Florentino vs Sánchez-Galán en la Casa Blanca: jaque a Iberdrola y oportunidad para ACS
El nuevo inquilino de la Casa Blanca promete frenar la apuesta por las energías renovables. Por otro lado, se espera un 'megaplan' de infraestructuras para renovar el país
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fcb7%2F7c2%2Fec5%2Fcb77c2ec5f2bfbb6020bd8392961e303.jpg)
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca divide a las grandes empresas españolas. Su segundo mandato llega como un riesgo para las energéticas y una nueva oportunidad para las constructoras. Trump ha dejado claro en su campaña que quiere acabar con las ayudas a las energías renovables que puso en marcha Joe Biden, una alerta para empresas como Iberdrola, y la necesidad de Estados Unidos de rejuvenecer sus infraestructuras, un plan que da alas a compañías como ACS.
Donald Trump planea seguir, ahora con más apoyo institucional, las políticas implementadas durante su primer mandato de 2017 a 2021. El foco que recogen todas las casas de análisis está en el recorte de impuestos, la reducción del exceso regulatorio de la era Biden y la revisión de la estrategia comercial del país. Por sectores, el foco está en el apoyo a la poderosa industria de combustibles fósiles estadounidense y en reactivar un plan de infraestructuras en un país que tiene un déficit de carreteras, necesita modernización en obras civiles como puentes y donde el sector de transporte necesita conectar grandes extensiones de terreno.
En 2017, el magnate anunció una inversión en 10 años de 200.000 millones de dólares en carreteras, puertos o aeropuertos. Una estrategia que se quedó en el aire. Biden no acabó con ese plan. El último presidente subió la apuesta hasta los 550.000 millones para gastar en una década en este tipo de infraestructuras.
Una tendencia que empresas como Acciona, FCC, Sacyr, OHLA o el Grupo San José quieren que continúe. Ferrovial, ya considerada más americana que española desde mayo de 2024 por vender sus acciones en el Nasdaq, quiere aprovechar este estatus para ganar más concesiones en el terreno y competir con la multitud de filiales del Grupo ACS, que ya genera en el país un 56% de sus ventas anuales, 18.837 millones de euros.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fb99%2F620%2Fdeb%2Fb99620debad1c696ee938e278b40c9f3.jpg)
"Hablamos de un país estable que, además de la Administración central, tiene estados muy comprometidos en modernizar sus ciudades y conexiones. Allí, nuestras empresas, de la mano de sus respectivas filiales, tienen un gran reconocimiento", señalan con prudencia a este medio desde el sector. Sus estimaciones apuntan a que cerca del 40% de las obras que se hacen en el territorio se realizan por parte de las empresas españolas y, por otro lado, a la espera de que se presenten los resultados de 2024, algo menos del 50% de su facturación fuera de España llega de Estados Unidos.
Trump cierra el grifo a las renovables
La otra cara de la moneda de Trump es su intención de deshacer la estrategia de Biden con su Ley de Reducción de la Inflación (IRA), un plan que arrancó con la guerra de Ucrania y que pretendía controlar la subida de precios impulsando la transición hacia energías limpias y la reducción de emisiones de carbono. Un plan que Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola) o Josu Jon Imaz (Repsol) señalaron desde 2022 que se debe replicar en Europa.
Porque, además de captar su atención, este plan ha captado su dinero. En su plan estratégico 2024-2026, Iberdrola despliega inversiones por valor de 36.000 millones, de los cuales 12.000 millones tienen como destino Estados Unidos. Por su parte, Repsol presentó un desembolso de 4.700 millones a la mayor economía del mundo, el 25% del total de su hoja de ruta hasta 2027, para crecer en su mayoría en el negocio de las energías 'verdes'.
La empresa de Sánchez Galán también tiene pendiente encontrar un socio para vender el 49% de su negocio de redes en el país y está a la espera del último paso administrativo para comprar el 100% de su filial en Estados Unidos, Avangrid. Josu Jon Imaz también batalla con sus socios de la estadounidense Hecate Energy para hacerse con el control total de su filial y busca un gran aliado que entre en el capital de su filial renovable para seguir comprando activos en el país.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F8e3%2Fc73%2Fc4a%2F8e3c73c4a419ba41df2de4850afdc43c.jpg)
Los dos gigantes energéticos españoles son una avanzadilla del foco en Estados Unidos del sector español. Naturgy o Acciona miran a este país como una gran oportunidad. Aunque este panorama puede cambiar. "El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca tiene importantes repercusiones para la política energética y climática de EEUU, como ya las tuvo su primer mandato, y supone una clara ruptura con la administración demócrata saliente", explican los expertos del Real Instituto Elcano. "En política energética se espera un fuerte apoyo al sector de los hidrocarburos, reduciendo la regulación ambiental y facilitando la exploración y producción en tierras federales", añaden.
El foco sobre todo está en las denominadas 'tecnologías renovables menos maduras', donde las ayudas derivadas de la IRA impulsan hasta encontrar su rentabilidad. El ejemplo de estos negocios son la eólica marina, donde su rentabilidad está todavía lejos de lo deseado en el país, o el hidrógeno verde. La eólica terrestre y la energía solar fotovoltaica son los activos con menor foco de estas ayudas. "No se prevén grandes cambios en la política nuclear, pero sí en la de infraestructuras. La nueva administración favorecerá nuevos oleoductos y gasoductos postergados por los demócratas y no será tan proactiva en fomentar el desarrollo de las redes eléctricas", detallan desde el Real Instituto Elcano.
El sector energético español afirma a El Confidencial que "todavía es pronto" para valorar cómo les afecta la nueva llegada de Trump a uno de sus mercados 'fetiche'. Los accionistas sí lo tuvieron claro, ya que el día después de la victoria del republicano se lanzaron a recoger beneficios, provocando fuertes caídas en sus valores. Los próximos meses dirán si fue un acierto o sobrevaloraron la influencia del nuevo inquilino de la Casa Blanca.
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca divide a las grandes empresas españolas. Su segundo mandato llega como un riesgo para las energéticas y una nueva oportunidad para las constructoras. Trump ha dejado claro en su campaña que quiere acabar con las ayudas a las energías renovables que puso en marcha Joe Biden, una alerta para empresas como Iberdrola, y la necesidad de Estados Unidos de rejuvenecer sus infraestructuras, un plan que da alas a compañías como ACS.