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Blancos y sin alcohol: el mundo del vino busca la vía para reenganchar a los jóvenes
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Barcelona Wine Week (BWW)

Blancos y sin alcohol: el mundo del vino busca la vía para reenganchar a los jóvenes

El sector lo ve como una buena manera de ampliar su presencia en los restaurantes, donde antes lo habitual era pedir una botella y ahora son mayoría los clientes que piden por copas

Foto: Un hombre bebe vino durante la cuarta edición de la Barcelona Wine Week (BWW), celebrada en Barcelona en febrero de 2024. (EFE/Alejandro García)
Un hombre bebe vino durante la cuarta edición de la Barcelona Wine Week (BWW), celebrada en Barcelona en febrero de 2024. (EFE/Alejandro García)
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El mundo del vino sufre una contracción del consumo en los últimos años. Principalmente se debe a que los jóvenes se alejan cada vez más del alcohol, lo que se traduce en un descenso en el número de botellas vendidas por las bodegas. Aunque su facturación se mantiene más o menos estable, ya que se bebe menos pero de mayor calidad, el sector busca acercarse a esas nuevas generaciones, adaptándose a dos tendencias en auge: el vino blanco y las versiones sin alcohol.

Estas y otras cuestiones sobrevolarán el ambiente de la Barcelona Wine Week, que celebra su quinta edición del 3 al 5 de febrero. La directora de la feria, Celine Pérez, tiene claro que "hay un gran reto para acercarse al público joven". Es uno de los principales quebraderos de cabeza a los que intentarán dar respuesta las 1.266 bodegas que este año se darán cita en la Ciudad Condal para captar la atención de los 770 compradores invitados.

"El público joven está buscando un producto más fresco y más ligero, lo que explica que tengan preferencia por el vino blanco, los espumosos y los rosados", señala Pérez en una entrevista con El Confidencial. También cree que tienen cierta sensibilidad al precio y se alejan del vino porque lo consideran un "producto elitista". En el sector no se ven de esa forma y "están haciendo un esfuerzo para acercarse a ese público y también para adaptarse a diferentes momentos de consumo".

Otra de las bazas que se guardan en la manga, sobre la que se debatirá en la feria con ponencia incluida, es la de los vinos sin alcohol. Puede parecer una aberración para los clientes tradicionales, pero lo cierto es que cada vez tiene más aceptación. Aunque en España su consumo es todavía limitado, un estudio de la International Wine and Spirits Record (IWSP) estima que el volumen del mercado de bebidas sin alcohol, incluyendo también espirituosos y cerveza, crezca al 7% anual hasta 2028.

"Los públicos jóvenes están buscando un producto más fresco, más ligero, lo que explica que tengan preferencia por el vino blanco"

Celine Pérez también detecta "un fuerte crecimiento de la demanda de vinos sin alcohol". Es una buena manera de ampliar su presencia en los restaurantes, donde antes lo habitual era pedir una botella y ahora la mayoría de los clientes prefieren una copa. Son conclusiones compartidas por todo el sector y varias bodegas llevarán a Barcelona sus propuestas para intentar convencer a los compradores, entre los que se encuentran los principales grupos hosteleros.

Pero el mundo del vino no vive exclusivamente del consumo de sus caldos. Otra forma de hacer caja y compensar en sus cuentas el menor número de botellas vendidas es el enoturismo. "Es otra vía que tienen para diversificarse, sobre todo teniendo en cuenta el récord de turismo que hay en España". El año pasado, 94 millones de visitantes extranjeros pisaron el territorio nacional y las bodegas ven en esa cifra histórica una oportunidad de atraer cada vez más curiosos a sus instalaciones.

Otra forma de hacer caja y compensar en sus cuentas el menor número de botellas vendido es el enoturismo

Entre las comidillas sobre el futuro del sector también se hablará del vino en lata. En esta edición no habrá ningún estand con esta innovación, pero se introducirá en los corrillos por el creciente interés internacional, como vía para llegar a eventos donde todavía no están presentes, como los conciertos. "En España todavía no es un producto que realmente esté teniendo mucha demanda, pero sí que es una tendencia que estamos observando en el extranjero", apunta la directora de la feria.

Cada compañía presentará a los compradores sus propias estrategias, con la firme intención de remontar el vuelo tras un 2024 que Pérez califica como "un año de luces y sombras". Reconoce que el consumo internacional se ha contraído, lo que afecta a España como mayor viñedo del mundo y uno de los principales exportadores. En volumen, las ventas en el extranjero disminuyeron un 20% interanual hasta noviembre, según sus propios datos. No obstante, la caída en valor se situó en el 1%.

"Hay que poner en evidencia que los años anteriores habían sido muy buenos en exportaciones y el año pasado la producción se vio resentida por la sequía", recuerda. Su esperanza para este 2025, con el que se muestra "moderadamente optimista", está puesta en mercados que cada vez están más interesados en el vino español como Polonia, Dinamarca, Irlanda y Corea del Sur. También en el acuerdo comercial con Mercosur que acaba de alcanzar la Unión Europea y que "va a dar oportunidades con Brasil".

También en el acuerdo con Mercosur que acaba de alcanzar la Unión Europea y que "va a dar oportunidades con Brasil"

En esas relaciones comerciales jugará un papel importante la Barcelona Wine Week, que en esta edición ha invertido un 40% más de su presupuesto en captación de compradores internacionales. Es una búsqueda que ha realizado junto al ICEX. "Pretendemos que se generen muchos negocios, que se abran nuevas oportunidades y que exista un buen retorno en la inversión de las bodegas", concluye Pérez.

El mundo del vino sufre una contracción del consumo en los últimos años. Principalmente se debe a que los jóvenes se alejan cada vez más del alcohol, lo que se traduce en un descenso en el número de botellas vendidas por las bodegas. Aunque su facturación se mantiene más o menos estable, ya que se bebe menos pero de mayor calidad, el sector busca acercarse a esas nuevas generaciones, adaptándose a dos tendencias en auge: el vino blanco y las versiones sin alcohol.

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