Bank of America, JP Morgan y Citi se convierten en acreedores de Grifols
Grifols respira más tranquila después de que a finales del pasado año consiguiera refinanciar deuda por 1.300 millones de euros pocas semanas después de que Brookfield
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Grifols respira más tranquila después de que a finales del pasado año consiguiera refinanciar deuda por 1.300 millones de euros pocas semanas después de que Brookfield retirase su Oferta Pública de Adquisición (OPA) por más de 6.000 millones. Según fuentes financieras, los bancos que salieron en ayuda de la compañía fabricante de plasma fueron Bank of America, JP Morgan y Citi, al aportar cerca de 300 millones. Una muestra de confianza que sirvió de cebo para que otros inversores institucionales comprasen también su pasivo pese a las dudas del mercado sobre la solvencia del grupo catalán.
Según aseguran fuentes financieras, Bank of America desembolsó cerca de 150 millones, mientras que JP Morgan, que se había mostrado muy cauto con Grifols desde su hundimiento en bolsa tras el informe de Gotham Research, puso unos 100 millones de su balance. Las dos entidades americanas, de hecho, se ofrecieron a asegurar toda la emisión, por lo que, en el caso de que la colocación hubiera quedado parcialmente desierta, se comprometían a quedarse con toda la deuda puesta en el mercado.
Sin embargo, esa cláusula de garantía, que solo se suele incluir en emisiones de compañías con un elevado nivel de solvencia, dado el riesgo que se asume con empresas de bajo 'rating', no fue necesaria aplicarla. Al quedarse Bank of America y JP Morgan de forma voluntaria parte de la oferta, inversores institucionales del sector ‘high yield’ suscribieron la colocación, que finalmente se cerró a un tipo de interés del 7,1%. Entre estos inversores está Citi, que compró deuda de Grifols por 50 millones, según fuentes próximas a la transacción.
El apoyo de estos tres bancos americanos de primer nivel es muy importante para la compañía fundada hace más de un siglo por Josep Antoni Grifols i Roig. En primer lugar, porque cerca del 90% de su negocio lo produce en Estados Unidos, donde tiene la mayoría de sus plantas de hemoderivados, por lo que su apoyo es vital. En segundo término, porque la vez anterior que la compañía salió a pedir dinero al mercado, en mayo del pasado año, en plena tormenta por las dudas sobre su contabilidad, la emisión de 1.200 millones se la quedó por completo Apollo, un fondo oportunista, que exigió un tipo de interés del 7,5%. Ningún gran grupo internacional quiso poner dinero.
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Con el respaldo de Bank of America, JP Morgan y, en menor medida, Citi, Grifols tiene ahora otra prueba de fuego a finales de este mes, cuando presentará los resultados de 2024. La compañía se había comprometido a alcanzar una facturación próxima a los 7.000 millones y un beneficio bruto de explotación de 1.800 millones. Según fuentes del mercado, esos objetivos van a estar cerca de conseguirse desde el punto de vista operativo, pero no se descarta alguna provisión por alguna contingencia extraordinaria.
En cualquier caso, la prueba de fuego ante los inversores la pasará el 27 de febrero, fecha en la que Grifols ha convocado un Capital Market Day. Será el momento en el que Nacho Abia, el nuevo consejero delegado de la multinacional catalana, tendrá que someterse a un examen exhaustivo tras el ataque de Gotham, que se ha traducido en un hundimiento de la cotización del 40%. De hecho, la cotización, que llegó a recuperar casi un 20% de la caída cuando Brookfield informó de su interés por lanzar una OPA, ha vuelto a retroceder a los niveles a los que se derrumbó después de la publicación de las supuestas irregularidades contables.
Caja fresca
La sorpresa agradable puede llegar por la generación de caja, ya que, según inversores que han mantenido contacto reciente con la alta dirección de Grifols, la compañía podría presentar un 'cash flow' positivo de unos 200 millones. Algunos informes de analistas estimaban que esta cifra fuera cero. Esta magnitud está siendo monitorizada al detalle por los analistas, ya que es clave para hacer frente al pago de la deuda, uno de los problemas a corregir por el equipo gestor. Fuentes de Grifols han declinado hacer ningún comentario sobre estos datos.
En los nueve primeros meses de 2024, a pesar de la fuerte sacudida, la compañía presumió de la mejora de las cuentas. Grifols aumentó sus ingresos un 9,1% (8,6% reportado), hasta los 5.237 millones, impulsados por la fortaleza de Biopharma. El beneficio operativo o Ebitda mejoró un 25%, hasta los 1.253 millones. En el tercer trimestre, los ingresos totales alcanzaron los 1.793 millones, con un incremento interanual del 12,4%, por encima de las previsiones de los analistas.
Grifols respira más tranquila después de que a finales del pasado año consiguiera refinanciar deuda por 1.300 millones de euros pocas semanas después de que Brookfield retirase su Oferta Pública de Adquisición (OPA) por más de 6.000 millones. Según fuentes financieras, los bancos que salieron en ayuda de la compañía fabricante de plasma fueron Bank of America, JP Morgan y Citi, al aportar cerca de 300 millones. Una muestra de confianza que sirvió de cebo para que otros inversores institucionales comprasen también su pasivo pese a las dudas del mercado sobre la solvencia del grupo catalán.