubierto de nubarrones. El caos arancelario de Donald Trump, que tumbó los mercados para dejar paso a un rebote que demuestra la histeria de los inversores, amenaza con afectar al crecimiento, la inflación, las perspectivas de tipos y las decisiones de empresas y hogares. En última instancia, afectará a la banca.
Los bancos españoles vienen de publicar beneficios récord en 2024, superando a los máximos de 2023. El repunte del euríbor hace dos años permitió disparar los márgenes. Para 2025, el escenario era de estrechamiento de márgenes por tipos más bajos, en torno al 2%, pero los bancos confiaban en compensarlo con incremento de flujos de crédito gracias a las expectativas de crecimiento.
El problema es que ahora todo es incertidumbre. Y esta restará en torno a 0,5 puntos porcentuales al PIB, según ha advertido la AIReF. El Banco de España ya ha avisado que revisará a la baja el pronóstico de crecimiento. Trump ha dejado ahora los aranceles en suspenso, salvo a China, durante 90 días. El mercado está histérico, y en las mesas de los bancos de inversión hay tensión. Lo que está claro es que la incertidumbre no es amiga de los negocios y del crecimiento.
Es imposible cuantificar el impacto de esta amenaza de guerra comercial. Primero, porque aún no se saben las decisiones concretas de cada parte. Y, segundo, porque es un terreno inhóspito desde los años 30. Los supervisores han pedido a los bancos que incorporen estos riesgos geopolíticos a sus modelos, pero no hay datos históricos para que sea fiable el resultado. Por ahora, no han encontrado necesidad de provisiones, aunque preparan un colchón para contentar al Banco Central Europeo (BCE).
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Los bancos han sido más explícitos de lo habitual en sus guías para 2025. CaixaBank y Unicaja publicaron planes estratégicos para 2025-2027. Sabadell está preparando un plan que tiene previsto publicar tras el anuncio de resultados, el 8 de mayo. La idea del banco catalán era tenerlo en mayo, pero probablemente se vaya a junio para intentar tener más certidumbre macro.
El banco catalán, que lucha contra la opa de BBVA, anunció que prevé un retorno sobre fondos propios tangibles (ROTE) superior en unas décimas al 14% en 2025, lo que implicaría un beneficio en torno a los 1.700 millones. Para 2025-2027 aspira a prometer 4.000 millones de dividendos. Un deterioro macro pondría en jaque estas metas.
CaixaBank compartió su plan con expectativas de crecimiento del PIB del 2,3% en España para 2025, y del 1,3% en la eurozona. En estos meses, las previsiones habían mejorado. Ahora habrá un recorte de proyecciones para volver, como mínimo, al punto inicial. Lo mismo le ocurre a Unicaja, que publicó su plan en febrero.
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CaixaBank también contaba con un euríbor al 2,1% de media entre 2025 y 2027. La curva, ahora, apunta a menores tipos, ante las expectativas del mercado de que los bancos centrales aceleren en los recortes para reactivar la economía. Aunque de fondo está el riesgo de que se incremente la inflación.
La curva del euríbor, según el futuro del interbancario a tres meses para diciembre, pronostica que cerrará este año en el 1,8%, y el próximo ejercicio, en el 1,9%. Esto supondrá un mordisco a los márgenes de los bancos y, con ello, a los beneficios. Si continúa la debilidad de los mercados (siguen abajo respecto al momento anterior de los aranceles, pese al rebote), se erosionarán los ingresos por comisiones en fondos y banca privada, por la mera caída del valor de los activos. También está el riesgo de que haya menos ventas.
En banca de inversión ya se está notando el golpe. En M&A, ha habido la menor actividad en un primer trimestre en cinco años. Y esto supone menos financiaciones asociadas. Es la primera señal de aviso, ya que luego hay un decalaje hasta que esta incertidumbre llegue al grueso del crédito de las empresas y a las familias, donde los bancos aseguran que aún no se ha resentido. El riesgo es que la incertidumbre lleve a las empresas a reducir sus inversiones y, con ello, el crédito, o que aumente la morosidad. Algo que sucederá si caen las ventas a Estados Unidos, porque aunque España es uno de los países menos expuestos, sí hay sectores que dependen de la primera economía global.
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Para Banco Santander, por ejemplo, la banca de inversión cada vez es más importante, con un peso de más del 20% del beneficio total. La actividad, más vinculada a mid market y con uso limitado del balance, se ve menos golpeada que en los gigantes de Wall Street, pero hay se ve resentida. El grupo presidido por Ana Botín ha reafirmado sus objetivos para 2025, con un ROTE del 15,7% (tras descontar los cupones de los AT1) y 62.000 millones de ingresos, pero ha señalado que está “monitorizando las implicaciones de los anuncios recientes en Estados Unidos sobre aranceles”.
El banco cántabro defendió su diversificación ante estas dificultades. De hecho, está presente en Estados Unidos. Pero también en geografías que podrían verse muy perjudicadas por una guerra arancelaria, como Brasil o México. Lo mismo le ocurre a BBVA, con México o Turquía.
Además, los bancos tendrán que dotar más provisiones o enfrentarse a exigencias mayores de capital para contentar al BCE. Solo esto, unido a las caídas del mercado y su impacto en los ingresos por comisiones, el frenazo de la banca de inversión, o el descenso del euríbor previsto, golpeará los beneficios de la banca. Aunque el meollo está en que llegue al común de las empresas y hogares. El crédito se ha reactivado, y cualquier cambio con la dinámica de crecimiento de los préstamos para inversión empresarial y las hipotecas supondrá un golpe relevante a los beneficios. En última instancia, el mayor problema es que se vean dañados los balances por un incremento de la morosidad, pero los bancos todavía ven muy lejos este riesgo.
Lo que debía ser un escenario optimista se ha cubierto de nubarrones. El caos arancelario de Donald Trump, que tumbó los mercados para dejar paso a un rebote que demuestra la histeria de los inversores, amenaza con afectar al crecimiento, la inflación, las perspectivas de tipos y las decisiones de empresas y hogares. En última instancia, afectará a la banca.