La central de Almaraz está desahuciada: ni el Gobierno ni sus dueños quieren parar el cierre
Un plataforma ciudadana, con algún alcalde del PSOE al frente, preparan varias jornadas de protestas para frenar la decisión. Iberdrola, Endesa y el Ministerio mantienen su posición
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No hay marcha atrás. La central nuclear de Almaraz empezará a enfriarse este año para dejar de producir electricidad, definitivamente, en 2027. Los alcaldes de los municipios afectados y los trabajadores apuran las últimas semanas para movilizarse bajo el lema 'Sí a Almaraz, sí al futuro'. Una presión que, salvo milagro, no cambiará el acuerdo de cierre firmado en 2019. El Gobierno y sus propietarios, Iberdrola y Endesa, mantienen su plan. Almaraz será el primero de los cinco cierres que dejarán sin energía nuclear a España en 10 años.
“Se especula que Iberdrola y Endesa han solicitado, de forma oficial, tres años más para la central”, defiende uno de los trabajadores de Almaraz a El Confidencial. Un rumor que se extiende por la región y que desde el Ministerio para la Transición Ecológica desmienten de forma rotunda. Las empresas tampoco confirman esa petición. Este 'bulo', alimentado por algunas organizaciones, se basa en el tiempo que necesitan las empresas para rentabilizar la última subida de la ‘tasa Enresa’, el impuesto con el que se paga este costoso cierre nuclear, y en su esperanza de que un posible cambio de Gobierno en las próximas elecciones variaría la sensibilidad de Moncloa con las nucleares.
Pero no hay ningún avance. El actual Ejecutivo, antes con Teresa Ribera y ahora con Sara Aagesen a la cabeza de los asuntos energéticos, no ve en las nucleares una energía de futuro en su ‘hoja de ruta verde’. El Ministerio ha defendido en estos años que los plazos de cierre previstos en el protocolo firmado en 2019 son muy relevantes para su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), donde se prevé la sustitución progresiva de la generación de las centrales que cierren por renovables.
Por ello, ni Ribera ni Aagesen han tenido voluntad de sentarse a renegociar con Iberdrola y Endesa, los dos grandes propietarios de las centrales junto con Naturgy y EDP. Cada vez aparecen más voces autorizadas que piensan que esa postura es un error que España puede pagar caro. Porque lo que se sabía en 2019 no es lo mismo que en 2024. “El PNIEC hace una previsión que puede cumplirse, o no”, afirma Jordi Sevilla, exministro socialista y expresidente de Red Eléctrica, en un reciente informe que ha realizado con su equipo de la consultora LLYC.
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Sevilla y su equipo defienden la necesidad de respetar las instalaciones actuales, tal y como sugiere el famoso ‘informe Draghi’ o la propia Teresa Ribera en su salto a la política europea. “¿Y si en 2030 las renovables no han llegado a los porcentajes previstos, pero ya tenemos cuatro plantas nucleares cerradas: Almaraz I y II, Ascó I y Cofrentes? ¿Cómo se garantiza, entonces, el suministro eléctrico si no es recurriendo a más gas con sus correspondientes emisiones?”, pregunta el equipo de LLYC. Una incertidumbre que en algo tan estratégico como la seguridad de suminsitro de un país es "realmente peligroso".
Una cuestión de dinero
Las grandes energéticas tampoco quieren alargar la vida de las nucleares. O, por lo menos, así lo expresan oficialmente. Iberdrola o Endesa nunca han remitido un solicitud formal al Gobierno para extender la vida útil ni de Almaraz ni de los otros cinco reactores. Como confirman todas las partes, eso es así y así seguirá siendo si no se mejora la situación. Iberdrola y Endesa sí reconocen, de forma extraoficial a través de sus organizaciones o en privado, que con algunos ajustes del escenario actual sí se sentarían a negociar. Esos ‘ajustes’ son principalmente económicos porque las cuentas no les salen.
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Los datos que maneja la consultora PwC respaldan estos problemas de rentabilidad de las centrales. Las expectativas que manejan del mercado de la electricidad no hacen viable el parque nuclear, principalmente, por las reiteradas subidas de impuestos. El negocio nuclear tiene una fiscalidad que se ha incrementado en más de un 70% en los últimos cinco años, y entre 2025 y 2035 representará más del 40% de sus costes totales.
Pero el tema económico va más allá de la fiscalidad. El Consejo de Seguridad Nuclear, que es el responsable de autorizar lo que el Gobierno y sus dueños decidan, exige una serie de inversiones para extender estas centrales. Esta obligación provocó que Iberdrola, el máximo propietario de Almaraz, decidiera en 2019 reducir de 10 a 8 años la ampliación de la vida de central porque ya entonces veía problemas de rentabilidad en este negocio si ampliaba dos años más.
Es decir, una bajada de impuestos y un Estado que ponga de su parte animaría a las energéticas cambian de opinión. Esto es lo que ha sucedido en Bélgica. El Gobierno belga cedió ante los dueños, en su caso la energética Engie, extender la vida útil de dos reactores asumiendo una participación pública del 50% en la central, dando unas garantías públicas adicionales, una inversión añadida de 15.000 millones para la gestión de residuos y una tarifa asegurada por el Estado de 85 euros el megavatio hora que triplica la previsión de precio de la electricidad del PNIEC en 2030. Un pacto que sirve a los detractores de la nuclear que la opción de extender la vida de las centrales es directamente "una ruina".
¿Qué pasará cuando toque Cataluña?
Las posiciones a día de hoy están tan rígidas que la central de Almaraz se da por desahuciada en Madrid. Sobre todo, porque tiene menos de seis meses para realizar compras de combustible y activar las inversiones necesarias para extender su vida de forma segura. Así lo sienten los trabajadores que ven que el único departamento de Almaraz que tiene una hoja de ruta para los próximos años el Departamento de Transición de activos, unárea creada ex profeso para realizar el enfriamiento y desmantelamiento.
La Plataforma "Sí a Almaraz, Sí al futuro" se muestra más optimista. "La respuesta a la movilización está siendo muy positiva y en ella tanto PSOE como PP comparten pancarta", explican a este medio. No obstante, si dueños y Gobierno no se mueven, la central extremeña se apagará definitivamente en 2027, con su correspondiente impacto económico en la región y de suministro eléctrico en otros lugares como Madrid.
Iberdrola y Endesa no han pedido extender la vida útil ni de Almaraz ni de los otros reactores
El siguiente turno será Ascó y Vandellós. Las dos centrales tarraconenses, en las que Endesa es mayoritaria, producen la mitad de la electricidad de Cataluña. La dependencia de Endesa de esos tres reactores y el peso de la política catalana en el mapa nacional invitan a pensar que esa será otra batalla. Algo que también afectará a la central valenciana de Cofrentes de Iberdrola, que aprovechará ese debate al tener un calendario similar.
La esperanza de Almaraz es que el ruido en las próximas semanas, principalmente político, sea tal que Pedro Sánchez y su equipo tengan que tender la mano a los dueños de las centrales. Ese es el motivo por el cual las empresas animan en la sombra, sin participar de manera directa, unas protestas que se vivirán a las puertas de la central extremeña pero que esperan que calen en todo el país.
No hay marcha atrás. La central nuclear de Almaraz empezará a enfriarse este año para dejar de producir electricidad, definitivamente, en 2027. Los alcaldes de los municipios afectados y los trabajadores apuran las últimas semanas para movilizarse bajo el lema 'Sí a Almaraz, sí al futuro'. Una presión que, salvo milagro, no cambiará el acuerdo de cierre firmado en 2019. El Gobierno y sus propietarios, Iberdrola y Endesa, mantienen su plan. Almaraz será el primero de los cinco cierres que dejarán sin energía nuclear a España en 10 años.