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¿Puede Europa descarbonizar su industria y seguir siendo competitiva? La clave está en la electricidad
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¿Puede Europa descarbonizar su industria y seguir siendo competitiva? La clave está en la electricidad

Un informe de EY apunta a una tendencia en la que la UE podría hacer de su industria un sector sostenible, pero tomando las medidas adecuadas para no perder competitividad

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Todos los sectores empresariales llevan años luchando por descarbonizarse y reducir sus emisiones, y la industria no es una excepción. No en vano, según los datos que maneja la Unión Europea, el sector industrial es el tercero que más emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) produce (20,3%). Las cifras podrían ser incluso mayores si tenemos en cuenta que, en diversos foros, la actividad energética es incluida dentro de la propia industria, con lo que su representación llegaría hasta el 47,7%.

La necesidad de reducción es más que evidente, pero surge una duda: si la industria se descarboniza, ¿no se estará arriesgando a perder competitividad? Es una pregunta que no escapa del debate dentro de la propia UE, que en su Objetivo 55 reconoce la necesidad de que sus metas climáticas "garanticen una transición equitativa y socialmente justa" a la vez que "mantengan y refuercen la innovación y la competitividad de la industria, garantizando al mismo tiempo unas condiciones de competencia equitativas con respecto a los operadores económicos de terceros países".

Cómo descarbonizar sin perder competitividad

El debate está sobre la mesa: ¿puede Europa descarbonizar su industria sin que eso implique una pérdida de competitividad? Hay quien cree que sí e incluso va más allá: ambas cosas son no solo compatibles, sino también complementarias. El informe Un Clean Industrial Deal eficaz y eficiente para Europa, elaborado por EY, defiende que "la descarbonización puede ser una palanca para la competitividad de la industria de la UE, reduciendo además su actual vulnerabilidad externa derivada de la dependencia del suministro de gas".

Dicho estudio parte de una premisa básica: muchas grandes economías que han disminuido sus emisiones han visto cómo su Producto Interior Bruto (PIB) sigue creciendo. Alude, de hecho, a ejemplos como los de Estados Unidos, China o Australia.

En el caso de Europa, el informe se enfoca especialmente en la demanda de calor, que representa casi el 50% de la demanda energética de la industria y la principal fuente de emisiones. Esta demanda, además, suele estar suministrada por gas natural, lo que refuerza la dependencia de nuestro territorio frente a otras potencias suministradoras.

La demanda de calor establece dos niveles de actividad: el de los procesos industriales que necesitan una temperatura inferior a los 500 grados y el de los que se sitúan por encima de esa cifra. Para el primer caso, apuesta por una electrificación de dichos procesos, y eso pasaría por un despliegue masivo de energías renovables (potenciando la flexibilidad y el almacenamiento de las mismas), una mayor inversión en redes eléctricas y la promoción de contratos de compraventa de energía a largo plazo (PPA) entre clientes industriales.

En el aspecto regulatorio, señala que sería necesario un recorte de impuestos y cargos (bajo el principio de 'quien contamina paga') y una simplificación del acceso a la financiación.

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Imagen: Unsplash.

En cuanto a los procesos que emplean una temperatura superior a los 500 grados, la consultora reconoce que sus tecnologías de descarbonización aún se encuentra bajo desarrollo y, en este contexto, la electrificación no es una alternativa consistente. En este caso, considera que la UE debería apostar por establecer diversos fondos de innovación que ayuden a sufragar la investigación en torno a dichas alternativas.

Con todo, el informe defiende que "la competitividad industrial y la transición energética no solo son compatibles, sino que pueden fortalecerse mutuamente" y que "con aproximadamente 50.000 millones de euros se podría descarbonizar de manera rápida una parte significativa del calor de la industria europea". Y en el caso de España, "dada su ventaja competitiva en fuentes renovables, debe aprovechar esta oportunidad", concluye.

Todos los sectores empresariales llevan años luchando por descarbonizarse y reducir sus emisiones, y la industria no es una excepción. No en vano, según los datos que maneja la Unión Europea, el sector industrial es el tercero que más emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) produce (20,3%). Las cifras podrían ser incluso mayores si tenemos en cuenta que, en diversos foros, la actividad energética es incluida dentro de la propia industria, con lo que su representación llegaría hasta el 47,7%.

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