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Expectativas (y nervios) en la industria de defensa por el relevo en Indra: "Es uno de los nuestros"
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ángel escribano, nuevo presidente de indra

Expectativas (y nervios) en la industria de defensa por el relevo en Indra: "Es uno de los nuestros"

La entrada de Ángel Escribano por Murtra en la presidencia de Indra se produce en un momento clave en la hoja de ruta de la compañía para liderar la industria de la defensa nacional. Un movimiento que ha generado expectativas (y algunos nervios)

Foto: Stand de Indra en la feria FEINDEF 2023. (Sergio Beleña)
Stand de Indra en la feria FEINDEF 2023. (Sergio Beleña)
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No hace ni un año que Indra vestía de gala un pabellón de Ifema para presentar su plan estratégico 2024-2030 ante inversores, analistas y medios. Era el primero con José Vicente de los Mozos como CEO y venía imbuido con la ambición no solo de duplicar sus ingresos, sino también la de liderar —de tierra al espacio— la mayoría de los dominios de la defensa nacional. El relevo en la cúpula de la cotizada, con la salida de Marc Murtra y la entrada de Ángel Escribano en la presidencia de la cotizada, se produce en un momento crucial de esta transición. Un movimiento que ha generado expectativas (y algunos nervios) en el sector.

El primer punto que el nuevo presidente se encontrará en la agenda es el plan espacial. La apuesta de Indra por esta vertical es instrumental en la hoja de ruta hacia el liderazgo del sector. Pero su puesta en marcha requiere de una compleja operación corporativa, que incluye vender su división Minsait y crecer con compras en el negocio espacial. El objetivo declarado es Hispasat (con su filial de defensa Hisdesat, también participada por Indra). Pero las negociaciones con su actual dueño, la también pública Redeia, son complejas.

La valoración de la firma ha caído al ritmo de los cambios tecnológicos en el mercado satelital. La llegada del Starlink de Elon Musk, con lanzamientos privados y satélites de baja órbita, ha puesto a la competencia en serios aprietos de rentabilidad. Pero también, Hispasat e Hisdesat participan en el consorcio SpaceRice, al que la Unión Europea acaba de adjudicar un contrato por más de 10.000 millones de euros para desarrollar una constelación de satélites (civiles y de defensa) que cerrar esta brecha. La Indra de Murtra puso sobre la mesa unos 650 millones de euros, muy lejos de los 1.000 millones de euros que pagó hace cinco años la entonces Red Eléctrica. Algunos creen que la operación podría fracasar.

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"Aunque en Indra insisten en que hay otras opciones, (en el sector) está claro que es la mejor alternativa; la única que tiene sentido desde el punto de vista nacional es la integración de Hispasat", comenta una fuente del sector. "Aquí se pondrán a prueba las habilidades negociadoras de Escribano. Hay que recordar que en los próximos meses es la junta de accionistas de Indra y, por el momento, hay pocas novedades que ofrecer en la gran apuesta estratégica de la compañía", agrega.

Nuevos retos, viejos desafíos

La actividad empresarial de Ángel Escribano, sin embargo, ha estado lejos del aeroespacio. Su compañía, ahora presidida por su hermano Javier, lleva décadas especializándose en torres operadas por control remoto para armar y proteger plataformas militares, terrestres y navales (buques, blindados, puestos de defensa). Como parte de estos desarrollos, también tienen productos avanzados de electroóptica militar para seguridad y defensa, así como sistemas de guiado para municiones y están desarrollando, junto con Rheinmetall/Expal Munitions, el sistema lanzador de alta movilidad (Silam). El portafolio de defensa de Indra está más centrado en integración de sistemas de defensa (sistemista), diversos software de grado militar, radares y ciberseguridad.

Varias fuentes de la industria que conocen de cerca a Escribano y su trayectoria reconocen que es un enorme desafío. Una diferencia de productos, pero también de escala. Indra cuenta con más de 56.000 empleados e ingresó (en 2023) más de 4.300 millones de euros. Escribano (EM&E) facturó unos 115 millones de euros ese mismo año y una plantilla de 1.300 empleados. Y también de cultura empresarial, ya que las inercias en una firma como Indra, y su peso político, la hacen más compleja de liderar que una firma familiar fundada desde cero con su sello y firma en cada detalle.

Foto: Demostrador D1 del VCR 8x8 Dragón con la torre UT-30 (MDE)

"Puede que Ángel no haya gestionado una cotizada de este tamaño. Pero conoce en profundidad al sector de defensa. Es una persona de la industria, uno de nosotros. No es un cargo político, es un empresario. Ambicioso y exitoso, además", resume una fuente del sector. "Él mismo ha puesto su dinero en esto", agrega, en referencia a cómo Escribano se ha convertido en el segundo mayor accionista de Indra (14,3%), por detrás de la Sepi (28%) y por encima de en el accionariado de Indra

De hecho, Ángel Escribano es experto en uno de los asuntos más complejos, urgentes y vitales para Indra. Las dos compañías, Indra y EM&E, forman junto con GDLS/Santa Bárbara y Sapa el consorcio Tess Defense, encargado del polémico blindado Dragón 8x8. Indra va a pagar 107 millones de euros para hacerse con el control de la empresa conjunta, desatascar este programa (de más de 2.000 millones de euros) y avanzar en el plan de liderar el sector terrestre. Sin embargo, la entrega sigue acumulando demoras, pese a que se habían prometido las primeras unidades para diciembre.

Y este es un factor que está bloqueando otros contratos a los que aspira Tess, como es el vehículo de apoyo a cadenas (VAC), que podría superar los 2.000 millones. La cartera terrestre, calcula la compañía, podría llegar a superar los 10.000 millones. Pero también podría acabar con la compañía en los tribunales, como ha advertido la ministra de Defensa, Margarita Robles, que ha endurecido su tono con las compañías por las demoras.

La estrategia industrial en el dominio terrestre es una de las más cuestionadas en el sector. No solo las demoras de un diseño que ya parece superado, como el Dragón 8x8, sino la falta de un plan claro que tenga en cuenta la realidad de la militar europea.

"El Dragón es uno de los programas más grandes de defensa. Pero ni Defensa ni las compañías parecen estar pensando en reestructurarlo o cancelarlo, que podría ser lo lógico, dado que no se ha entregado ninguna unidad. Estos desarrollos no representan un avance en la autonomía estratégica de nuestro país, ni una mejora operativa clara para nuestras Fuerzas Armadas. Y esto nos aleja de ser competitivos y la posibilidad de entrar con fuerza en los consorcios europeos que ya se están moviendo", considera Iván Esteve, expero en industria militar.

Mucho dinero en juego

Murtra, que asume la presidencia de Telefónica, fue el encargado de impulsar el plan del Gobierno de Pedro Sánchez de convertir a Indra en el "campeón nacional" de la industria de defensa, siguiendo el modelo de otros grandes jugadores europeos, como Thales en Francia, BAE Systems en Reino Unido y Rheinmetall en Alemania. Su mayor éxito en este objetivo fue lograr que la compañía sea el líder nacional en el proyecto FCAS (Future Combat Air System) que España desarrolla con Francia y Alemania. Indra coordina, además, el pilar de sensores del futuro caza de sexta generación, cuyo desarrollo podría superar los 100.000 millones de euros de inversión.

Las compañías líder (Indra, Dassault y Airbus) firmaron el contrato a finales de 2022 y, en abril de 2023, los ministros de Defensa de los países socios escenificaron una presentación formal en Madrid. Querían mostrar que el programa, lastrado durante años por polémicas y retrasos, ya contaba con la voluntad política necesaria para acelerarse. Sin embargo, las empresas reconocen que todavía no se avanza al ritmo esperado.

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Mientras tanto, el pasado mes de diciembre, Reino Unido (BAE), Italia (Leonardo) y Japón (JAIEC) anunciaron una compañía conjunta para diseñar y fabricar su propio caza furtivo, el GCAP (Global Combat Air Programme), que incluye enjambres de drones e inteligencia artificial como el FCAS. Los expertos del sector llevan tiempo advirtiendo que no hay suficientes fondos o pedidos potenciales para que ambos programas sobrevivan. Más aún cuando, en paralelo, Estados Unidos y China también están en su propia carrera por la supremacía aérea. Así que muchos en la industria, como el propio consejero delegado de Airbus, creen que lo más lógico es fusionar los dos proyectos con sello europeo.

"Los gobiernos que están trabajando el el FCAS y el GCAP necesitan sentarse en algún momento, cuando tengan claro qué es lo que quieren conseguir (...) y ver qué es lo que pueden hacer mejor de forma conjunta", dijo Guillaume Faury, líder de la multinacional aeronáutica europea, la semana pasada a periodistas.

En caso de que ambos proyectos se fusionen, las negociaciones por encajar a todos estos pesos pesados en un nuevo esquema empresarial pueden ser feroces y complejas. Y, si se desarrollan por separado, las compañías participantes se verán exigidas al máximo, tecnológica, empresarial y diplomáticamente.

"Parece cuestión de tiempo que ambos proyectos se combinen de algún modo. Pero eso todavía tardará uno o dos años en pasar. Si eso pasa, las empresas que mejor hayan hecho los deberes tendrán más poder en un eventual reparto de un diseño conjunto. Para Indra, y todas las compañías españolas involucradas en el proyecto, esto es un reto enorme y hay mucho dinero en juego", apunta una fuente vinculada al FCAS.

No hace ni un año que Indra vestía de gala un pabellón de Ifema para presentar su plan estratégico 2024-2030 ante inversores, analistas y medios. Era el primero con José Vicente de los Mozos como CEO y venía imbuido con la ambición no solo de duplicar sus ingresos, sino también la de liderar —de tierra al espacio— la mayoría de los dominios de la defensa nacional. El relevo en la cúpula de la cotizada, con la salida de Marc Murtra y la entrada de Ángel Escribano en la presidencia de la cotizada, se produce en un momento crucial de esta transición. Un movimiento que ha generado expectativas (y algunos nervios) en el sector.

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