La familia Vallina encarga a Santander la venta de TSK tras la quiebra de Duro Felguera
Los empresarios asturianos se ponen en manos del banco cántabro y de Stifel Financial Corp para buscar un comprador para el grupo de ingeniería, valorado en más de 500 millones
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Decisión histórica en TSK, la compañía asturiana de ingeniería propiedad de la familia García Vallina. Los fundadores del grupo han contratado a Banco Santander y Stifel Financial Corp para que busquen un socio financiero o industrial en el que se pueda integrar la empresa gijonesa, que factura algo más de 1.000 millones de euros. La transacción llega en pleno terremoto en el sector, ante la declaración de preconcurso de acreedores de la también asturiana Duro Felguera, la resurrección de Abengoa de la mano de Cox y la recuperación de Técnicas Reunidas.
Según han confirmado varias fuentes próximas a la operación, TSK ya ha comunicado internamente a los bancos acreedores su disposición a escuchar ofertas por la mayoría del capital. El planteamiento de los García Vallina es muy abierto, ya que incluye desde la venta por la totalidad de las acciones a cambio de dinero en metálico, hasta la integración en una multinacional de un tamaño sustancialmente mayor en la que los empresarios asturianos tendrían una participación.
Por ello, según estas fuentes, TSK necesita ganar músculo para poder competir por contratos de más volumen y mejores márgenes, a los que no se puede presentar sin el apoyo firme de la banca. Aunque la sociedad asturiana ha enderezado su situación financiera, con una deuda bajo control, cada cierto tiempo reclama a la banca avales para poder presentarse a proyectos de obras. Una situación que suele ser tensa porque las entidades financieras españolas abren el grifo con cuentagotas a un sector que en los últimos años ha provocado pérdidas de miles de millones.
Desde la caída en 2014 de Isolux, que tenía un pasivo de más de 3.000 millones, las ingenierías han sido un dolor de cabeza para la banca. Tras la empresa dirigida por Luís Delso, después se produjo la quiebra de Abengoa, que tenía deudas superiores a los 7.000 millones y más tarde la crisis de Técnicas Reunidas. El grupo controlado por los Lladó consiguió superar sus apreturas financieras con un rescate concedido por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que posteriormente devolvió con una ampliación de capital de 150 millones.
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TSK también ha pasado por momentos complicados. Hace justo un año, solicitó 120 millones de euros a Santander, CaixaBank, BBVA y Sabadell para afrontar unas necesidades de liquidez derivadas de su estrategia de crecimiento. Pero los acreedores solo le dieron un tercio del dinero requerido y con la condición de que la compañía llevara a cabo varias desinversiones de activos en México y Panamá por unos 160 millones.
Aun así, aquel acuerdo fue una solución puente al problema estructural de TSK, que es una estrategia de crecimiento que necesita más recursos propios o más apoyo de la banca. De hecho, en aquel momento ya se habló de la posibilidad de realizar una ampliación de capital para disponer de más recursos con los que poder acudir a contratos de mayor importe. Pero la familia asturiana, que ya perdió mucho dinero con la quiebra de Sniace, ya no quiere hacer más aportaciones. También se dejaron muchos millones en uno de los rescates de Duro Felguera, de la que llegaron a tener el 3% del capital.
Los García Vallina, dueños del 85% de la ingeniería, han tardado doce meses en tomar la decisión de vender el 100% de la compañía o dar entrada a un socio mayoritario. Santander y Stifel Financial Corp son las entidades encargadas de la operación, cuyo valor puede oscilar entre los 500 y los 600 millones. TSK logró el pasado año una facturación ligeramente superior a los 1.000 millones, con un beneficio operativo o Ebitda de 65 millones y un resultado neto próximo a los 33 millones, según cifras provisionales. Para 2025, la compañía cuenta ya con obras por 1.280 millones.
En TSK consideran que, dentro de un grupo más grande, el crecimiento estaría asegurado, ya que la compañía ha tenido oportunidades en Estados Unidos a las que no ha podido acudir por falta de capacidades. Lo mismo ha ocurrido con proyectos en Oriente Medio, según la información comunicada por Banco Santander y Stifel a los potenciales interesados.
Decisión histórica en TSK, la compañía asturiana de ingeniería propiedad de la familia García Vallina. Los fundadores del grupo han contratado a Banco Santander y Stifel Financial Corp para que busquen un socio financiero o industrial en el que se pueda integrar la empresa gijonesa, que factura algo más de 1.000 millones de euros. La transacción llega en pleno terremoto en el sector, ante la declaración de preconcurso de acreedores de la también asturiana Duro Felguera, la resurrección de Abengoa de la mano de Cox y la recuperación de Técnicas Reunidas.