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El Gobierno confía en una alianza polaca en Talgo cuando se cierre la toma de control vasca
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"La empresa necesita más socios"

El Gobierno confía en una alianza polaca en Talgo cuando se cierre la toma de control vasca

Los dueños del fabricante de trenes cierran este viernes su escucha de ofertas. Moncloa ha respaldado la vía vasca y no descarta abrir las otra alternativa para solucionar los pedidos

Foto: Pedro Sánchez y Donald Tusk. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Pedro Sánchez y Donald Tusk. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
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Este 14 de febrero se da por cerrada, en principio, la escucha de ofertas por el 40% de Talgo que controla Pegaso, consorcio de accionistas que engloba al fondo Trilantic, al inversor Juan Abelló y a la familia Oriol. Se esperaba que tres oferentes pujaran este San Valentín por esas acciones del fabricante de trenes español, pero el Gobierno ha presionado para que solo quede la alternativa vasca que lidera Sidenor. En cualquier caso, quedan nuevos capítulos.

Según informan fuentes conocedoras a El Confidencial, la venta del 29,9% de Trilantic a Sidenor es el paso para que el Gobierno vasco entre en el consejo, afiance la 'españolidad' y mueva la sede de Talgo de Las Rozas (Madrid) a Rivabellosa (Álava). Una vez cerrado ese pacto para cambiar de accionistas, Talgo necesita un socio que fabrique trenes por valor de 4.000 millones. Y desde el Gobierno, como insisten, confían en que el interés suscitado y las "buenas relaciones" con el Ejecutivo de Polonia fomenten un pacto definitivo con PFR, dueño del fabricante local Pesa.

La alianza del fabricante español y la empresa polaca se vende entre ambos Gobiernos como una forma de tratar de tú a tú a la alemana Siemens, a la francesa Alstom y arañar terreno a los grandes fabricantes asiáticos que "juegan en otra liga". Una vez asegurado el ruido político, que es lo que ha espantado a la india Jupiter Wagons en su análisis de Talgo, comienza un futuro lleno de posibilidades donde el respaldo público es clave para compartir un gigante ferroviario.

La propuesta polaca hace énfasis en la complementariedad de ambas compañías. Mientras que Pesa está especializada en locomotoras, tranvías y vehículos regionales e interregionales, Talgo es una empresa que se dedica al diseño, fabricación y mantenimiento de trenes de alta velocidad. "La combinación complementaria de los portafolios de ambas compañías daría lugar a un líder europeo con una amplia gama de productos y experiencia en la mayoría de los mercados de la Unión Europea", defendía PFR en su declaración de intenciones.

Foto: Planta de Talgo en el País Vasco. (EP/Iñaki Berasaluce)

Polonia y su Gobierno entienden la importancia de aliarse con el Gobierno para preservar su españolidad y estaría abierta a considerar mantener su sede y su capacidad industrial en España, así como su condición de empresa cotizada en las bolsas españolas. PFR, hasta el último momento, ha permanecido abierta a conocer un potencial socio español minoritario y ha tendido la mano al Gobierno del País Vasco para cooperar en la operación. De momento, su oferta, que no su interés, desaparece de Talgo.

Un problema de 4.000 millones y el fantasma de Renfe

"La solución vasca es una solución accionarial y política, pero no es la solución industrial", repiten desde la operación. Algo que no comparten desde la oferta que lidera Sidenor, que se ha mantenido en silencio desde que subió su oferta. Desde el Gobierno vasco se ha dejado caer que cuenta con capacidad para poder vertebrar un conglomerado de empresas que respalde las dificultades industriales del fabricante.

La duda es si es suficiente para sacar adelante una cartera de pedidos que supera los 4.000 millones de euros, de la que un 80% corresponde a proyectos internacionales (como DB -Alemania- o DBS -Dinamarca-). Además, la dirección de Talgo tiene identificados otros 2.300 millones en potenciales pedidos. El año pasado, su cartera de pedidos aumentó un 54% y ha tenido que apoyarse en acuerdos con empresas como la propia Pesa para cumplir con sus clientes.

Un reto para un conglomerado vasco que ha tenido que hacer 'encaje de bolillos' para alcanzar los 177 millones con los que cumplir con Trilantic. Un frente donde se espera que tenga más suerte es con el conflicto de Renfe. La empresa pública reclama 116 millones de euros a Talgo por las demoras de más de dos años en la entrega de 30 trenes. Un conflicto que supone un 20% del valor de Talgo en bolsa, pero que se puede desatascar con mayor facilidad teniendo en cuenta la alianza estratégica de su nuevo accionista.

Este 14 de febrero se da por cerrada, en principio, la escucha de ofertas por el 40% de Talgo que controla Pegaso, consorcio de accionistas que engloba al fondo Trilantic, al inversor Juan Abelló y a la familia Oriol. Se esperaba que tres oferentes pujaran este San Valentín por esas acciones del fabricante de trenes español, pero el Gobierno ha presionado para que solo quede la alternativa vasca que lidera Sidenor. En cualquier caso, quedan nuevos capítulos.

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