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La banca confía en un gesto del BCE para financiar inversiones en gasto militar
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FINANCIAR AL SECTOR DE LA DEFENSA

La banca confía en un gesto del BCE para financiar inversiones en gasto militar

El sector se enfrenta a varios frenos para financiar proyectos de Defensa a largo plazo. Ya hay bancos europeos preparados para elevar la inversión crediticia en gasto militar

Foto: Tanque Leopard. (Rheinmetall)
Tanque Leopard. (Rheinmetall)
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Europa asume una nueva realidad geopolítica que obligará a un incremento del gasto militar. Para ello, se necesitan inversiones públicas y privadas, y la banca debe jugar un papel para el que la regulación actual es un freno. Por eso, se esperan cambios que faciliten esta financiación.

Varios bancos europeos, especialmente en el norte y en el este, están preparándose para acometer importantes sumas de financiación a las inversiones que prepara la industria de defensa, en el marco de una mayor demanda por parte de los Estados en materia militar. La financiación bancaria al sector todavía es muy reducida.

En el resto de Europa, incluyendo los bancos españoles, el sector no es ajeno a esta dinámica, y está dispuesto a contribuir. Supondrá un negocio atractivo por prestar a una industria en crecimiento con el apoyo de los Estados y, además, permitirá una nueva línea de colaboración con los gobiernos, en plena ofensiva de algunos de ellos contra la banca, como el español, para recaudar más. De hecho, se ha especulado con alguna nueva figura impositiva hacia el sector bancario para financiar el incremento del gasto público ligado a la defensa.

En el sector hay movimiento. Los bancos están analizando la normativa para evaluar las implicaciones de financiar proyectos de largo plazo en Defensa, y prevén conversaciones informales de forma inminente con los supervisores. Por ahora, oficialmente el Banco Central Europeo (BCE) no tiene previsto ningún cambio regulatorio, aunque serán necesarias modificaciones o, cuanto menos, gestos y aclaraciones, para facilitar que la banca contribuya al aumento de gasto militar que persigue Europa.

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE/Wittek)

El BCE no tiene mandato para intentar fomentar la financiación bancaria hacia algún sector concreto, y considera que hacerlo podría afectar a la transmisión de la política monetaria. Por eso, es difícil ver un incentivo regulatorio explícito por la inversión crediticia en una industria determinada.

No obstante, el banco central tiene cierta flexibilidad a la hora de fijar las exigencias de capital de la banca. Por una parte, está el pilar 1, que establece un capital mínimo del 8% de los activos ponderados por riesgo (APR) de las entidades. Y, por otra, el pilar 2, que es discrecional, ya que se basa en el análisis anual (SREP) que hace el supervisor, y para los bancos españoles está entre uno y dos puntos porcentuales.

En este sentido, el BCE ha revisado la metodología para centrarse en las áreas de riesgo relevantes, con el objetivo de simplificar el proceso y el entendimiento con los banqueros, con los que mantiene conversaciones en el marco de los SREP. El BCE tiene margen para ser más o menos exigente con los bancos que han financiado a la industria armamentística al evaluar el riesgo de estas inversiones crediticias en la solvencia. Es decir, puede considerar que son riesgos relevantes o, por el contrario, confiar en que son financiaciones que, pese a ser de largo plazo, tienen un riesgo más reducido por tener detrás el respaldo de los gobiernos que apoyan el incremento del gasto militar.

El feeling que tienen los banqueros es que los supervisores van a impulsar un cambio para estrechar la colaboración público-privada, con la banca canalizando flujos hacia el sector. Los bancos confían en que haya pronto conversaciones informales, y las asociaciones bancarias están a la espera de sentarse en la mesa con los técnicos del BCE y de la Autoridad Europea Bancaria (EBA), por sus siglas en inglés.

Foto: Robert Habeck, líder de Los Verdes. (Reuters/Liesa Johannssen)

El propio gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, ha pedido cambios. Hasta ahora, el crédito destinado a la fabricación de armamento y munición no ha superado nunca el 0,1% del crédito total en España durante las últimas dos décadas. Aun así, en las juntas de accionistas es habitual que haya quejas sobre este tipo de financiación, lo que supone un ejemplo del hándicap en términos de imagen que tienen los bancos si se lanzan a conceder préstamos a las empresas fabricantes de material militar.

“Es necesario valorar si el actual marco regulatorio y supervisor ofrece los incentivos adecuados para movilizar la financiación bancaria hacia este tipo de inversiones, y analizar cómo el sector bancario podría desempeñar un papel más activo en este ámbito estratégico”, dijo Escrivá el viernes en unas jornadas organizadas por la patronal Asociación Española de Banca (AEB).

Escrivá hizo alusión a que este tipo de inversiones suponen un desafío para la banca por consumo de capital, ya que tienen “elevados niveles de incertidumbre, estrictas exigencias normativas y largos ciclos de desarrollo tecnológico”.

Más gasto militar

Los miembros de la OTAN tienen un compromiso de llegar al 2% del PIB en gasto en defensa en 2029, pero Europa se está planteando acelerar esta meta tras el cambio de criterio de la Casa Blanca, con la llegada de Trump, en torno a la guerra de Ucrania. Pedro Sánchez ya ha anunciado que quiere que España alcance esta ratio antes de 2029, destinando miles de millones de gasto público en los próximos años para ello.

Algunos gigantes del sector, como Indra (controlada en un 28% por el Estado a través de la SEPI), ya están reforzando sus capacidades en una estrategia de crecimiento con adquisiciones. La empresa sube un 56% en bolsa en lo que va de año ante las expectativas de crecimiento de la empresa.

La banca quiere participar en esta tendencia de más inversiones. La presidenta de Banco Santander, Ana Botín, elogió este martes en una entrevista con Bloomberg TV que Alemania haya eliminado el límite constitucional al endeudamiento público para aumentar el gasto militar: “Es la mejor señal de que Europa habla en serio”. También opinó que “Europa ha despertado, y el despertador ha sido el presidente Trump”.

Foto: Pedro Sánchez clausura el congreso del PSOE de Cantabria. (EP)

Además del consumo de capital que tiene la financiación de inversiones a largo plazo por parte de empresas, ante la incertidumbre de las mismas, la banca también se enfrenta a otros frenos desde el ámbito regulatorio, especialmente en torno a la reputación y la sostenibilidad, focos recientes de la supervisión europea. La EBA obliga a las entidades a un mayor control cuando hay actividades que “generen riesgos operacionales y reputacionales significativos”. Además, en el marco de gestión de riesgos, insiste en los reputacionales entre los no financieros que deben ser tenidos en consideración. También la guía del clima del BCE hace la misma mención.

El supervisor británico, la FCA, ya ha dado el primer paso en esta dirección: “No hay nada en nuestras reglas, incluidas las relacionadas con la sostenibilidad, que impida la inversión o la financiación de las empresas de defensa. Nuestras normas de finanzas sostenibles se aplican a las empresas que ofrecen productos y servicios financieros, así como a algunas empresas que cotizan en bolsa. No exigen que las instituciones financieras traten a las empresas de defensa de forma diferente por pertenecer al sector”.

En la industria de fondos de inversión empieza a haber malabarismos dialécticos para hacer compatible el ESG con la inversión en defensa. “Estamos tratando de conciliar una reticencia natural a invertir en defensa, debido a su asociación inherente con conflictos insostenibles y no deseados, con el hecho de que somos inversores multi-activos, y queremos equilibrar la compensación entre riesgo, rendimiento y sostenibilidad cuando se trata de gasto en defensa”, dice Aliki Rouffiac, gestor de Robeco Sustainable Multi-Asset Solutions.

Europa asume una nueva realidad geopolítica que obligará a un incremento del gasto militar. Para ello, se necesitan inversiones públicas y privadas, y la banca debe jugar un papel para el que la regulación actual es un freno. Por eso, se esperan cambios que faciliten esta financiación.

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