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Los nudos gordianos de la defensa de Occidente que deben seguir los CEO (y también usted)
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Los nudos gordianos de la defensa de Occidente que deben seguir los CEO (y también usted)

Los asuntos militares han llegado al primer lugar de los asuntos trascendentales. Tenemos que asumir que nos encontramos ante una nueva etapa. Un nuevo ciclo con importantes amenazas para el que toca reflexionar y tomar decisiones

Foto: Carros de combate estadounidenses y europeos en una maniobras conjuntas. (EFE/Martin Divisek)
Carros de combate estadounidenses y europeos en una maniobras conjuntas. (EFE/Martin Divisek)
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Donald Trump llegó y con él se han terminado de dinamitar los pocos esquemas del orden multilateral que aún se mantenían en pie desde la invasión de Ucrania de 2022. El magnate republicano ha sido como un torpedo en plena línea de flotación de la seguridad de Europa, donde la guerra hizo que la defensa pasara de ser un tema secundario a considerarse importante. En el nuevo escenario de incertidumbre, los asuntos militares han llegado al primer lugar de los asuntos trascedentales. Pasado el shock y el desasosiego, tenemos que asumir que nos encontramos ante una nueva etapa. Un nuevo ciclo con importantes amenazas para el que toca reflexionar y tomar decisiones.

Y para ello, hay que hablar y debatir. Con este objetivo, El Confidencial organiza la segunda edición del Foro Desafíos Defensa, que se celebrará en Córdoba el próximo miércoles 26 de abril. Allí conversaremos con los referentes del ecosistema nacional de defensa (Indra, Telefónica, Grupo Oesía, GMV, Hisdesat, EM&E Group, Hispasat e Indie PR) y trataremos de dar las claves geopolíticas y estratégicas con expertos y analistas de primer nivel. Además, contaremos con las reflexiones sobre el desafío aliado de Javier Colomina, subsecretario general adjunto de Asuntos Políticos y Política de Seguridad de la OTAN; mientras que el Almirante Aniceto Rosique, jefe de la Dirección General de Armamento y Material, nos actualizará sobre los programas y planes de modernización de nuestras Fuerzas Armadas.

Para esta cita, que podrán seguir en vivo por nuestra portada, canal de YouTube y redes sociales, consideramos que es útil contextualizar los elementos clave a seguir.

1. Un gran error de cálculo

El actual problema de seguridad se debe a un error de cálculo original de los aliados europeos. Vladímir Putin dio una clara señal de lo que estaba por venir hace una década cuando, entre febrero y marzo de 2014, se anexionó Crimea sin disparar un solo tiro y con aquella surrealista puesta en escena de los "hombres de verde". A la OTAN, culpable de todo según el discurso del dignatario ruso, le pilló con el pie cambiado y la comunidad internacional no reaccionó bien. En realidad, ni bien ni mal. Apenas hizo nada. Hasta el día antes de la invasión a gran escala, había muchas voces que todavía negaban la intención del Kremlin de atacar al país vecino. Así que conviene recordar esta infravaloración del riesgo ahora que preparamos nuestra defensa para el futuro.

2. Un problema de indecisión

El segundo acto llegó en febrero de 2022, cuando tropas rusas reventaron las fronteras de Ucrania por varios frentes, incluido (no se olvide) desde territorio bielorruso. La OTAN, la UE y sus aliados internacionales intentaron frenar a Moscú con sanciones económicas y políticas; y enviaron armas y dinero para la resistencia de Kiev. Sin embargo, la cantidad y capacidades de esta ayuda militar siempre fue por detrás de las necesidades del campo de batalla. Nunca hubo un consenso político en Occidente (ni en Europa) sobre cómo lidiar con las líneas rojas (nucleares) de Putin. A partir de ahí, la historia es conocida. Tres años de guerra, miles de muertos y constantes envíos de ayuda para llegar a la mesa de negociaciones muy debilitados. Esta indecisión fue el segundo fallo a no repetir.

3. Esto es a escala mundial

Si el escenario ya era desafiante, ninguno contábamos con el desbarajuste histórico que iba a traer Trump. Pensábamos, por la experiencia pasada, que entre el candidato y el presidente habría un gran trecho. La realidad es que todo ha sido mucho peor de lo esperado. Deja a Ucrania en la estacada, abandona a Europa, cuestiona la alianza transatlántica y se deja a medio mundo sumido en un mar de incertidumbres. El efecto más adverso del nuevo presidente no es tanto lo que dice, sino cómo lo dice y las incertidumbres que genera.

El problema podría ser tan solo europeo y se podría entender -desde la óptica de la real politik- como un giro de la política estadounidense hacia el Indo-Pacífico, que el Departamento de Estado y de Defensa aseguran que es la nueva prioridad. Pero los hechos contradicen el discurso. La administración republicana ningunea a sus aliados tradicionales en la región, poniendo en duda la defensa de Taiwán, y sumiendo en la preocupación a socios históricos como Japón, Corea del Sur, Australia o Filipinas. Ante la posibilidad de un mundo pluripolar dividido (o disputado) en áreas de influencia, es necesario repensar no solo nuestra seguridad, sino también nuestras alianzas.

Foto: El presidente de EEUU, Donald Trump. (DPA/Lev Radin)

4. Defensa común ¿o derrota colectiva?

El gran sorprendido de todo este giro de guion ha sido el Viejo Continente. Hemos pasado del ¿cómo es posible? al ¿y ahora qué hacemos? sin solución de continuidad. Europa tiene que empezar a resolver dilemas, llegar a acuerdos y tomar decisiones sobre aspectos críticos para la seguridad del proyecto comunitario. Este nuevo escenario afecta al orden económico y político, pero especialmente al ámbito de la defensa, donde los europeos llevamos instalados en la comodidad. Toca reaccionar.

Esta reacción nos lleva a planteamientos defensivos que hace nada sonaban a una mezcla de utopía europea o idealismo estratégico. Ahora la defensa común se antoja como un posible –y deseable– objetivo al más corto plazo posible. Pero no es nada sencillo. Esta defensa unida obligaría a cesiones de soberanía y olvido de egos políticos e industriales, algo a lo que ningún país está acostumbrado. Es esto, o la irrelevancia geopolítica. El interrogante aquí es quién dará el primer paso, quién será el primero en ceder.

5. ¿Qué hacemos con la OTAN?

No es solo Europa, es también la OTAN. Aquí el interrogante es si Estados Unidos tiene intención de abandonar la Alianza (o no honrar el Artículo 5 de defensa mutua) y si ésta tiene sentido sin Washington. Y qué sucede con Canadá, unida a Europa en sus objetivos pero separada por un océano; mientras sigue unida por una frontera con Estados Unidos y separada por su presidente. La situación se extiende a otros socios de la alianza, como Australia, Japón o Nueva Zelanda. Difícil cuestión. ¿Podría la OTAN llegar a replantearse sin el socio americano? Y si fuera posible, ¿tendría sentido?

6. La polarización nuestra de cada día

El panorama patrio tampoco es tranquilizador. España respalda la línea mayoritaria de la Unión Europea en cuestiones fundamentales como el apoyo a Ucrania y en la necesidad de un mayor esfuerzo, y rápido, en el sector defensivo. Pero tenemos un gran problema político difícil de soslayar cuando las intenciones y las decisiones no van de la mano. Juegos políticos, cesiones y compromisos que complican una situación ya de por sí harto compleja, con un gobierno de coalición en el que una parte dice ‘arre’ y la otra dice ‘so’, y cuando la política europea se decide en Bruselas y la española, muchas veces, en Waterloo.

Foto: Zapadores del Grupo XVI realizan una apertura de brecha. (Juanjo Fernández)

7. El rearme que viene

Todo esto se debe materializar en hechos tangibles. El más inmediato es que, si asumimos la retirada militar de Estados Unidos, nos toca aceptar el envite y actuar en consecuencia. Es la Europa del rearme. Pero antes de hablar de cifras y programas concretos, primero deberíamos tener clara la estrategia. Saber a dónde queremos ir y cómo hacerlo, qué amenazas debemos enfrentar y plantear soluciones a la escala de nuestras posibilidades. Asumir la defensa europea sin contar con los norteamericanos no es algo posible a muy corto plazo. Hay muchas capacidades que nos hemos dejado por el camino y no se pueden recuperar de la noche a la mañana, por muchos millones que pongamos encima de la mesa. Debe imperar el realismo y no descartar (e incluso trabajar políticamente) para que el paso atrás de la Casa Blanca no termine en total abandono. Necesitamos comprar tiempo para ser más soberanos en defensa.

8. Las otras amenazas

Toda Europa mira hacia el este, consciente del riesgo que Rusia representa para la seguridad continental. La guerra de Ucrania ha puesto a países aliados en frontera con el conflicto. Sin embargo, los países del sur de Europa, incluida España, también están preocupados por la inestabilidad del llamado flanco sur. El Sahel es una olla a presión con efectos migratorios y de seguridad directos para la UE. Mientras, en el Magreb también afloran tensiones, con una carrera armamentística entre Marruecos y Argelia de futuro incierto. Tampoco las relaciones de Rabat con Madrid llaman a la tranquilidad.

Por eso, las voces que piden el fin del conflicto ucraniano a cualquier precio porque "no es nuestra guerra" no solo obvian los compromisos internacionales asumidos, sino que tampoco han pensado que existen escenarios en los que podrían ser países del sur lo que pidan ayuda a los lejanos aliados del Noreste europeo. Y en ambos casos debemos responder. De lo contrario, no vamos a ningún otro lado que no sea el desastre.

Foto: Ejercicio anfibio del ejército surcoreano. (Reuters)

9. ¿Qué hacemos con el Indo-Pacífico?

Esta nueva lógica de independencia y soberanía defensiva europea también plantea la cuestión de cuánto debemos implicarnos los europeos en otros escenarios internacionales y ante otras amenazas. Ya hay voces, por ejemplo, que llaman a desentendernos del Indo-Pacífico. Tendría su lógica. Si Trump abandona Europa, nosotros nos desentendemos del oriente. Pero también tiene sus riesgos. Otro interrogante cuyas respuestas oscilan entre el ¿qué se nos ha perdido allí? y el ¿podemos permitirnos estar al margen? La realidad es que el futuro económico del planeta, no solo de EEUU, está ahora mismo en esa región. Así que quizás no solo no sea recomendable, sino que puede que sea inviable.

10. ¿Cuánto y hasta cuándo?

El último gran interrogante (quizás el más difícil de predecir) está en los tiempos. Trump ha descabalado todo, pero a la hora de tomar decisiones drásticas basadas en el presente también se cae en el riesgo de sobrerreaccionar. Porque Trump pasará. Dejará una importante factura, aquí y en Estados Unidos. Y por muy recordado que sea, no durará para siempre. En cuatro años, las aguas podrían volver a su cauce. Incluso en el propio mandato del presidente, que no es raro cambie radicalmente de opinión. Por eso es necesario pensar a largo plazo y con múltiples escenarios en mente.

Fruto del cambio llegará una nueva mentalidad, donde debemos ser más protagonistas en nuestra propia defensa. Pero no sería recomendable dar por finiquitado el vínculo con Estados Unidos por un mandatario. Seamos estratégicos.

En Córdoba, analizaremos todos estos aspectos en una mesa de debate con Javier Jiménez Ugarte, exembajador y director de proyecto de ISDE Law & Business School; Alberto Bueno, experto en geopolítica de la Universidad de Granada y de la Universidad de Leipzig; Jesús Pérez Triana, analista de defensa y director de OSINTSahel; y Juan Pablo García-Berdoy, ex representante permanente de España ante la Unión Europea y jefe de Asuntos Públicos Europeos de LLYC.

Donald Trump llegó y con él se han terminado de dinamitar los pocos esquemas del orden multilateral que aún se mantenían en pie desde la invasión de Ucrania de 2022. El magnate republicano ha sido como un torpedo en plena línea de flotación de la seguridad de Europa, donde la guerra hizo que la defensa pasara de ser un tema secundario a considerarse importante. En el nuevo escenario de incertidumbre, los asuntos militares han llegado al primer lugar de los asuntos trascedentales. Pasado el shock y el desasosiego, tenemos que asumir que nos encontramos ante una nueva etapa. Un nuevo ciclo con importantes amenazas para el que toca reflexionar y tomar decisiones.

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