El despido de Pallete: entre el mensaje críptico de Fainé y el 'ni idea' de la ministra Montero
La ministra de Hacienda y máxima responsable de la SEPI aseguró a varios consejeros y sindicalistas que no tenía conocimiento alguno de la destitución del presidente de Telefónica
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La incredulidad gobernaba aún este domingo tras la destitución de José María Álvarez-Pallete como presidente de Telefónica. Consejeros, directivos y hasta sindicalistas seguían perplejos por las formas en las que Pedro Sánchez laminó el viernes por la tarde al primer ejecutivo de la operadora de telecomunicaciones, con la resignación pasiva de Isidro Fainé y Carlos Torres, máximos mandatarios de 'la Caixa' y de BBVA, respectivamente. Ambos han ejercido de íntimos amigos del ya expresidente. El segundo de ellos acudió incluso a la fiesta privada y familiar del sesenta cumpleaños de Pallete, celebrada hace un año en el restaurante El Filandón, a los pies del monte de El Pardo.
La sorpresa fue tal que hasta Pepe Álvarez, el líder de UGT, que en 2024 pactó el último Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en Telefónica, llamó el sábado por la mañana a María Jesús Montero, vicepresidenta del Gobierno, para preguntarle si la información exclusiva que había publicado esa mañana sobre el cese inmediato de Pallete era cierta. Según confirman algunas fuentes, la responsable de Hacienda le respondió que no sabía nada, que quitarse de encima por las bravas a Pallete no estaba en su hoja de ruta. Recordemos que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) depende de su Ministerio, que es la SEPI la que tiene el 10% de Telefónica y que es a propuesta suya que se designa a Marc Murtra como presidente. En otras palabras, que si ella no tenía noticias, lo que contaba este periódico debía ser, ya saben, un bulo.
Sin embargo, Pallete, que apenas informó a sus más allegados el viernes por la noche de que en Moncloa le habían dado el finiquito, fue comunicando en la mañana del sábado que, efectivamente, había sido destituido tras recibir una llamada la tarde anterior, después de mantener una comida de trabajo en su despacho de Las Tablas, la sede de Telefónica, en el norte de Madrid. Más aún, que le obligaban a presentar su dimisión aplicándole la ley sumaria de los estatutos de la compañía por orden de los accionistas principales. Es decir, el Gobierno, con el respaldo y silencio de 'la Caixa' (10%), de BBVA (4,7%) y de Saudi Telecom Company (otro 10%).
El desconocimiento de María Jesús Montero pone de manifiesto, por si no estaba claro, que la decisión fue adoptada personalmente por Pedro Sánchez. El presidente socialista se lo comunicó, según indican otras fuentes, el jueves a Isidro Fainé, que días antes aseguraba que Pallete, al que consideraba casi como un hijo, tenía su respaldo. El mensaje de Fainé venía con una coda: le apoyaba al 100% siempre y cuando él se sintiera "con fuerzas para seguir siendo presidente". Una frase que, en el lenguaje de la curia vaticana y en los cenáculos del Ibex, puede llegar a interpretarse como una casi sentencia de muerte.
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Ni Pallete ni su círculo más cercano quisieron hacer esa interpretación. De hecho, el aún presidente de Telefónica había estado el 10 de enero en Segovia en una reunión con la cúpula directiva de Telefónica España, animándoles a seguir adelante, a continuar con la mejora de las cifras y a seguir robando clientes a Masorange y a Vodafone, algo que no sucedía desde hacía años.
Lo que le duele al ya expresidente y lo que no entienden los consejeros y directivos son las formas. Porque el Gobierno podía haber esperado al consejo ordinario previsto para el 29 de enero. O a la próxima junta general de accionistas, que se celebrará a principios de abril. Especialmente para darle la oportunidad de presentar una renuncia voluntaria vestida de los habituales motivos personales, fin de ciclo, nueva etapa y ese tipo de justificaciones habituales. Pero fue el viernes, con la ejecución sumaria en el consejo extraordinario del sábado, al que tan solo seis de sus miembros asistieron presencialmente. El resto, por las prisas o por estar fuera, inclinaron el pulgar hacia abajo detrás de una pantalla.
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Curiosamente, este miércoles, un representante de Telefónica y otro de Indra, la empresa de la que proviene Marc Murtra, el nuevo primer ejecutivo, tienen que acudir al juzgado a declarar por qué le hicieron un software gratis a la mujer de Pedro Sánchez para su cátedra de la Complutense. Tendrán que explicar ante el juez a qué se debió semejante generosidad y, sobre todo, por qué tanto Pallete como Murtra recibieron personalmente a Begoña Gómez, que no dejaba de ser una consultora más, vendiendo esas cosas tan etéreas de la transformación social, el desarrollo sostenible y el impacto en la sociedad. Cosas que suenan bien, pero se cobran mejor.
Pallete ha demostrado tanta elegancia en su ejecución que no desvelará quién le pidió que recibiera a la señora de Pedro Sánchez, al que ayudó personalmente a ganarle la secretaría general del PSOE a Susana Díaz y a hacerse con Prisa, su bastión informativo. Salvo que el juez le llame a declarar, como van a pedir algunas de las partes personadas en la causa. Si antes, otra casualidad, no entra en vigor la nueva ley con la que Moncloa quiere acabar con estos casos que tanto incomodan al patrón del PSOE.
La incredulidad gobernaba aún este domingo tras la destitución de José María Álvarez-Pallete como presidente de Telefónica. Consejeros, directivos y hasta sindicalistas seguían perplejos por las formas en las que Pedro Sánchez laminó el viernes por la tarde al primer ejecutivo de la operadora de telecomunicaciones, con la resignación pasiva de Isidro Fainé y Carlos Torres, máximos mandatarios de 'la Caixa' y de BBVA, respectivamente. Ambos han ejercido de íntimos amigos del ya expresidente. El segundo de ellos acudió incluso a la fiesta privada y familiar del sesenta cumpleaños de Pallete, celebrada hace un año en el restaurante El Filandón, a los pies del monte de El Pardo.