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Meta y Apple, en la diana de la UE: cómo golpear a las 'Big Tech' sin cabrear a Trump
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EL DILEMA DMA

Meta y Apple, en la diana de la UE: cómo golpear a las 'Big Tech' sin cabrear a Trump

El Ejecutivo comunitario tiene previsto aplicar las primeras sanciones bajo la DMA en un contexto muy turbulento en el que se pueden interpretar desde Washington como respuesta a los aranceles

Foto:  La vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea y comisaria de Competencia, Teresa Ribera (EFE/Lenin Nolly)
La vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea y comisaria de Competencia, Teresa Ribera (EFE/Lenin Nolly)
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La Comisión Europea se prepara para cruzar el Rubicón de la Ley de Mercados Digitales (DMA), una reciente normativa aprobada por la Unión Europea para tratar de proteger la competencia en el mundo de los gigantes digitales. Las primeras sanciones bajo este nuevo régimen normativo —dirigidas a Meta y Apple— podrían anunciarse a lo largo del próximo mes. Y tome la decisión que tome la institución dirigida por Ursula von der Leyen, el mensaje no va a dejar indiferente a nadie a ambos lados del Atlántico.

El contexto no podía ser más complejo. No solo porque es la primera vez que se aplica de forma punitiva una ley concebida para limitar el poder de las grandes tecnológicas, y las primeras veces en Bruselas son siempre muy complejas, sino porque lo hace en el peor momento diplomático posible: justo cuando la nueva administración de Donald Trump ha abierto un frente comercial contra Europa con una batería de aranceles del 20%.

Sobre el papel, Bruselas actúa con neutralidad con independencia del contexto. Las investigaciones contra Meta y Apple se iniciaron hace más de un año y responden, según la norma europea, a conductas que atentan contra la libre competencia. En el caso de Meta, su modelo de “aceptar o pagar” que fuerza a los usuarios a consentir publicidad personalizada o pagar una cuota para esquivarla; en el caso de Apple, las trabas que impone a los desarrolladores en su App Store y la falta de interoperabilidad de su sistema operativo iOS.

Sin embargo, nadie escapa ya a la lectura geopolítica. Si las multas superan la barrera psicológica de los 500 millones de euros, es probable que Washington “lo perciba como un ataque directo”, señalan fuentes cercanas al proceso, aunque sean ajustadas a la norma y totalmente independientes de los aranceles. Si la cuantía es más bien simbólica, en el propio terreno político comunitario será percibido como que Europa ha bajado la cabeza.

Foto: La vicepresidenta de la Comisión Europea, Teresa Ribera. (EFE/EPA/Olivier Hoslet)

Teresa Ribera, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea a cargo de Competencia, ya ha tenido que explicar en varias ocasiones que la institución y la dirección general que ella dirige no estaban frenando sus investigaciones para evitar un choque con la administración Trump. La española respondía a los rumores que circulaban continuamente en Bruselas de que había una orden desde arriba, desde el despacho de Von der Leyen, de evitar actuar por el momento.

A pesar de las amenazas directas de la Casa Blanca, el Ejecutivo comunitario avanzó en los procesos de Apple y Meta hace solamente unas semanas. "Nuestra prioridad es crear una cultura de cumplimiento de la Ley de Mercados Digitales. Los procedimientos por incumplimiento se reservan para situaciones en las que los intentos de diálogo no han tenido éxito. Pero como siempre, aplicamos nuestras leyes de manera justa y no discriminatoria, y respetamos plenamente los derechos de defensa de las partes", explicó Ribera.

Foto: (Reuters)

El presidente de EEUU ya ha deslizado la interpretación de que la aplicación de la DMA será vista como un acto hostil. En su visión, Bruselas “extorsiona” a las grandes tecnológicas norteamericanas mientras protege a sus campeones europeos y mira hacia otro lado con respecto a sus competidores chinos. La escenificación fue explícita: el pasado miércoles, durante el llamado Día de la Liberación, Trump blandió ante las cámaras un documento mientras anunciaba la nueva ofensiva arancelaria. Se trataba del último informe sobre barreras comerciales del Departamento de Comercio de EEUU, donde se afirmaba que “The Commission is currently investigating U.S. firms and has imposed excessive fines for violating the DMA”. Una declaración que revela hasta qué punto Washington da por hecha una agresión económica por parte de la UE, a pesar de que, en realidad, la Comisión Europea aún no ha resuelto —ni mucho menos sancionado— ninguna de las investigaciones abiertas bajo esta normativa.

El relato encaja en su estrategia: un EEUU que se defiende del asedio regulatorio extranjero. Así, independientemente de cómo de grande sea la multa, la simple existencia de la DMA ya es algo que genera malestar en Washington. “Trump ve las sanciones como balas mágicas. Bruselas, como bisturíes jurídicos. Pero ambos están jugando al ajedrez en el mismo tablero”, resumen las mismas voces. La voluntad de Bruselas es evitar que la DMA forme parte del tablero, pero para EEUU todo está en el mismo plano. Ribera explicó hace unos días que cualquier decisión que se tome no llega “a causa de la administración que esté en Washington, ni de ningún otro país ni contra nadie en particular”.

Foto:  El comisario de Comercio y Seguridad Económica, Maros Sefcovic. (EFE/EPA/Olivier Hoslet)

Desde hace algunos días en Bruselas se asume que la estrategia de la Comisión Europea va a ser imponer una multa no demasiado grande. El equilibrio es delicado. Tiene que evitar provocar una escalada con Estados Unidos, pero al mismo tiempo tiene que permitir al Ejecutivo comunitario defender que se está haciendo cumplir la DMA. O como decía recientemente Ribera en una entrevista: “Creo que es importante que nos respetemos a la hora de tomar decisiones”.

Una regulación con dientes... y simbolismo

La DMA es, en su esencia, un instrumento técnico. Divide su aplicación en dos fases: primero, la designación de gatekeepers, grandes plataformas digitales que actúan como intermediarios sistémicos entre usuarios y empresas; después, el control de sus prácticas de mercado para evitar abusos de posición dominante. Las empresas que infringen estas obligaciones pueden ser sancionadas con multas de hasta el 10% de su facturación mundial, e incluso obligadas a desprenderse de activos si su estructura favorece la autopreferencia de sus servicios.

Apple, Meta y Alphabet han sido señaladas como gatekeepers. Amazon también lo fue, pero por ahora no se han detectado infracciones que justifiquen una sanción. La Comisión aún no ha impuesto ninguna multa bajo la DMA, lo que convierte las decisiones de las próximas semanas en un hito regulatorio y político. “Estamos ante el primer capítulo real de aplicación del reglamento”, explican fuentes jurídicas. “A partir de ahora sabremos si Bruselas tiene voluntad de hacer valer la ley o si quedará como una mera declaración de intenciones”.

El propio Trump ha advertido que responderá “arancel por arancel, país por país” a lo que considera una “extorsión digital”

La propia arquitectura legal europea permite cierto margen de presión. Mientras las decisiones de la Comisión están sujetas a revisión por parte del Tribunal General de la UE (TGUE) y, en última instancia, del Tribunal de Justicia (TJUE), la política de Competencia, de sus autoridades en su conjunto, puede utilizarse de manera más amplia. Es decir, aunque no haya vínculo directo entre una sanción concreta y una represalia comercial, Bruselas puede —sin salirse del marco legal— usar su poder regulador para reequilibrar el tablero. “La amalgama la hace Trump”, dice un abogado especializado en Competencia presente en Bruselas. “Pero eso no impide que Europa, aunque no lo diga en voz alta, vea la aplicación rigurosa de sus leyes como una forma de contrapeso”, señala otro letrado especialista en Competencia.

El riesgo, claro, es que este planteamiento sea interpretado como una hostilidad. El propio Trump ha advertido que responderá “arancel por arancel, país por país” a lo que considera una “extorsión digital”. En su visión proteccionista, la Comisión Europea no está defendiendo la competencia, sino atacando a las empresas americanas más productivas. El reciente viaje a Washington del Comisario de Comercio Maroš Šefčovič, acompañado de Bjoern Seibert, jefe de gabinete de Von der Leyen, no ha servido para desactivar esa percepción.

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Ribera también ha viajado esta semana a la capital americana con una agenda de reuniones con miembros del departamento de Justicia y con la Comisión Federal de Comercio (FTC). La FTC, una agencia independiente del Gobierno, está más alineada con la visión de Bruselas respecto a las Big Tech de lo que está la administración Trump, y de hecho el 14 de abril comienza un proceso contra Meta por la fusión con Instagram.

Luxemburgo respuesta a los aranceles americanos Comisión Europea Anti-Coerción (ACI)

La Comisión Europea se prepara para cruzar el Rubicón de la Ley de Mercados Digitales (DMA), una reciente normativa aprobada por la Unión Europea para tratar de proteger la competencia en el mundo de los gigantes digitales. Las primeras sanciones bajo este nuevo régimen normativo —dirigidas a Meta y Apple— podrían anunciarse a lo largo del próximo mes. Y tome la decisión que tome la institución dirigida por Ursula von der Leyen, el mensaje no va a dejar indiferente a nadie a ambos lados del Atlántico.

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